Capítulo 35: "Mamá, me escapé con Roy"

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Cuando ambos estaban lo suficientemente lejos de aquella casa, se detuvieron en un parque natural donde el sol resaltaba el verde del césped y el de las hojas de los árboles imponentes

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Cuando ambos estaban lo suficientemente lejos de aquella casa, se detuvieron en un parque natural donde el sol resaltaba el verde del césped y el de las hojas de los árboles imponentes. Roy suspiró sacudiéndose el cabello luego de haberse quitado el pasamontañas mientras caminaba hacia la sombra de un árbol y se tiraba en el suelo, extendiendo sus brazos en el mismo con una sonrisa y los ojos cerrados.

Conan le lanzó el pasamontañas que se había quitado en el camino y Roy se rió abriendo los ojos para verlo desde abajo.

—Estás más loco que una cabra—masculló sentándose a su lado aún con el corazón a mil.

—Lo sé—Conan le lanzó una mirada furtiva antes de que el castaño lo jalara hacia el piso, haciéndolo acostar a su lado entre resoplidos.

—Quisiera ver cuán tranquilo estarías si nos hubieran perseguido y peor, atrapado—Roy se rió con diversión por su tono refunfuñón—¿ya te sientes mejor?—inquirió cruzándose de brazos al tiempo que perdía la mirada en el cielo despejado.

—Para tu sorpresa, sí, muchísimo—sonrió mirando el perfil del rubio, este se obligó a mantener sus ojos en el cielo para no mirar hacia Roy, de reojo lo veía cerca, sus hombros se tocaban y su pecho había dejado de latir por la adrenalina para empezar a hacerlo por razones que no debería.

—Gracias por acompañarme—susurró aún mirando al rubio distraído con las nubes que en el cielo pululaban, sus ojos oliva viéndose casi cristalinos desde ahí ante la luz del día.

Conan sonrió divertido.

—Es la locura más grande en la que me he involucrado—comentó y volteó a verlo, siendo atrapado por los ojos oscuros del castaño que lo observaban con atención y una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.

—Conmigo todo es una locura constante, deberías acostumbrarte—Conan se rió entre dientes, achicando sus ojos ante sus mejillas abultadas y Roy sintió que su pecho se aceleraba. Maldición, estaba tan cerca, tan a su alcance.

—A veces siento que no puedo seguirte el ritmo, Roy Beckman—se rió de nuevo, decidiendo volver la mirada al cielo para no sentir que sus mejillas se sonrojaban ante la mirada escrutante y brillante que en sus ojos era palpable.

—Esta fue tu prueba ¿sabes? me sorprende que la hayas pasado sin problema.

—Oh vaya, entonces no estabas enfrentando nada, solo poniéndome a prueba—dijo el rubio con ironía.

—Sí y no, solo aprovechaba la situación para ponerte al límite y ver como reaccionabas—Conan rodó los ojos.

—Por cierto, vaya manera de enfrentar, casi no noté que estabas enojado con tu padre—comentó con sarcasmo, Roy se carcajeó, el sonido de aquello obligándolo a reírse con el.

—Soy un poco extremista, debo admitir—suspiró poniendo su brazo debajo de su cabeza—pero fue una buena manera de soltar lo que me guardaba sin tener que enfrentarlo o decírselo a él directamente.

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora