Capítulo 7

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-Cambia esa cara- me quejé, había pasado a contarle a Taehyung sobre mi plan para vengarme de la pequeña calabacita del mal.

-No me deja que me acerque a ella.

-Ya olvídalo, tampoco está tan buena- de hecho si lo está.

-Es mi amiga ¡No debí dejarme influenciar por ti!- se quejó, Jungkook se acercó con un plato de cereal en la mano y la boca llena.

-¿Yo? ¡Tu dijiste...

-¡Te dije que me gustaba su cuerpo pero que a ella le gustabas tú!

-¿Como sabes Hyung? ¿Ella te dijo?- este negó

-Se le nota a lenguas- respondió -Lo imponente es que debo recuperarla si o si.

-Hablas como si fueras su novio- dije de mala gana, como estaba tan quejumbroso no le diré de mi plan.

-Ya te dije que no quiero nada romántico con ella o con alguien. Luego dicen que quieren hijos y yo no quiero eso.- se quejó el castaño.

-Dices cosas sin sentido Hyung, no todas las chicas quieren tener hijos. Yo por eje...

-Tu no cuentas Jungkook- al menor lo habían votado, porque se le ocurrió la brillante idea de proponerle a su novia formar una familia, este creció en una familia muy bonita y quiere eso para el, pero creo que su desespero aleja a sus novias quienes apenas tienen veinte y tantos.

-Me voy, nos vemos más tarde- me puse de pie y caminé hasta el ascensor, según me dijo papá ella ya estaba trabajando, así que iré a darle la bienvenida. Dejé que pasara una semana para que se encariñara con el trabajo, creo que saldrá corriendo cuando me vea.

Me acomodé lo mejor que pude antes de entrar, en las mesas estaba la muchachita de siempre, pasé a la cocina, quizás estaba ahí. Nada

Solo mi padre.

-Hola papá

-Hijo, tenías mucho sin venir- asentí a pesar de que solo era una semana. -Te prepararé algo de comer para que lleves al trabajo.

-Entro en dos horas.

-Bien, dará tiempo a que comas aquí también, estás más grande, tus músculos, seguro vuelves locas a las chicas.

-Claro. También soy apuesto- eso lo hizo sonreír

-Tu mamá dijo que debías venir si o si este fin de semana, para lo del almuerzo laboral.- puse los ojos en blanco.

-¡Papá! Ya no tengo dos días libres seguidos.

-Pues solo uno, regresas el mismo día- mis padres hacían un almuerzo con acampada en una hacienda cada año, mamá tiene un Spa y papá la cafetería, reunían sus empleados para compartir esos dos días, varios de ellos se habían hecho pareja por esos encuentros así que los hacen con más entusiasmo. -Tu mamá quiere que conozcas a una niña que trabaja con ella, según es de muy buena familia.

-Más razón para no ir.

-Hazlo por mi. Para que tu madre no me mate por no convencerte, solo serán unas horas.

-¿Y la nueva?- traté de sonar con desinterés.

-Limpiando el depósito, tenías razón... es muy buena en todo lo que hace, me ayuda a limpiar antes de abrir, ayer cocinó algo de su país y sabía delicioso, hoy no tenía clases en la universidad y dijo que se quedaría todo el día para limpiar aquello.- ya se lo echó al bolsillo.   -Iré a llevarle esto.- eran unos bocadillos

-Yo los llevo, me presentaré- los tomé en mis manos y me encaminé al lugar, la escuchaba tararear.

Estaba de espaldas y llevaba un vestido corto, no tanto como aquel en el que Taehyung metió la mano y la tocó frente a mí, recordarla me hacía poner duro.

Dejé la bandeja en una esquina pero no me notaba, llevaba los oídos cubiertos así que decidí quitar uno de sus audífonos.

La vi girarse con rapidez y golpear mi rostro. ¿Acaba de cachetearme?

-¿Estás loca?- parecía petrificada, yo también lo estaba ¿como pegaba tan fuerte siendo tan pequeña?

-Lo siento- cubría su boca haciéndose la víctima. -¿Que haces aquí?- genial, ahora reclama.

-Soy el dueño de esta cafetería- en teoría lo era, solo que se la había regalado a papá. -¿Tu eres mi nueva empleada?- traté de sonar de manera despectiva.

-Si. Yo.., renunciaré- dió dos pasos luego de girarse, luego se detuvo y la vi suspirar -No me disculparé por aquello, fueron unos idiotas conmigo. Tampoco renunciaré de nuevo, si me quiere despedir hazlo.- ahora parecía retarme.

Le mostré mi teléfono en la mano. -Te devolveré la jugada entonces, ese vestido no cubría mucho mientras estabas inclinada- mentí, la verdad es que cubría demasiado para mi gusto.

-¡Que imbecil!- se lanzó sobre mi para arrebatarme el celular y por inercia lo alcé, luego reí porque no lo alcanzaba. Me miró entornando los ojos y la vi saltar para tomarlo, acabé sosteniéndola del trasero, porque mierda, mi cuerpo reaccionó solo, nada sexual... solo, no lo sé.

Lo que si sentí fueron esos pechos llenos contra mi pecho, esa carne deliciosa entre mis manos y ese rico olor tan dulce de su perfume, sus labios tan besables y esa cara de niña buena que esconde lo perverso me hizo irme contra su boca y arrasar con ella como solo yo podía hacer.

Y se sintió el puto infierno el volver a besarla, mucho más ahora que todo ese cuerpo ardiente estaba sobre el mío y no hacía más que temblar y soltar suspiros mientras se aferraba a mi camisa.

Sentí uno de mis botones estallar por lo fuerte que se sostenía y ahí entendí que mi cadera había comenzado un vaivén contra la suya y el por qué de tan deliciosos suspiros.

Rompió el beso como si quemara y salió corriendo como alma en pena, dejándomela dura, muy puto dura.

Otra vez.



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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora