Capítulo 1

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La semana había terminado nuevamente, era mi día libre y no podía estar más ansioso por ir a la iglesia.

Esa hermosa maraña de pelo oscuro y rizo no se había apartado de mente en ningún momento y aquello me encantaba.

Estaba dispuesto a hablarle, hoy lo haría.

Me coloqué la ropa y tomé camino a la iglesia, Namjoon y Seona habían llegado hace unas horas por lo que aún estaban en sus habitaciones, decidí no comer algo antes de irme y no recoger a mi madre.

De esa manera estaré aún más temprano y lograré mi cometido.

Tomé la calle rumbo a mi destino y no me fue difícil llegar al lugar, luego de estacionar aprecié a los hermanos caminando y saludándose entre ellos.

El pastor los esperaba junto a la puerta con una sonrisa amable y estos la devolvían de igual manera. Y ahí estaba ella.

Llevaba una falda larga y camiseta cualquiera que no hacían más que resaltar su hermoso rostro, sus ojos, sus labios, todo en ella lo era.

Su cabello estaba atado en una coleta alta y sus tenis parecían hechos para ella. A su lado algo que llamó mi atención, yo conocía a ese chico y prácticamente me regañé a mi mismo por no hacerlo desde el inicio.

Era el hijo de los Song, estos habían fallecido hace unos 8 meses en un accidente automovilístico, iban a recogerlo a sus terapias según tengo entendido, su madre falleció en el acto y su padre unas horas después.

Es un adolescente ordenado en demasía, según el pastor, este padece el Síndrome del Espectro Autista, por lo que no lo vimos en el cementerio o el velatorio de sus padres al este encontrarse llevando su vida como acostumbra.

Según se, deben evitarse los cambios abruptos en su entorno. Recordé que sus padres siempre salían unos minutos antes de terminar el servicio porque las voces lo abruman, también el contacto físico.

Aquello también lo hizo con ella.

En el velorio hablaban de una primera hija, al parecer mayor que el, en sus veintes. Estos hablaban poco de su familia pero de ella se jactaban de decir que era bailarina clásica y que trabajaba fuera del país en una de las mejores escuelas para danza.

Recordé la forma segura en la que camina, su espalda erguida y su porte, era obvio era ella.

Por la acera próxima a la iglesia caminaba justo al lado de su hermano, no lo rozaba siquiera. Solo se movían uno al lado del otro. Este giraba algo en sus dedos y miraba un punto fijo, las ojeras de la mayor se notaban pese a que llevaba maquillaje, su situación debe serle dura.

Observé como saludaron ambos con una inclinación de la cabeza hacia el pastor y entonces se perdieron por la entrada.

Aquella fue mi señal para entrar, saludé al pastor y algunos hermanos cuales parecían encantados con mi presencia tan temprano. Mi mano fue tomada apenas me dirigía al tramo de asientos en que estos se encontraban y encontré a la hija del pastor.

Kim Sana, una chica dulce y aplicada en su fe, la perfecta esposa dice mi madre. Pero por alguna razón desde que anunciaron nuestro compromiso en medio del servicio hace unos años y sin mi conocimiento siquiera no la veo con ojos amables.

Se había disculpado alegando que mi madre y la suya habían orquestado aquello, pero aún así preferí guardar mis distancias para evitar malentendidos.

-SeokJin, que gusto verte.

-Lo mismo digo. Dios te bendiga.

-Amén, Dios te bendiga más- sonrió enternecida. -Los jóvenes solteros de la iglesia haremos una actividad de oración y cena en mi casa, están invitadas dos iglesias más. Planeamos orar por unión matrimonial y aumento de fe. Nos encantaría que asistieras.

-No podría, mi trabajo no me lo permite.- me excusé tratando de librarme de aquello, habíamos tomado asiento a unos 4 asientos detrás de donde se supone me sentaría para al menos entablar conversación con la castaña.

-Podríamos planearlo para el sábado en la noche, moveríamos el servicio de jóvenes para que asistas. Es tu día libre.

-Oh, te estaré a avisando- dicho así no podía negarme pero tampoco quería ir, ese tipo de actividades no son más que citas a ciegas con la fachada de oraciones para encontrar a la pareja que Dios tiene para cada uno.

-Sana, es tiempo- esta pertenecía al coro, por tanto debía ir a atender sus cosas y agradecí ese hecho. Se despidió y al momento de tomar camino nuevamente la presencia de mi madre me hizo tomar asiento.

-Me alegra ver que ya entablas una conversación con la joven- dijo de manera pacifica.

-Pertenecemos a la misma iglesia, no podría no hacerlo.

-Es bueno que se lleven bien.- volvió su vista a ella. -El sábado cumple los 30, no va a esperarte toda una vida.- mordí el interior de mi mejilla, aquí vamos de nuevo. -Es tan Linda y dedicada. Cocina delicioso y fue educada de la mejor manera, sin duda es la esposa perfecta. La perfecta futura madre.

-Será muy buena esposa, dichoso de quien la ame.- agregué

-Espero que no te arrepientas luego.

-Ya inicia madre.

El servicio dio inicio y agradecí al Señor que mi madre se mantuvo en silencio, aún así no me concentré en nada de lo que decían o cantaban, mi atención estaba en ese hermoso pelo que se movía en torno al viento del ventilador, cuando dieron la bendición de despedida y los cantos tomaban lugar esta se puso de pie siguiendo a su hermano.

-¿Comeremos pizza Victoria?

-Como cada domingo cariño- ambos pasaban por mi lado cuando los escuché.

Victoria, es un lindo nombre.






Libro dedicado a mi mami hermosa, te amo amor  

_Victoriavz_

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