El moreno le extendió a Conan un vaso de plástico que contenía un líquido rojo de dudosa procedencia, al agarrarlo y olfatearlo disimuladamente pudo sentir el aroma de algún tipo de fruto rojo que seguro estaba mezclado con el dichoso alcohol puro que vaciaban en sus bocas.
Por orden de Roy, habían buscado algún jugo para mezclar y de este modo, que Conan pudiera beber sin emborracharse tan rápido. El rubio no estuvo de acuerdo, pero tampoco se quejó, de todos modos estaba bebiendo aquello solo por su terquedad en demostrarle a Roy que sí podía con esas cosas. Aunque ya no estaba tan seguro de eso.
—Adelante, mi querido amigo, ¿o quieres más alcohol?—inquirió León con una sonrisa traviesa meneando la botella con diversión.
—León—advirtió Dan.
—Roy no se enterará, está muy ocupado buscando entre mar y tierra jugo para mezclar porque no quiere que Conancito beba alcohol puro—se burló, el rubio se sonrojó por la vergüenza de ese hecho y bufó.
—Es cierto, échame más—león celebró ante la valentía de su nuevo amigo y vertió más alcohol, la bebida soltó un aroma incluso más fuerte.
Dan negó con la cabeza, antes de que Roy exclamara llegando hasta ellos dándose cuenta del momento en que León le echó más alcohol a la bebida de Conan.
—¡Maldición, chicos!—exclamó mirando a sus amigos con gesto de molestia antes de arrebatarle el vaso a Conan—les dije que no le echaran más alcohol, por algo estoy buscando algo con que mezclarlo, joder. ¡Él no es como ustedes, par de alcohólicos!
—Oh, vamos, no es un niño, Roy. Sabe muy bien lo que quiere—comentó el de mechas rosadas, con hastío mientras Dan se reía por lo cómico que su amigo se estaba volviendo con la situación.
—Eso es cierto—exclamó Conan, luciendo indignado e inseguro al quitarle el vaso de nueva cuenta—¿qué? ¿Acaso crees que yo no puedo con una jodida bebida alcohólica? ¡Te recuerdo que no soy el niño de la biblia!
Y con eso se bebió de un golpe la bebida, sin esperar que esta tuviera un grado de alcohol que terminó raspándole la garganta y haciéndolo gruñir de dolor al tiempo que siseaba.
Roy rodó los ojos bufando ruidosamente.
—¿Terminaste? ¿Fue divertido?—inquirió con sarcasmo—muy bien, entonces ya que probaste tu valentía ahora vámonos a la tienda de campaña, ya es suficiente por hoy—Conan se apartó del agarre que Roy intentó poner sobre su brazo con gesto aún de indignación.
—¡No soy un niño, me puedo ir a dormir cuando quiera!—exclamó y Roy se revolcó el cabello, frustrado.
—Tus padres no estarán felices si se enteran de esto, Conan. ¡No hagas ninguna tontería por tu jodido orgullo!—masculló entre dientes, agotado.
Conan apretó la mandíbula, retándolo con la mirada antes de dirigirse al rubio de mechas pintadas que bebía cómodamente de su vaso.
—León—este lo miró algo distraído—quiero otro trago.
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Mi Chico Revoltoso
RomanceConan Freeman vive bajo las reglas de unos padres egoístas que solo quieren aceptación social y mantener su estatus de familia honorable a costa de la pulcritud con la que han criado a su hijo; Roy Beckman le importa poco lo que piensen de él y solo...