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1 año después.

Llegué a Londres, al lugar donde pasé varios años de mi vida y no sabía cómo comenzar.

Empezar desde cero nunca fue fácil.

Pagué el motel más barato para tratar de estirar el dinero y ese mismo día, me esforcé durante horas queriendo encontrar trabajo pero claro, Kiminari no dijo que sería fácil comenzar otra vez.

Los meses pasaban y pequeños flashbacks de los abusos venían a mi mente, durante las noches, siempre cerraba cualquier ventana o puerta con llave por miedo a que pudiera entrar alguien a abusar de mi.

Dormía abrazada de una almohada por lo sola que me sentía.

No tenía amigos y no tenía posibilidad de presentar un currículum, cuando actualizaban mi currículum se mostraba como si no existiera y que nunca tuve un título universitario.

Algo que me jugó demasiado en contra.

Debido a eso, no pude conseguir un buen empleo con un sueldo favorable.

Tuve que trabajar en una cafetería famosa haciendo Miles de bebidas calientes solo para recibir el poco dinero una y otra vez.

Había comprado un gato para sentirme un poco más relajada en casa, tenía la posibilidad de adoptar un perro pero después de lo que pasó con Polco... Me negué de inmediato.

Mi alimentación se basaba en sopas y agua, rara vez una fruta o un pedazo de carne.

Era demasiado costoso para lo poco que ganaba.

Además, tener que seguir viviendo sin dejar de pensar en Sunghoon y los demás que están esforzándose en cumplir sus misiones me partía en dos.

Principalmente porque podrían estar heridos y además, no sabía nada de ellos asique extrañar a Sunghoon se había vuelto costumbre.

— Aquí tienes tu batido de anana con cereza. — respondí entregando el vaso. — Que tengas una excelente mañana, vuelve pronto.

Sonreí falsamente al cliente y solté un suspiro de agotamiento.

— Tn, sube al primer piso a llevar esto.

Miré la bandeja y asentí para subir las escaleras y bostezar con sumo cansancio.

No he dormido nada...

Apenas puedo dormir durante la noche...

Para cuándo me acerqué a la mesa, un chico se levantó y provocó que los dos vasos de bebidas cayeran en su remera gris...

— Oh... Mierda. — Murmuró sorprendido.

Levanté mi cabeza reconociendo esa voz al instante para notar que se trataba de Sunghoon.
Su mirada conecto con la mía por lo que inmediatamente me agaché empezandome a disculpar.

— Perdona... Yo... Yo me encargo... Te puedo buscar una remera... — respondí agarrando con las manos temblorosas.

— Déjame ayudarte... — Susurró agachandose.

— Sunghoon, buscaré una rem-

— No te preocupes, ya se secará. — respondió Sunghoon levantando la bandeja con líquido.

Hice lo mismo que el pero a diferencia de el, mi cabeza se mantuvo agachada y mis manos demostraron la ansiedad por la que estaba pasando en este instante.

— yo... Buscaré una remera... — murmure.

Dejé la bandeja con brusquedad en la mesa y salí corriendo al primer piso para meterme al pasillo de empleados y terminar entrando a una habitación de suministros...

Allí apoyé mi espalda contra la pared y abrí mis labios soltando mi aire con agitación y dificultad.

No puedo respirar...

Bajé la mirada y apoyé mis manos en la pared con desesperación al no lograr normalizar mi respiración.

Mordí mi labio con pánico y dejé escape las lágrimas hasta oír como la puerta se cerraba dejando a Sunghoon.

El de inmediato tomó mis manos y las apretó para envolverme en sus fuertes y cálidos brazos.

— Respira, cálmate.

— N-no.. no pue-edo... — murmure entre el sollozo.

— Confía en mi.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora