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Una vez que dejé de lado el disfraz de conejita, salí de la habitación y me quedé apoyada en la puerta viendo cómo Sunghoon entregaba un dedo mutilado.

Probablemente de Gustavo.

— ¿Un dedo? — preguntó Kiminari acercándose a la mesa.

— Pudimos obtener el código hace tiempo, ahora tenemos el dedo de uno de los miembros de la organización. — contestó Sunghoon agarrando el dedo.

— ¿Piensas entrar? — preguntó Heeseung.

— Deberíamos pero, Rudolph actualmente está en Italia y no tenemos otra opción que viajar hasta allí y hospedarnos en el hotel binora.

Mientras Sunghoon y los demás conversaban sobre que harían después, yo aún seguía apoyada en la puerta.

— Yo podría pagar sus viajes... — contesté recordando el dinero ahorrado.

Todos se voltearon hacia donde me encontraba y caminé hacia Sunghoon quien también empezado a caminar.

— Puedo pagar el viaje a Italia y nuestro ho-

— Tú no irás. — aclaró.

Miré la reacción de la mayoría y luego me giré nuevamente para ver a Sunghoon quién caminaba lejos de la sala principal.

No me quedaré callada por alguien así, menos por ese idiota.

— ¿Entonces esperas dejarme encerrada en estás 4 paredes hasta que vuelvas de tu viaje estúpido? — pregunté cruzandome de brazos.

— Si. — respondió observando a Tn.

— Si no te sirvo para nada entonces déjame salir de aquí he ir con mis padres. — comenté acercándome a él.

— Claro que no me sirves. — comentó con ironía — No sabes controlar un arma, eres inútil con las dagas y menos sabes de computación.

Uh.

— Entonces enséñame.

Sunghoon negó de inmediato con la cabeza y terminó abandonando la sala para irse a su habitación que ahora era mía...

Austin y Kiminari también dejaron la sala, menos Heeseung quien fue el único que se acercó a darme el mínimo apoyo que podía dar.

— No lo juzgues... Te lo explicaré luego. — contestó dando leves palmadas en el hombro de Tn para tomar distancia.

— Entonces, ¿Quieres aprender? — preguntó con una pequeña sonrisa mientras sostenía su daga.

Hasta el momento, Heeseung era el único que me había tratado con amabilidad.

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— Entonces, ¿Eres hermano de Sunghoon? — pregunté haciendo movimientos lentos y continuos con la daga.

— No.

— ¿No?

— Soy su sobrino. — contestó.

Dejé de mover la daga para quedarme viendolo.

— ¿Sobrino? — pregunté.

— Mi familia es Lee. Su familia es Park. — contestó dejando de practicar.

Aún así. No entendía y Heeseung pareció entenderlo.

— Eh... Mi familia fue asesinada por mi padre. — contestó.

— oh... Lamento e-

— No me afecta. Era muy pequeño como para entenderlo. — contestó guardando la daga.

Quería preguntar el porque pero sentía que era demasiado para alguien que acababa de conocer hace unos días...

— Entonces, la familia Park Y Lee fueron asesinadas... — Susurré.

— La familia de Sunghoon fue quemada... — contesté algo apenada.

— ¿Que? — preguntó con gracia — ¿Quemada?

Miré a Heeseung quien parecía no creer lo que estaba escuchando.

— La familia de Sunghoon no fue quemada. — contestó mientras fruncía su seño.

— el documento que tenía Rudolph decía eso...

— No sabes nada sobre Sunghoon. — contestó a la defensiva.

Tomé distancia un poco incómoda y rasqué mi brazo.

— Perdona.

— La familia de Sunghoon fu-

Desvíe la mirada a Sunghoon quién se cruzaba de brazos viendo fijamente a Heeseung.

Parecía molesto.

— Tn, Sígueme. — contestó Sunghoon.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora