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Dejé que Sunghoon se sentara en el sofá para tomar su mano con suavidad y colocarle el paño húmedo..

— au-gh..

— perdona. — Murmuré.

— está bien...

Comencé a curar su quemadura que no era para nada grave, simplemente le ardía pero es por la reacción.
No tendría marca y menos alguna mancha.

— Tn.

— ¿Que pasa? — pregunté mientras sostenía su mano con concentración.

— ¿Volverás con Heeseung?

oh... Gran pregunta.

— No, claro que no. — respondí. — comprendí varias cosas pero es un tema del que no quiero hablar...

Tal vez solo quiero evitar porque no tengo una respuesta segura.

La vida de mi madre corre peligro.

— Sé que debes pensar que tu madre morirá pero no lo creas... Estamos más cerca de lo pensado. — contestó Sunghoon.

Desvíe la mirada con lentitud y solté una pequeña sonrisa con pena.

— Deberías descansar. — contesté parandome del asiento.

— E-eh... Si. Tienes razón.

Sunghoon siguió apoyando su mano en la mía mientras se veía completamente serio.

¿Acaso quiere preguntarme algo?

— ¿Te gustaba H-

— Tn, deja descansar a Sunghoon. — contestó Kiminari. — Siguieme, es hora de tu interrogatorio.

Me levanté y salí de la habitación sin responder a su pregunta y menos con la intención de saludarlo...

Bajé las escaleras y entré a un pequeño cuarto blanco dónde habían dos sillas y una mesa.

— Siéntate. — respondió.

— Pensé que Sunghoon me interro-

— No, necesita descansar. — aclaró. — No ha dormido hace días... — Susurró.

Escuché eso...
No se le veía cansado... En ningún momento lo noté.

— Me darás nombres de los hombres que trabajan para Heeseung.

— No conozco a muchos... — Murmure.

— Bien, entonces lugares.

Negué con la cabeza al no saber absolutamente nada.

— Entonces, ¿Para que mierda Sunghoon te sacó de ahí? — preguntó molesta.

— Deberías preguntarle eso a el. — Susurré desviando la mirada.

— Agh, ¿Que mierda estuviste haciendo en estos 3 meses?

— ¿Que estuve haciendo? — pregunte molesta. — estuve 3 malditos meses practicando las estúpidas defensas y instrucciones para manejar un arma correctamente en el combate, me obligaron a ver durante horas los vidrios y fotografías más crudas que jamás hayan visto mis ojos y apenas lograba dormir 4 horas en todos los días. ¿Crees que estuve durmiendo pacíficamente como t-

Abrí mis labios sorprendida ante su bofetada.

¿Cómo se atreve a golpearme?...

Me levanté con la intención de devolverle el golpe pero dos hombres me sentaron con fuerza a mi asiento.

— Todos la pasamos mal. — contestó. — mientras que tú solo tienes 3 meses, nosotros tuvimos 4, otros 7. ¿Entiendes? ¡Asique cierra la maldita boca si no sabes! — gritó golpeando la mesa.

— Lo que tú hacés ahora, es lo que hacemos nosotros desde nuestra legalidad asique porfavor, cierra la maldita boca. — contestó llena de impotencia.

— Sunghoon es el-

— No sabes nada de Sunghoon, que el esté ayudándote es otra cosa. — respondió.

— Claro que sé.

— Sunghoon puede demostrar ser una persona con un carácter fuerte, valiente y astuto pero también tiene sus momentos.

— ¿Momentos?

— alguna vez has pensado en si... ¿Viste a Sunghoon llorar?

No, jamás.

— ¿Mostrarse afligido? ¿Desesperado? ¿Inundado en el pánico de perder algo?

No, nunca.

— Eso es lo que creí. — respondió Kiminari.

— ¿Y que? ¿Tu si? — pregunte desafiando.

— No. Nadie ha visto el otro lado de Sunghoon. — respondió Kiminari.

— ¿H-

— Tampoco.

Agaché la cabeza poniéndome a pensar en eso y solté un suspiro.

No puedo ser más estúpida...

— No creas que conoces a Sunghoon solo por entablar una conversación con el. — corrigió Kiminari.

— Para Sunghoon, no eres más que una zorra que traicionó a todos para cuidar a su madre moribunda.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora