Capítulo 60: "Continuar o ignorar"

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El castaño se deslizó por la pared hasta que se sentó en el suelo, estirando sus piernas con desdén mientras abrazaba su mochila, observando un punto fijo sin mirar

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El castaño se deslizó por la pared hasta que se sentó en el suelo, estirando sus piernas con desdén mientras abrazaba su mochila, observando un punto fijo sin mirar.

De nuevo se encontraba en esa situación en la que todo se veía apagado, en el que su pecho se oprimía y deseaba estar solo para no tener que fingir una sonrisa, una que le costaba esbozar.

Salir de la clase en la que estaba fue fácil, tan solo necesitaba unos minutos para relajarse y volver a la carga, y pedir un permiso para el baño fue una buena opción para escapar. Ahora se encontraba en el salón vacío de música, donde los instrumentos lo acompañaban en su lúgubre visita, odiaba sentirse así.

Habían pasado casi tres días sin tener contacto con Conan, siempre de algún modo, él se las arreglaba para no coincidir con él en ningún lado.

Resopló mirando a su alrededor, sentía que el silencio y la soledad solo estaban empeorando su estado, la opresión en su pecho crecía y lo ahogaba de a poco. No tenía claro que debía hacer en situaciones como esa, lo único que resolvía hacer luego de besar a su amigo, era solo hablar de sus sentimientos al respecto, pero a Conan parecía no importarle tocar el tema.

Se alejaba cada día más y Roy se culpaba por ello, había sido impulsivo, y creía fielmente en que su relación no volvería a ser la misma, si es que a esas alturas aún tenían una.

Se frotó el rostro con cansancio, sabía que no había retroceso, que nada de lo que hiciera volvería todo a como era antes. Entonces el chirrido de la puerta irrumpió en la habitación con un eco tranquilizante haciéndolo aclarar la garganta, alzó la vista para encontrarse con unos ojos oliva que lo miraron primero sorprendido y luego nervioso.

—¿No deberías estar en clase?—le preguntó Roy bajando la vista a sus pies estirados, esperando que él ni siquiera le respondiera y decidiera retirarse, pero este suspiró en voz baja y entró, cargando su mochila con una expresión de incomodidad.

Caminó a paso lento hacia él y se sentó a su lado en el piso, manteniendo una distancia prudente.

—Iba a preguntarte lo mismo—musitó jugando con sus dedos sobre sus muslos.

—Solo no me sentía bien y decidí pedir un permiso para ir al baño—se volvió a verlo, curioso—¿qué hay de ti, chico responsable?

El aludido suspiró.

—Tampoco me siento bien—susurró frunciendo los labios—no podía concentrarme en clase.

—¿Y qué es lo que te atormenta esta vez?—inquirió Roy mirándolo con interés, sus ojitos brillando inconscientemente al verlo fijamente, tenía días sin observarlo de otra manera que no fuera desde la distancia y como ya era costumbre, su corazón reaccionó frenético en su pecho.

Conan sintió su mirada y se viró hacia él, aturdiéndose por sus intensos ojos, era inevitable que no se sintiera nervioso y rememorara lo de la última vez. Esa vez que lo atormentaba con el fantasma de aquellos labios.

—¿Qué es lo que te atormenta a ti?—le preguntó en un hilo de voz, sintiendo que el aire le faltaba.

Roy frunció los labios, sin dejar de observarlo.

—¿En serio me lo preguntas?—inquirió con una sonrisa amarga, Conan desvió la vista aturdido.

—Por favor, no hablemos de eso—musitó con la voz ahogada, entrelazando sus dedos entre sí con nerviosismo.

—¿Por qué eres tan cobarde?—susurró Roy, dejando entrever un atisbo de rabia—admite que ahora mismo te sientes asqueado de lo que pasó.

—¡Yo no…!—exclamó volteando a verlo a la defensiva, pero Roy enarcó una ceja y se atajó a sí mismo, respirando tembloroso—deja de decir tonterías, no sabes nada.

—Entonces bésame de nuevo—contestó, enojado, Conan parpadeó aturdido—pruébame que no estás asqueado.

—Déjate de juegos, esto es serio—refutó con firmeza— No estoy asqueado, jamás lo estaría incluso si fuera con otra persona, el problema aquí es que tú estás saliendo con alguien y esto no es para nada correcto.

—¡Esto no se trata de eso, se trata de lo que sentimos, de lo que siento, joder!

—¡Olvídalo!—exclamó, frustrado—haz como si nada hubiera pasado, es lo mejor.

—¿Para ti es fácil acaso?—alzó las cejas ofendido al tiempo que Conan se revolcaba los cabellos.

—Roy por favor, esto…—sacudió la cabeza—estamos metiéndonos en terreno que no debería ser pisado, no por nosotros—se volvió a verlo, frustrado—no quiero que cambiemos, tomemoslo como un desliz que no volverá a repetirse, estarás agradecido después cuando te cases con una linda chica y recuerdes este suceso, créeme que estarás aliviado si solo lo ignoras.

Roy no pudo ocultar su consternación, ¿cómo podría ignorar que su corazón lo deseaba, lo anhelaba? ¿era siquiera posible? Sin embargo, Conan lucía tan desesperado porque lo olvidara que supuso que no podía luchar contra él, no podía ser el dueño de su intranquilidad.

—Bien—susurró, resignado y volvió su vista al frente—trataré de olvidarlo, pero solo lo hago porque pareces muy convencido de lo que es mejor para mi sin antes siquiera entenderme.

—Roy…

—¿Sabes que?—volteó a verlo, poniéndose la mochila en la espalda—creo que voy a necesitar un tiempo mientras “olvido”—hizo comillas con los dedos luciendo enojado—así que si eso es lo que quieres, entonces vamos a tener que tomar distancia porque ¿crees que es posible olvidar el sabor de tus labios mientras estoy viendolos frente a mis ojos?

Conan tragó saliva, aturdido por las emociones que cruzaban los ojos del castaño.

—Haz lo que quieras—susurró reprimiendo el sentimiento de dolor en su pecho.

Roy se rió de manera amarga y sacudió la cabeza, incrédulo.

—En serio no te importa ¿verdad?—lo miró decepcionado, por lo que Conan se sintió realmente mal.

—Me importa, por eso quiero que lo olvidemos—Roy apretó la mandíbula desviando la vista, lucía como alguien que quería explotar de frustración.

—De acuerdo, olvídalo tú, ya que se te hace tan fácil—espetó y se irguió con enojo, saliendo a grandes zancadas del aula.

Conan apretó los parpados, sintiéndose idiota. Sabía que no había oportunidad de arreglar esa situación, ambos habían cruzado una línea importante, intocable, y después de eso, de que a los dos les gustara el haberla cruzado, venía el desastre. Porque tenían que decidir si continuar o ignorar, y Conan tenía que ser el que se decidiera por la segunda opción.

 Porque tenían que decidir si continuar o ignorar, y Conan tenía que ser el que se decidiera por la segunda opción

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Lo sé, ese conan sigue resistiéndose, pero tiene sus razones, no se me espanten.

Gracias por leer y acompañarme en este proceso, ya son 1k de votos y 5k de vistas, y eso se los debo a ustedes, muchas gracias por el apoyo para mis niños❤️‍🩹👬🫂

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora