Capítulo 78: "Dame tiempo"

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—Entonces

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—Entonces... ¿No estás enojada o siquiera indignada?—inquirió Roy sentado al lado de Conan quien no apartaba sus ojos analíticos sobre la muchacha que tenían enfrente.

—¿No nos acusarás con nadie?—preguntó Conan entrecerrando los ojos.

—¡Claro que no! ¿Cómo creen?—se negó la castaña indignada— si ustedes no lo han contado ¿por qué yo lo haría?

Roy y Conan se miraron dubitativos.

—¡Vamos, chicos! No se preocupen. De mí no saldrá nada, yo los apoyo—comentó emocionada.

—¿Por qué lo haces?—preguntó Conan, desconfiado—la mamá de Roy te quiere como nuera.

Roy rodó los ojos.

—Bueno, a decir verdad yo no pienso en Roy de ese modo. Desde la última vez cuando me iba a mudar y me confesé a él me convencí de que no tenía esperanzas y aunque sus padres y mis tíos nos quieran juntos, ya no es lo mío—contó con una sonrisa.

De inmediato, Conan respingó en su lugar, enfocándose en una sola frase de lo dicho por la chica y volteó hacia Roy con el ceño fruncido.

—No me habías dicho que le gustabas a Amelia antes—acusó y Roy se encogió de hombros.

—No creí necesario mencionarlo—Conan bufó desviando la vista.

—¿Y desde cuándo están saliendo?—preguntó Amelia entusiasmada y Conan se tensó removiéndose en su asiento.

—Bueno, en realidad....—Roy lo miró con curiosidad por la duda en sus palabras—nosotros no…

—¿Nosotros no qué?—escupió Roy frunciendo el ceño. Conan se encogió en su asiento sin atreverse a mirarlo.

Amelia los miró a ambos, la tensión casi cortándose al menor esfuerzo.

—¿Entonces no están saliendo?—inquirió extrañada.

—No lo sé, ahora también me lo estoy preguntando—comentó el castaño, mirando con indignación al chico a su lado que lucía abrumado.

—Roy, tú sabes que...—volteó hacia él, preocupado, diciéndole con los ojos lo que tanto temía decir y el aludido entendió el mensaje enseguida.

Apretó la mandíbula, frunciendo los labios, luego solo sonrió sin gracia desviando la vista.

—Entiendo—musitó y se levantó de su lugar, alejándose a zancadas con aturdimiento mientras Conan suspiraba pesadamente y se pellizcaba el puente de su nariz.

—Bueno, presiento que no debería volver a mencionar ese tema—comentó Amelia, incómoda. El rubio apretó los labios entre sí, desviando la vista—pero quisiera saber qué pasa en realidad. ¿Por qué no aceptas que están juntos?

—Es...—apretó los párpados—complicado, Amelia. Hay muchos factores involucrados además del evidente cariño que nos tenemos—murmuró, sonrojado. Amelia sonrió con ternura.

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora