Apagué la alarma, era mi día libre pero aún así no podía permitirme llegar tarde a la iglesia. Miré bajo mi sabana, se que es una acción natural de mi cuerpo, pero aveces, solo algunas veces, aquello me fastidia.
Acabé tomando una ducha rápida para ir y apenas recogí a mi madre emprendíamos rumbo al lugar, esta me hablaba de cualquier cosa, solo asentía no muy concentrado.
Saludamos de manera rápida a quienes nos rodeaban antes de tomar asiento pues el servicio estaba próximo a iniciar.
Hablaban de la consagración del matrimonio y no pude evitar mirar a la morena que ha estado robándose mi atención.
No había sido lo suficientemente osado como para preguntar su nombre o para saludarla. Pero si me había permitido observarla estos dos últimas semanas, esa maraña de pelo oscuro y rizo es difícil de ocultar, más aquí.
Siempre se sienta del lado derecho, una banqueta y lugar en específico, siempre sale acompañada de un adolescente apenas termina el primer cántico de despedida, por lo que cuando los demás salimos estos ya no están por los alrededores.
¿Será apropiado si salgo a saludar?
Llegó el turno de nuestro hombre devoto. Amén 🙏🏽
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