Capítulo 59: "¡Olvídalo!"

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A la mañana siguiente, Roy Beckman pensó que se levantaría dándose cuenta de que el lío de la noche anterior había sido un simple sueño, pero al despertarse pudo sentir el hormigueo en su boca al ver el lugar frente a la tele donde ambos se habían...

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A la mañana siguiente, Roy Beckman pensó que se levantaría dándose cuenta de que el lío de la noche anterior había sido un simple sueño, pero al despertarse pudo sentir el hormigueo en su boca al ver el lugar frente a la tele donde ambos se habían besado.

El castaño suspiró rodeando sus piernas sentado sobre la cama, con las sábanas encima. Necesitaba verlo, decirle por qué lo hizo y pedirle perdón por haberlo incomodado, aunque... Él le había correspondido. Y maldición, que lo arrollara un maldito auto pero nadie le quitaba la idea de que él quería eso también. Esa manera de besarlo, de tocarlo, solo indicaba que él había esperado que pasara algo así desde hace mucho.

Eso en vez de agobiarlo, lo hizo feliz. Su corazón dio un salto de emoción y Roy no supo cómo reaccionar a eso. Porque quizá le gustaba un chico, pero eso no lo estaba asustando o preocupando, porque pensar en Conan le hacía sentir que era malditamente correcto besarlo, abrazarlo, sentirlo cerca... Aunque el resto del mundo dijera lo contrario. Solo estaba asustado de su reacción si se lo decía.

Pensando en ello se bañó, se vistió y salió de casa luego de un calmado desayuno, su madre no estaba y lo agradecía, ella no tardaría en notar su estado pensativo y cuestionarlo por ello.

Cuando fue por su bicicleta miró hacia la casa de Conan por instinto, su corazón acelerado de pronto con la idea de verlo, pero él no estaba, y al parecer sus padres aún no habían llegado de viaje a juzgar por la ausencia del mercedes en el que siempre transportaban al menor.

Suspiró preocupado y fue hacia la escuela. Algo le decía que Conan aún no había llegado a esta, así que mirando la hora temprana, se apoyó en su bicicleta a esperar, veía a los estudiantes pasar y entrar, pero él no deseaba rendirse a pesar de que se hicieron las ocho y empezó a dudar.

¿Acaso ya estaba en su aula? Resopló revolcándose el cabello, aún había chicos que estaban llegando y entrando. Estuvo a punto de darse por vencido, cuando vio unos cabellos rubios salir de un autobús local en la parada de autobuses. Tenía un gesto fatigado que alzó en cuanto se acercó a la entrada y notó a aquel chico parado junto a las bicicletas, mirándolo.

Conan tragó saliva con el corazón acelerado y el estómago hecho un nudo, caminó más rápido para evitarlo, pero Roy lo alcanzó y se interpuso en su camino.

—Espera, creo que necesitamos hablar—comentó el castaño con nerviosismo.

—Pues yo no lo creo—musitó y trató de esquivarlo, sin embargo esta vez Roy lo tomó del brazo para impedir su huída, su piel pareció quemar bajo su tacto—Roy, por favor…

—No, tú por favor escúchame.

—No tenemos nada de qué hablar—dijo Conan encarándolo con frustración, queriendo huir de la situación tan vergonzosa de ver a su amigo frente a él luego de que lo besara.

—Por supuesto que sí, a diferencia de ti yo no voy a fingir que nada ocurrió, es importante que lo aclaremos—repuso con firmeza.

Conan se zafó de su agarre con un jalón. No quería escucharlo decir que se arrepentía, lo cual era inminente.

—¡No quiero aclarar nada! ¡Solo olvídalo de una vez, fue un error!—Roy se congeló ante sus palabras, mirándolo abrumado y sorprendido mientras el rubio sintió ganas de echarse a llorar ante su expresión.

—¡Hola Roy!—dijo la voz suave de Samantha quien llegó hasta ellos con una sonrisa, y rodeó el brazo del aludido con los suyos.

El castaño parpadeó mirándola aturdido y luego a Conan, quien sintiéndose peor por la presencia de la chica, desvió la vista apretando los labios.

—¿Pasa algo?—inquirió Samantha, sintiendo la tensión entre ambos, sin embargo Conan se retiró a grandes zancadas, su cuerpo temblando con cada paso lejos de aquella pareja.

Roy suspiró y se peinó los cabellos con cansancio al tiempo que la chica a su lado empezaba a parlotear camino a la entrada, el castaño fingía escucharla al tiempo que su corazón se sentía apretado dolorosamente contra su pecho.

Roy suspiró y se peinó los cabellos con cansancio al tiempo que la chica a su lado empezaba a parlotear camino a la entrada, el castaño fingía escucharla al tiempo que su corazón se sentía apretado dolorosamente contra su pecho

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