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Capitulo extremadamente corto.

Solté varios sollozos y caí al suelo con fuerza.

Ahora sí me sentía más vacía que nada.

El afecto más cercano que tuve fue Sunghoon y era el único que podía tener durante esos tiempos...

Apreté mis puños con fuerza y permaneci llorando durante largos minutos porque jamás  me sentí más miserable que en estos momentos.

.                    .                  .

Miré a la puerta observando a Kiminari arrojar un bolso al suelo.

— No tienes nada de ropa asique empaca lo poco que encuentres en esta habitación. — contestó Kiminari.

— ¿Nos... Nos vamos? — pregunté.

— Te irás. — corrigió.

— Para cuando llegaste, Sunghoon ofreció algunas de sus prendas de ropa, está todo en el armario, agarra y empaca. Te daré dinero suficiente para que puedas irte de Italia y vivir tu vida.

— No quiero hacer eso... — Murmuré con un nudo en la garganta.

— Eres una molestia para todos aquí, ¿Quieres ayudar a Sunghoon? Bien, ayúdalo alejandote de el.

— Es q-

— Las personas como nosotros, jamás lograremos construir una vida normal, aprovecha la oportunidad y has lo que nosotros no podemos hacer.

Estoy llorando otra vez...

Esta conversación me está matando por dentro...

— Ayudaré en lo que sea... — respondí levantándome con dolor. — pero realmente no quiero irme de aquí.

— El vuelo sale en 30 minutos, apúrate. — contestó Kiminari saliendo de la habitación.

Miré el bolso en el suelo y con el corazón hecho pedazos empecé a guardar las prendas que Sunghoon me había dado.
Dejé las pocas cosas que había en la habitación dentro del bolso y salí de la habitación junto con el bolso.

Noté como Kiminari contaba dinero por lo que busqué la habitación de Sunghoon y entré procurando ser silenciosa.

El estaba durmiendo...

Lo observé más de cerca y sonreí con nostalgia al saber que finalmente estaba durmiendo bien.

— espero que algún día puedas... Puedas ser feliz. — Susurré.

Me saqué el único anillo que tenía en mi mano y se lo dejé en la mesa de luz...
Esperaba que lo tomase como un recuerdo.

Abandoné la habitación y me acerqué a la entrada observando a Kiminari esperar en el auto.

Entré y recibí el dinero que me había dado.

— Con eso te debería alcanzar para todo un mes.

— Gracias. — Murmuré guardando el dinero en el bolso.

Pasados los minutos, llegamos al aeropuerto y de inmediato tuve que subirme al avión.

— Tn. — contestó Kiminari dejando de mostrar su simple faceta llena de seriedad.

— Comienza desde cero. No vuelvas a Italia y no te relaciones con cosas raras... — contestó Kiminari. — Eres una buena persona y tuviste tus razones... Asique porfavor, cumple tu palabra.

Lamí mis labios queriendo llorar para darle una débil sonrisa y pasar al pasillo que nos enviaba directamente al avión.

Dejé la maleta en su lugar y me senté para mirar a la ventana.

No quería que la gente me viera llorar porque eso fue lo primero que hice apenas me senté.

Aquí es donde dejaba a todos.

Jamás volvería a ver a Austin o Kiminari, jamás podré ayudarlos en lo más mínimo...

Pero lo que más me dolía era Sunghoon.

En los últimos meses, jamás dejé de pensar en el.
Solo esperaba que cruzara por esa puerta y me salvara de todos los abusos que recibía y así fue.

Apesar de todo lo que hice, el no dudó en salvarme, el siempre me ayudó, siempre me dió un hogar, comida y el cariño que más disfrute desde que todo comenzó.

¿Ahora debo volver a armar una vida?
¿Cómo haré amistades?
¿Cómo dormiré en las noches?
¿Cómo dejaré abrir mi corazón a alguien más?

Mi conocimiento sobre Sunghoon era tan poco pero fue suficiente como para que pudiera admirar lo buena persona que es.

Aquí es donde todo acabó.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora