—¡Apresúrate, tu madre fue incluso más rápida que tú! Y precisamente eres quien se va a graduar—lo regañó Dan con impaciencia, sosteniendo su birrete en una mano mientras veía a Roy ponerse la túnica de graduación encima de su traje.
—¡No me presiones!
—¿Cómo no hacerlo? Tuviste toda la mañana para prepararte, ¡ya todos deben estar allá!
—Díselo a mamá, me pidió que la acompañara al salón de belleza y estuvieron dos horas con su cabello—se quejó bufando al tiempo que se dirigía hacia la salida del cuarto.
—¡Tu birrete, torpe! —exclamó Dan rodando los ojos mientras se alejaba para bajar las escaleras con rapidez.
Roy corrió de vuelta y tomó el susodicho encima de su escritorio mirando por unos segundos el dibujo pegado en su pared, donde los bocetos a lápiz mostraban el rostro de alguien durmiendo preciosamente.
Su pecho se oprimió un poco y suspiró frunciendo los labios, para alejarse acto seguido y cerrar la puerta tras de él.
—¡Corre, Roy! ¡Solo te faltaba el birrete, ¿qué tanto tardas?!—lo apremió Dan desde el puesto de piloto en el auto que sus padres le habían regalado como presente de graduación, dentro de este su mamá y León se hallaban mirando al castaño que bajaba las escaleras del porche con gesto de agotamiento.
—¡Ya deja de apurarme! —exclamó abriendo la puerta con irritación, sentándose al lado de su madre en los asientos de atrás.
—¡Wujuu, estamos listos para despedirnos del infierno de secundaria! —exclamó León en el puesto de copiloto aplaudiendo con entusiasmo.
—Sí, para entrar al infierno de la adultez—repuso Roy con pesimismo mientras su mamá le quitaba el birrete para acomodarlo en su cabeza.
—Hoy deja a un lado tus palabras de perro amargado, ¡hay que disfrutar! —Roy rodó los ojos, resoplando.
—Por cierto, Roy...—su madre llamó su atención, por lo que la miró—algo llegó para ti en el buzón de correos.
El castaño frunció el ceño, extrañado.
—¡Es cierto! —afirmó León volteando sobre el asiento con emoción—dásela, mamá Beckman, quiero saber quién es el remitente.
—¿Qué es? —inquirió Dan, mirándolos por el espejo retrovisor mientras conducía.
—Es cierto ¿qué podrían enviarme? ¿Estás segura de que no es una demanda por algún daño y perjuicio a alguna propiedad? Tengo antecedentes parecidos—cuestionó Roy nervioso, sintiendo los latidos de su corazón avisándole de algo que era obvio.
—No lo sé, míralo tú mismo—le dijo su madre, extendiéndole un sobre blanco con estampillas de la oficina de correos de portland y... Londres.
¿Londres? ¿Podrá ser...?
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Mi Chico Revoltoso
RomanceConan Freeman vive bajo las reglas de unos padres egoístas que solo quieren aceptación social y mantener su estatus de familia honorable a costa de la pulcritud con la que han criado a su hijo; Roy Beckman le importa poco lo que piensen de él y solo...