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— Deberías tomarte un descanso, siempre estás trabajando Tn. — respondió Marthina.

— Solo quiero recibir unas vacaciones como me merezco... Apenas voy dos años y aún estoy ahorrando para poder ir a visitar a mis padres. — respondí para dar un sorbo a mi café.

— Ya no sé que decir. — Murmuró Marthina. — En fin, oí que por primera vez contrataste a un secretario.

— ¿Suk? Ah, si.

— Es lindo. — Susurró Marthina.

Noté como sus ojos miraban detrás de mi por lo que me voltee observando como caminaba con un café hacia las escaleras del tejado.

Un tejado que estaba prohibido el entrar.

— ya vuelvo. — murmure abandonando a Marthina.

Caminé hacia donde el se dirigía para abrir la puerta del tejado lentamente y terminar abalazandome completamente adentro del tejado.

Él, suk ya no estaba. No hay nadie.

— ¿Pero q-

— ¿Me estás acosando? — preguntó Suk cerrando la puerta.

— ¿Que? Claro que no. Solo que no se puede subir en el tejado, está prohibido por si sabes leer. — señalé un cartel.

Suk miró el cartel con detención y caminó hacia la puerta intentando dejarme.

Pero apesar de ello, no lo logró ya que el picaporte se terminó rompiendo y así encerrandonos en el tejado.

— agh. Lo que me faltaba. — respondí cruzandome de brazos.

Su teléfono comenzó a sonar debido a una llamada y Suk se alejó para contestar.

— Sabés cuáles son los horarios. — respondió Suk mirando a Tn mientras hablaba.

¿Que? ¿Porque me mira?

— Si, lo sé, solo que tengo un problema. — contestó algo fastidiado.

¿Yo era el problema?

— Si, en punto estaré. — contestó Suk.

Suk guardó su pequeño teléfono al bolsillo y se cruzó de brazos.

— ¿Llamarás a alguien o que? — preguntó molesto.

— No te enojes conmigo, yo no fui el que rompió el picaporte. — contesté.

Suk rodó sus ojos causando más enojo en mi y caminó hacia la puerta donde intentó abrirla con fuerza.

— agh... No puedo hacerlo... — Susurró.

Por cada intento de fuerza que hacía Suk era más tiempo en dónde no podía escuchar sus pequeños susurros.

Estaba hablando mientras intentaba abrir la puerta.

— ¿No puedes patear la puerta? — pregunté con obviedad.

— ¿No puedes llamar a alguien? — preguntó Suk con obviedad.

Saqué mi teléfono y comencé a marcar el número de Marthina para próximamente, pedirle que nos abriera la puerta del tejado.

Pasados cortos minutos, Marthina nos abrió la puerta con una enorme sonrisa.
Una sonrisa grande que solo era dedicada a Suk.

— ¿Estás bien?... — preguntó Marthina sonriendo.

— Gracias. — respondió Suk.

Suk se alejó de nosotras y bajó las escaleras dejándonos en completo silencio a mi y a Marthina.

— No puedes negar lo guapo que es.

— es un idiota. — aclaré — rompió la puerta.

— Piensa en esto. Es un chico apuesto, con un Excelente currículum y con una perfecta foto de identificación — gritó mostrando una imagen.

 Es un chico apuesto, con un Excelente currículum y con una perfecta foto de identificación — gritó mostrando una imagen

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— No es mi tipo. — murmure desinteresada.

Tomé mi teléfono y lo guardé para comenzar a bajar las escaleras.

Al llegar a mi oficina, tomé unos archivos que me había dado Rudolph para dárselos a Suk.

— Mira, en la computadora tienes que verificar el aumento de acciones con el nuevo producto. — contesté señalando varias páginas.

— ¿A dónde debo entregarlo? — preguntó Suk.

— Al jefe Rudolph. — respondí. — necesariamente lo necesita antes de las 8.

Le quedaban dos horas para terminarlo, supongo que no se quejaría.

Además, era fácil.
Le estaba dando un trabajo que era para mi a mi nuevo secretario, debía aprovechar.

Dejé de apoyarme en su escritorio para caminar hacia la puerta y toparme con Rudolph.

— Aquí estás. — contestó Rudolph. — Iré a una reunión de la organización OMS, si terminaste esos archivos, lo llevas a mi oficina y buscas lo que estás en el sofá. — respondió.

Asentí y dejé que se fuera para ver cómo Suk trabajaba sin importar lo que dijera por lo que fui a su oficina y tomé los documentos que estaban en el sofá.

En la mesa, aún estaban aquellos documentos.

Me acerque, no sin antes revisar que nadie viniera para empezar a verlos.

— Park Sunghoon, 24 años, huérfano... — Susurré.

En aquellos documentos se mostraban partes de una enorme casa prendida fuego, habían imágenes de dos personas completamente incineradas e irreconocibles pero no de aquél hombre llamado Sunghoon.

También se informaba sobre los delitos que ha cometido hasta la actualidad.

Dicho hombre había asesinado fríamente a miles de personas, contando mujeres y ancianos.
Los quemaba, asfixiaba, envenenaba o simplemente los hacia desaparecer y sus cuerpos nunca eran encontrados...

Cerré el documento dejando en su lugar para tomar distancia y ponerme a pensar.

¿Que relación tenía este hombre con el jefe Rudolph?
¿Porque le interesaría espiar una empresa?

aunque, no hay que evitar el hecho de rumores sobre el mercado negro y prostitución gracias a las acciones.

Si no me intrometo en estas cosas, estaré bien.
No sé quién sea Park Sunghoon pero si me aseguro en seguir con mi trabajo habitual, estaré asegurando gran parte de mi vida.

Porque en estos momentos podría ser el punto clave de asesinato de un enfermo que es espía o de un jefe pervertido y repugnante.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora