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Al finalizar aquel trabajo que me había pedido Rudolph, mandé el correo a la dirección del jefe y volví a mi oficina viendo cómo Suk seguía trabajando.

— ¿No te irás? — pregunté.

— Me gusta quedarme a finalizar mi trabajo. — contestó aún escribiendo.

— Si tú lo dices. — respondi.

Salí junto a Marthina y empezamos a caminar hasta el estacionamiento.

— ¿Te irás a dormir? — preguntó Marthina.

— Si, me siento cansada.

— Vamos a bailar, no seas aburrida.

— Quiero quedarme en cama... — Murmuré subiendo al auto.

— Porfavor....

Miré a Marthina por cortos segundos hasta terminar aceptando.

Cada una se fue a su casa para prepararse y luego reunirnos dentro de la discoteca.

Una vez ahí, pagué la primera ronda de tragos para sentarme y empezar a contar anécdotas graciosas.

— Invité a Suk. — contestó dando un sorbo largo de vodka.

— ¿Lo invitaste? — pregunté asombrada. — No creo que venga, va... Hace poco aún seguía trabajando.

— Tal vez pero si viene, podremos conocernos y quién dice de que mañana despierte en la cama de alguien más.

Miré a Marthina por cortos segundos para alzar mis cejas sin importancia y seguir bebiendo.

Se supone que debía cuidarme y controlar las cantidades de alcohol ya que conduciría pero, un grupo de dos chicos se nos acercaron y empezamos a hablar con tranquilidad.

Suk jamás llegó pero afortunadamente Marthina estaba lo suficientemente ebria para pensar en eso.

Me levanté algo mareada y tomé mi bolso.

— ¿A dónde vas? — preguntó uno de los chicos.

— Ya vuelvo. — respondí.

Caminé con prisa hacia el baño donde me metí en uno de los cubículos empezando a vomitar el alcohol que me había caído mal.

— E-espera... — contestó un hombre.

— Tuviste demasiado tiempo. ¿No crees?

Aguanté las náuseas para fruncir mi seño ante aquella voz.

Su voz es parecida a la de alguien que conozco...

Soy Mike.... P-porfa-vor, yo solo hago mi trabajo... — contestó.

— ¿¡Eres el!? ¡¿Verdad?! — preguntó nuevamente con más temor. — Eres Su-

De pronto, varios ruidos de golpes me sacaron completamente las ganas de vomitar hasta el punto de asustarme.

Tapé mi boca con fuerza al oír como la puerta del cubículo de al lado se rompía junto con el inodoro.

— Código. — contestó uno.

— ¡N-no lo sé! — gritó.

Sus pies se movieron con desesperación junto con un ruido de que claramente estaban ahogando a alguien con el agua del inodoro...

— Código, ahora.

— P-Piet 60B9.

Nuevamente se oyó como lo volvían a ahogar junto con varios golpes que daba al inodoro, probablemente intentando alejarse...

Aquellos ruidos dejaron de oírse permitiendo que se oyeran las pisadas del otro hombre...

Me apegue contra la pared del inodoro para ver por el hueco que está debajo de la puerta como se quedaba completamente quieto enfrente de la puerta...

Seguí tapando mi boca estando aterrada hasta notar como se iba del baño.

Salí del cubículo dando torpes pasos con mis tacones para asomarme con miedo al cubículo de al lado hasta gritar.

La cabeza del hombre estaba metida en aquél inodoro, sus brazos estaban tirados a cada costado del inodoro mientras que sus manos estaban repletas de cortes a causa de la pelea...

Probablemente haya habido una pelea con algo filoso...

Salí del baño para empezar a gritar por ayuda.
Varios de seguridad entraron y además, llamaron a la policía mientras que Marthina me llevaba afuera de la discoteca preguntándome si me encontraba bien o que había pasado...

Yo misma me pregunto que hubiera pasado si salía de aquel cubículo...

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ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora