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Abrí mis ojos y por primera vez desde tiempo puedo sentir un alivio en mis hombros.

El techo blanco que siempre veía al despertar, ahora era rojo, la ventana que siempre estaba cerrada ahora estaba abierta y la sensación de la droga había desaparecido por completo.

Solo estaba el trauma y el punzante dolor de mi cuerpo.

Me senté con dificultad y me destapé notando ropa holgada en mi cuerpo.

¿Dónde estoy?
¿Quien me vistió y que paso?

Pisé lentamente en el caliente suelo y salí de la habitación oyendo una discusión.

— ¿Acaso querías que la dejara tirada en esa podrida cama? — preguntó.

— ¡Llevamos 6 malditos años intentando acabar con la OMS! — gritó Kiminari golpeando la mesa.

— ¿¡Me estás diciendo que prefieres asesinar a Heeseung antes que ayudar a todas esas chicas que fueron prostituidas!? ¡Cierra la boca Kiminari! — gritó Sunghoon.

— ¡No metas a las demás chicas como una preocupación principal porque todos sabemos porque lo hiciste! — gritó Kiminari con impotencia.

— Kiminari, cálmate porfavor... — contestó Austin acariciando la espalda de Kiminari.

— No lo hiciste por todo lo que hemos trabajado, lo hiciste porque ella te gusta, porque no soportaste ni dos minutos tener que verla drogada en esa maldita cama.

Que mal momento para abrir los ojos.

Kiminari fijó su mirada en mi y caminó ignorando por completo a Sunghoon quién hablaba para frenar su pasó apenas estuvo cerca de mi y golpear mi mejilla con la suficiente fuerza como para retroceder del golpe.

— A-agh..

— Todo esto es tu culpa. — contestó Kiminari.

— será mejor que te calmes. — contestó Sunghoon poniéndose enfrente de Tn con la intención de cuidarla.

¿Sunghoon? Su pelo... Su pelo ahora es blanco... ¿Blanco o rubio? No lo sé... Apenas puedo ver su rostro...

Pero, ¿Me está cuidando? ¿Después de todo lo que le hice?

— Te atreves a protegerla cuando ella fue la que te delató ante Heeseung. — contestó Kiminari con ironía.

— Me gustaría verte en el lugar de Tn como para opinar. — respondió Sunghoon con seriedad. — Me gustaría saber cuál sería tu reacción al despertar después de sufrir constantes violaciones y abusos.

— Chicos, será mejor q-

— Recuerda tus límites, Kiminari. — advirtió Sunghoon.

Mordí mi labio con una fuerte culpa para sentir el delicado agarre de mi mano.
Miré a Sunghoon y lo seguí en silencio hasta entrar a la habitación.

— Sunghoon.. Pe-

— Siéntate y cierra la boca.

Cerré mis labios algo sorprendida por el cambio de actitud de Sunghoon por lo que obedecí y me senté con cuidado en la cama.

Sunghoon se colocó crema en sus manos y se arrodilló en el suelo empezando a esparcir dicha crema en las marcas moradas de mi muñeca.

— Si te pones está crema todos los días, la hinchazón bajará y las marcas desaparecerán. — contestó Sunghoon.

— gra-

— Con respecto a tu... — suspira — tienes lastimada esa zona, la enfermera nos comentó un poco de lo que pasó y pronto encontraremos un doctor con un perfil bajo.

Seguí en silencio, apreté la tela de mi remera con brusquedad y mordí mi labio empezando a llorar.

— no deberías ayudarme... — Susurré — pero aún así, lo haces.

Sunghoon se levantó, dejó la crema de lado y me dió la espalda queriendo irse de la habitación.

— Me arrepiento y mucho, todo lo que está pasando, me lo merezco, cómo también merezco morir...nada de esto hubiera pasado si no te hubiera conocido ese día en la oficina. — contesté llorando.

Al ver que Sunghoon no tenía ningúna intención de escucharme, corrí hacia donde estaba y lo abracé fuertemente por detrás.

— porfavor... Perdóname... No sabes cuánto lo siento...

Las manos de Sunghoon se posaron en las mías y cuando más creí que aceptaría mi abrazo, separó mis manos y abandonó la habitación dejándome sola y con un fuerte sentimiento de culpa.

Había perdido la confianza de Sunghoon.
Ya nada sería igual.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora