Capítulo 56: "Silencio"

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En esos días ni siquiera los libros lograban brindarle la dopamina que necesitaba, leía sin emoción, sin sentir una pizca de gracia en las partes graciosas, ni sonrojos en las partes donde los protagonistas lograban consumir sus pasiones…

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En esos días ni siquiera los libros lograban brindarle la dopamina que necesitaba, leía sin emoción, sin sentir una pizca de gracia en las partes graciosas, ni sonrojos en las partes donde los protagonistas lograban consumir sus pasiones…

No había nada, solo el imperceptible fantasma de un revoltoso y molesto chico que no se hallaba a su lado, irrumpiendo en sus momentos de tranquila lectura con sus chistes malos y sus repetitivos "estoy aburrido" para llamar su atención.

Estaba solo después de un tiempo soportando la presencia de Roy, eso estaba bien, debería sentirse aliviado de poder leer en paz, pero de pronto no disfrutaba de esos párrafos que antes le brindaban tanta felicidad en su pequeña burbuja.

Ahora la realidad se interponía en su momento de paz, la realidad en la que Roy Beckman parecía haberse esfumado. Antes de que ambos se hubieran vuelto tan cercanos, habría agradecido ese hecho pero mierda, ya no podía negar lo evidente.

Lo extrañaba.

Gruñó con irritación metiendo su cara entre las páginas de ese libro, oliendo el aroma de las hojas nuevas mientras se encorvaba sobre la mesa frente a él y veía alrededor de esa poco concurrida biblioteca. Nadie más además de otras ratas de biblioteca como él se escondían en ese lugar en los recesos, ya estaba acostumbrado y por eso le gustaba estar ahí.

Porque había silencio.

Sin embargo, en ese momento hasta eso lo abrumaba a sobremanera. Quería dejar de pensar, que su cerebro parara de recordarle lo que hace unos días Roy había dicho en la cafetería, quería olvidar el hecho de que su único amigo se estaba alejando poco a poco de él, y ni siquiera sabía por qué. Si era sincero, sentía enojo por ello, ¿por qué prometían que se quedarían a su lado si no iban a cumplir con su palabra?

Estuvo a punto de abandonar la idea de quedarse ahí y salir a rondar por los pasillos, cuando una conocida cara entró a la biblioteca seguido de una delgada chica que sonreía y se acomodaba el cabello a cada lado de sus hombros con nerviosismo.

Conan frunció el ceño percibiendo la irritación surcando sus facciones y se levantó de su silla guiado por el impulso de saber qué estaban haciendo allí precisamente, así vio cómo los dos entraron a un pasillo de la biblioteca, exactamente en el área de arte.

Con prudencia, el rubio se escondió tras los estantes de libros, en el lado opuesto de donde ellos se encontraban, a través de una rendija pudo ver a Roy buscando entre los libros y acto seguido, sacar uno con una sonrisa. Por dentro, Conan sintió una pizca de molestia por ello.

—Este es el volumen con el que empecé a trabajar las perspectivas, es bastante completo a pesar de estar en la biblioteca de una escuela pública—comentó con gracia mostrándole la portada del dichoso libro a la fémina a su lado, quien rió ante la broma del castaño.

Conan quiso rodar los ojos por alguna jodida razón.

—Pero aun así eres muy talentoso en lo que haces—lo halagó sonriendo coqueta al tiempo que tomaba el libro y lo abrazaba contra su pecho.

Roy sonrió nervioso.

—Bueno, no es la gran cosa. Pero con práctica se mejora mucho.

—¿Y... Crees que podrías dibujarme a mi?—cuestionó con una sonrisa insinuante. El castaño se aclaró la garganta sonriendo incómodo, el rubio en su fuero interno gruñó apretando el puño, rogando que no se atreviera a dibujarla a ella como lo había hecho con él.

—No tengo ese nivel aún, pero cuando lo tenga te avisaré.

Conan contuvo un suspiro de alivio, sonriendo de lado ante el gesto decepcionado de Samantha quien hacía un puchero, obviamente él estaba mintiendo, pero se alegraba tanto por ello.

—¿Qué hay de enseñarme a hacer lo que tú haces? No me molestaría aprender si tú eres mi maestro—murmuró acercándose a él, más de lo que las reglas del espacio personal le permitía. Y pensar que se veía tan inocente.

Roy sonrió de manera temblorosa, mirando a todos lados antes de agarrar otro libro del estante y extenderlo, tomando distancia.

—Puedes empezar con ejercicios para aflojar la mano, así después será más fácil para ti pasar al siguiente nivel—le dijo y ella hizo una mueca tomando el libro antes de volver a acercarse a él.

«Dios, que niña tan insistente» pensó Conan sin resistirse a rodar los ojos.

—Gracias, pero ¿no te gustaría enseñarme tú mismo?—inquirió curvando sus rosados labios en una sonrisita coqueta—puedo sacar tiempo para ti.

—Ah —Roy rió nervioso—¿en serio?

—Sí, puedes ir a mi casa o puedo ir a la tuya—se acercó al castaño, más de lo debido, este trataba de que no fuera demasiado obvio lo incómodo que le resultaba eso pero decidió mantenerse estático, mientras ella parecía querer cortar la distancia entre los dos— así nos conocemos un poco más y…

El ruido de un libro aterrizando en el suelo de manera estrepitosa hizo que ambos saltaran en sus lugares y Conan maldijo agachándose para levantar el dichoso libro que había hecho caer por accidente, antes de que fuera consciente de los pies que se aparecieron en su campo de visión.

Rápidamente se levantó mirando al chico frente a él, sorprendido, mientras este le devolvía la mirada algo aturdido también, la chica asomada entre la estantería solo le mandaba una mirada de molestia por haberlos interrumpido pero Roy... Roy parecía observarlo también con un brillo de incomodidad que logró esconder muy bien.

—Eh—murmuró el rubio sosteniendo el libro y dejándolo en su lugar algo nervioso—lo siento.

y con eso salió de esa sección caminando a paso rápido.

—Espera un momento—murmuró Roy hacia Samantha y sin aguardar una respuesta por parte de la pelirroja, se fue casi corriendo tras el rubio quien aceleró el paso al sentir que lo perseguían. Se maldijo a sí mismo por haber sido descubierto gracias a su torpeza, lo que menos quería en esos momentos era hablar con él.

Conan apresurado llegó a su mesa, agarró su mochila y casi corrió hasta la salida, totalmente avergonzado.

Conan apresurado llegó a su mesa, agarró su mochila y casi corrió hasta la salida, totalmente avergonzado

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Bueno me voy *inserte voz de cardi b

Nos leemos mañana, ahí se las dejo jsjsjsjsjsjjs

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora