Capítulo 2

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Al llegar al departamento de mi hermano su amigo se marchó, me sentí apenada por haber armado tal revuelo en su auto y su presencia y espero no verlo seguido, sería incómodo.

De todos modos solo duraría unos días aquí.

El lugar era limpio y pulcro, no parecía que vivían hombres en el, este me había comentado que vive con su amigo Namjoon, también trabajan ambos en el turno nocturno en la estación que dirigía mi padre.

-¿Limpian ustedes?- negó

-Una señora viene dos veces por semana, pero tiene mal carácter así que no solemos ensuciar- eso me hizo reír. -¿Te sientes mejor?- asentí y tomé el jugo que me ofrecía.

-Mejor

-Te ves más delgada de la última vez que te vi.

-Si, no hay mucho tiempo para comer o dormir donde estaba.

-No regreses- alcé una ceja.

-Sabes porque me fui.

-Hablaré con ella- negué -No entiendo porque tanto odio hacia ti, es mi madre pero tiene que estar mal de la cabeza, a mi padre lo perdono en unos días. En cambio a ti te hizo la vida cuadritos, te orilló a irte solo por alejarte de nosotros, y tú muy tontamente le diste lo que quería.

-Deberías callarte, no sabes las vergüenzas que pasé por ella, en mi universidad, escuela o trabajos. Siempre se las arreglaba para ir a ellos y mis compañeros seguían comentando por años.

-Lo lamento ¿si?, pero aún así- negué sin dejarlo terminar.

-No pasará

-Te necesito

-Tienes amigos, a tu madre.

-Pero no tengo a mi hermanita. Papá te amaba, te amaba mucho por eso mamá estaba celosa.

-Aún así ese amor no fue suficientemente grande como para frenar los arranques de celos de su esposa.

-Olvidemos el tema por hoy- asentí de acuerdo. -Mañana realizaremos una actividad en mi trabajo, para despedirlo, encenderemos velas y comeremos buena comida, quiero que vayas, el equipo amaría conocerte.

-¿Les has hablado de mi?

-Claro, papá también lo hacía. Siempre presumía su hija doctora.- apreté más el vaso que tenía contra mis manos.

Continuó sacando lo que usaría para que comiéramos y cuando estuvo todo sobre la mesa nos sentamos a comer. -¿Donde dormiré?- dije apenas terminé mi plato, tenía bastante sueño.

-El cuarto del fondo, tiene baño propio pero el agua caliente está descompuesta así que debes usar el del pasillo.- asentí para luego ir con mi mochila al cuarto.

Era bastante espacioso como para ser un cuarto de huéspedes, dejé las cosas sobre la cama y tomé mi pijama. -¿Las toallas?- grité desde el pasillo.

-En los cajones de la derecha- me adentré al baño y comencé a despojarme de las prendas que me cubrían hasta quedar desnuda.

Me adentré a la ducha y encendí el agua, estaba prácticamente hirviendo, hacía casi un año no tomaba una ducha caliente y mi cuerpo se extenuó completo, se sentía tan placentero y relajante que deseé me terme en una tina por horas.

Lavé mi cabello con lentitud y cuando al fin acabé mi ducha, me sentía revitalizada. Sequé el exceso de agua de mi cabello y luego tomé otra toalla para secar mi cuerpo.

La puerta del baño se abrió bruscamente por lo que me vi retrocediendo por el susto que me generó.

Namjoon, quien mi hermano me había presentado por videollamada hace meses estaba frente a mi. Sus manos estában sobre su cinturón, este estaba abierto al igual que su botón y bragueta.

Su cara estaba levemente sonrojada, no se movía y yo estaba en el mismo trance hasta que recordé que en efecto estaba totalmente desnuda frente a él.

Nada

La toalla esta sobre mi cabeza y mis manos también.
-¡Largo!- grité obligándome a salir del trance en el que estaba y cubrí mi cuerpo con las manos.

Me sequé con prisa luego de asegurar la puerta y me vestí lo más rápido que pude.

-Lo siento, no sabía que estabas ahí. Seokjin dijo que dormías

-Descuida- trataba de evitar que explotara de la pena, estaba totalmente rojo. -¿Salió?

-Si, unas horas- asentí -Su necesitas algo estaré en- señaló su cuarto con la mano.

-Gracias, si quiero que alguien me vea desnuda ya se donde llamar- la mirada de asombro y vergüenza que me regaló me divirtió aún más.

Regresé al cuarto y me lancé sobre la cama, en apenas segundos caí totalmente rendida.

...

Abrí los ojos y parecía haber dormido por días, quizás fueron algunas 4 horas pero son más de las horas que solía dormir así que es mucho para mi.

Acomodé mi cabello en una coleta y fui a la cocina, a mitad del pasillo recordé que el amigo de mi hermano vivía también aquí y mire mi cuerpo, mi pijama era larga así que no había problema, tampoco creo que le falte mucho por ver de mi cuerpo.

-Hola- dijo mi hermano apenas me vio. -¿Dormidte mucho?- asentí -Cenemos fuera.

-¿No trabajas?

-Tengo la noche libre.- llevé mi vista a quien se nos unía, apenas me notó trató de alejarse pero al ver que en efecto no le servía de mucho, se adentró a la cocina.

-Pensé que los bomberos iban listos desde casa- dije señalando a quien buscaba algo en el refrigerador.

-Nos cambiamos allá, por lo general debemos llegar unas horas antes de comenzar el turno- dijo aún sin mirarme y asentí

-Siempre quise saber cómo es eso. Digo, a parte de un grupo de hombre sexys y sudados.- estos rieron.

Su amigo se despidió y salió del departamento, iba con una sudadera y pantalones de mezclilla, era un hombre grande y fornido, sexy. Pero tímido.

-No solo apagamos fuego, en nuestra estación hay un equipo médico, nos falta un integrante en ese por cierto, por si deseas unirte.

-Qué va, morir quemada no está en mis deseos.

-Tenemos bomberos sexys- dijo mi hermano en modo de convencimiento.

-Eso si me interesa.







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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora