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Coloqué un poco de hielo en su mejilla y tragué duro.

— realmente lamento mucho lo que tuvi-

— No lo lamentes. Entiendo tu punto. — contestó Heeseung peinando su cabello.

— Creo que será mejor llevar a Sunghoon al sofá. — contestó Heeseung nuevamente.

Asentí y lo seguí para arrastrarlo cómo podíamos y acostarlo en el sofá.
Allí lo tapé con una manta y nos sentamos en la cama de Heeseung dónde volví a sacar el tema de conversación.

— ¿Que pasó después del asesinato? — pregunté.

— Bueno... Convengamos que Sunghoon y yo teníamos 8 años, la policía encontró los cuerpos y ellos relacionaron el caso debido a nuestras familias para finalizar en el mismo orfanato.

— entonces, estuvieron hasta-

— Hasta los 18. — contestó Heeseung.

— ¿Nadie quiso adoptarlos? — pregunté con pena.

— Si pero Sunghoon se negaba a aceptar que nos separaran. Si no lograba conseguir el permiso para no ser adoptado, tenía que comportarse agresivo y con hiperactividad para que lo tacharan como uno de los primeros niños que jamás sería adoptado.

— oh... ¿No estás enojado con Sunghoon? — pregunte con intriga.

— No, no quiero defenderlo pero tampoco quiero hablar de ese tema. Si Sunghoon gusta de ti, lo aceptaré.

— Eres consciente de que está mintiendo, ¿Verdad?

— No. Soy realista.

— Está mintiendo Heeseung.

— No estaría muy seguro en si está mintiendo... — comentó con seguridad.

— Tal vez no guste de ti ahora y solo lo haya dicho para... No importa pero posiblemente puedas atraerle, no lo juzgo.

Heeseung era comprensivo hasta cuándo no debía serlo.

.                 .               .

Pasaron dos días y durante esos días, Sunghoon se había comportado como si nunca hubiera comenzado alguna pelea.

En cambio, Heeseung había desobedecido el hecho de que Sunghoon me enseñaría defensa y decidió por su cuenta ayudarme a aprender.

Kiminari y Austin investigaron diferentes transacciones de Rudolph mientras que Juss se mantenía pendiente en intentar buscarnos a mi y a Sunghoon.

Salí del edificio con un barbijo para cubrir mi rostro y caminé hasta una famosa panadería.

Compraría algo para que todos pudiéramos tomar la merienda, hace tiempo no comíamos todos juntos y creo que sería algo lindo intentar arreglar la incómoda pelea de Heeseung con Sunghoon.

Entré a la panadería con prisa y me llevé por delante un hombre que al menos me sacaba una cabeza, era como de la altura de Sunghoon y Heeseung.

— oh... Discúlpeme. — murmure apenada.

— No te preocupes. — contestó el hombre.

Observé al hombre de unos 40 años con lentitud para oír el llamado de una mujer joven.

— Kenny, cariño, quiero un croissant.

¿Kenny?

Miré a la mujer por cortos segundos para luego percatarme de que estaba siendo bastante obvia ya que aquel hombre solo se me quedó viendo.

Me puse detrás de Kenny y bajé la mirada sintiendo presión.

Hay muchos Kenny en este mundo pero cuales son las probabilidades de que me encuentre un Kenny después de la terrible historia de Heeseung.

Es una coincidencia muy inesperada.

— ¿Que va a pedir señor? — preguntó la panadera.

— Porfavor, atiende a la chica. — contestó Kenny haciéndose de lado.

— ¿Y-yo?

— Claro, no tengo prisa asique porfavor. — señaló con la mano.

Di cortos pasos hasta el mostrador para señalar diferentes tipos de panes, tortas y algunos croissants.

— Veo que van a festejar. — contestó Kenny viendo la cantidad de tortas.

— N-no... Somos pocos .. — murmure con incomodidad.

— Listo señorita, necesito que firme aquí. — contestó la mujer mostrando una hoja.

— ¿Firmar? — pregunte.

— Si, la policía está registrando algunas tiendas sin razón y nos han pedido hacer eso. — contestó la mujer apenada.

Tragué forzadamente y tomé la lapicera escribiendo un nombre diferente al mío.

Leyla Marrace.

Kenny... Quiero ir a casa. — contestó la joven haciendo un puchero.

— Primero debemos ir a ver a Rudolph. — contestó Kenny manteniendo la mirada en Tn.

Maldita... Mierda.

Salí de la tienda sin despedirme y sin agarrar el cambio para correr hacia el edificio y dejar las cosas en la mesa.

— ¿Tn? — preguntó Sunghoon dejando de leer. — ¿Porque... Corres... — Susurró sin entender.

Subí las escaleras y entré a la habitación de Heeseung sin tocar para verlo afilar sus dagas.

— ¿Tn... Que pasa? — preguntó.

— Creo... que acabo de toparme con... Kenny. — contesté agitada.

— ¿Kenny? — preguntó Heeseung incrédulo.

— Kenny está en Italia.

— ¿Cómo estás segura? — preguntó preocupado.

— Escuché su conversación, dijo que se reuniría con Rudolph. — respondí preocupada.

Hubo un pequeño silencio y lo único que salió de los labios de Heeseung fue una advertencia.

— No quiero que Sunghoon se entere. — contestó Heeseung.

— ¿Enterarme de que? — preguntó Sunghoon entrando a la habitación.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora