Capítulo 58: "Siguiente nivel"

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-¿Se supone que las pijamadas son así?-inquirió el rubio mirando con curiosidad todos los dulces y bolsas de frituras que Roy había dejado sobre la cama donde él estaba sentado con sus piernas cruzadas-adquiriremos azúcar y colesterol si nos comem...

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-¿Se supone que las pijamadas son así?-inquirió el rubio mirando con curiosidad todos los dulces y bolsas de frituras que Roy había dejado sobre la cama donde él estaba sentado con sus piernas cruzadas-adquiriremos azúcar y colesterol si nos comemos todo esto.

-La idea es vivir el miedo de que eso pase, aunque hay un dos por ciento de posibilidad de que ocurra si consideramos que suelo comer casi lo mismo la mayoría de los fines de semana-contestó aún sacando de la bolsa del supermercado más envolturas de frituras.

-No voy a preguntar de dónde sacaste dinero para todo esto.

-Claramente tengo ahorros para usar en ocasiones que lo ameriten-apostilló con una sonrisa orgullosa dejando en la cama el último dulce, antes de que el celular sobre su escritorio lleno de papeles con dibujos, empezara a vibrar.

Roy frunció el ceño y fue a responder la llamada mientras Conan tomaba un dulce y lo desenvolvía para empezar a comerlo con inseguridad.

-Hola, samantha-la sola mención de aquella chica opacó por completo lo bien que se estaba sintiendo aquel dulce en su boca y la atmósfera de familiaridad que se había estado presentando entre los dos, quiso hacer un gesto de desagrado pero decidió que era mejor reprimir su molestia al tiempo que caminaba hacia el escritorio del castaño y este último, caminaba hacia la ventana conversando con la chica.

-Bueno, estoy ocupado. Ya hice planes con Conan esta noche-dijo Roy, el rubio sonrió en su fuero interno removiendo las hojas sobre el escritorio. Los dibujos eran básicos pero bonitos, paisajes, bocetos de manos, de ojos y la imagen de un chico con el cabello revuelto que miraba al frente con una sonrisa.

Conan frunció el ceño, sintiendo aquellas facciones tan familiares que podía jurar que se trataba de él mismo, plasmado en un papel. Se sonrojó un poco ante la sola idea hasta que debajo de esa encontró otro dibujo. Frunció las cejas levemente, viendo lo similar que era aquella animación a los rasgos de ella, de Samantha. Era un boceto de una chica que sonreía hermosamente, sus cabellos largos y lisos caían por sus hombros y tenía tantos detalles que de repente se sintió celoso.

Era obvio, ese era un retrato de Samantha y contuvo el impulso de arrugar ese maldito papel y lanzarlo a la basura.

-¿Qué estás...?-de repente la hoja fue arrebatada de golpe por Roy, quien aún tenía el celular en el oído. Conan frunció las cejas volteando a verlo esconder la imagen con los labios apretados.

-¿Qué pasa?-inquirió el rubio, sin emoción en la voz-¿no puedo ver?

Roy tensó la mandíbula alzando la vista para mirarlo y sin esperar una respuesta por su parte, el rubio tan solo le sonrió como pudo para aparentar normalidad y se dirigió al baño, encerrándose allí por unos segundos para recobrar los sentidos.

Odiaba sentirse así, odiaba que le doliera, odiaba perder a alguien que nunca había tenido, odiaba... Odiaba querer a Roy Beckman, porque le dolía.

 Odiaba querer a Roy Beckman, porque le dolía

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Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora