El castaño terminó de empacar sus cosas en su mochila con la vista baja, en los asientos traseros Dan y León lo observaban algo preocupados. Su amigo llevaba días luciendo silencioso, triste y cabizbajo, pero ese día había llegado con los ojos rojos siendo esto evidencia de que había estado llorando. Aquello simplemente había despertado las alarmas de los chicos, quienes ya estaban seguros de que lo que sea que estuviera ocurriendo era algo más serio de lo que pensaban.
Por lo que decididos, lo siguieron fuera del aula y sin previo aviso lo tomaron del brazo para hacerlo desviar de su rápido camino hacia la salida y poder llevarlo al patio de la escuela, cerca de la cancha de fútbol.
Una vez allí, Roy no tuvo que preguntar por qué lo hacían, sabía que les debía muchas respuestas.
—Bien, Roy. Sé que estás pasando por un mal momento justo ahora y hemos sido lo suficientemente pacientes para no acercarnos y llenarte de preguntas al respecto, pero ya ha sido casi una semana desde que estás así, y ya no podemos con la preocupación—comentó Dan con rapidez, el castaño frunció los labios desviando la mirada.
—Y está bien si quieres golpearnos o descargar tu ira en nosotros, tan solo con que dejes salir todo y nos cuentes qué es lo que ocurre es suficiente—añadió León con solemnidad, Roy alzó ambas cejas mirándolos incrédulos.
—¿Entonces puedo golpearlos dices? —inquirió en tono macabramente taciturno. Ambos chicos se miraron el uno al otro queriendo pretender que seguían tan valientes como al principio, aunque la idea no les gustara del todo.
—Bueno, tal vez primero debas contarnos qué pasa y luego decides si quieres golpear algo—dijo León con positivismo, encontrando una posible solución a la situación. Roy medio sonrió sacudiendo la cabeza.
—Roy, —se acercó el moreno palmeándole el hombro—viejo, estamos aquí para ti. Cualquier cosa que esté ocurriendo... Quizá no seamos de mucha ayuda, pero si necesitas hablar...
—Es cierto —se acercó León con una sonrisa—además, ya superé el hecho de que le hayas dicho a Dan primero sobre tu relación con Conan, así que todo bien.
—¡Que yo me enteré solo, joder! ¿Cuánto te lo tengo que repetir? —replicó el moreno, frustrado.
—Pues lamento no tener el intelecto tan desarrollado como el tuyo y no ser el preferido de todos, señor sabelotodo.
—¿Y así dices que ya superaste eso? Mírate, ni siquiera porque nuestro amigo está mal eres capaz de dejar a un lado tus rencores.
—¡No estoy siendo rencoroso! ¡Solo soy sensible!
Roy medio se rió viéndolos discutir por unos segundos más antes de que Dan cortara el tema y se fijara de nuevo en su amigo, preocupado.
—En fin, antes de que León volviera con su sensibilidad solo queríamos decirte que puedes confiar en nosotros. Quizá no podemos ayudar mucho, pero si te sirve de algo, puedes desahogarte con nosotros—le palmeó la espalda con una sonrisa, León asintió con la cabeza estando de acuerdo.
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Mi Chico Revoltoso
RomanceConan Freeman vive bajo las reglas de unos padres egoístas que solo quieren aceptación social y mantener su estatus de familia honorable a costa de la pulcritud con la que han criado a su hijo; Roy Beckman le importa poco lo que piensen de él y solo...