Capítulo 24

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-Deja de reírte.- no lo hizo

-Es que están acusando de robarle la virtud- volvió a reír  -Aunque.. siendo tan mojigata, dudo que no lo sea.- no lo es, pero no diré eso.

Ella era la mejor amiga de alguien especial para mi, y soy consiente que ese día que la llamó para recogerla en un lugar, al cual la acompañé, ya no lo era. Pero no tengo porque ventilar ese tipo de cosas. A pesar de todo lo que le hizo a esa amiga, y a mi.

-Debí quedarme, ¿te imaginas lo dramático que hubiese sido si subía y decía la verdad? Señor juez...

-No era un juicio- me quejé

-Pero lo parecía- le restó importancia, la película se veía sola porque yo la veía a ella y ella a mí,  ambos estábamos en ropa interior en su cama viendo la película cuando decidí contarle, porque hasta entonces ella no preguntó -Señor juez, el no pudo haber estado con ella porque se la pasó de mirón en el club- enterré la cara en la almohada y ella volvió a reír. -Y el dirá ¿Todos los días? Y yo, no... los demás me la enterraba en mi cuarto- gemí y ella se rió. -¡Yaaa, si te daba tanta pena con ella Debiste casarte!

-No haré eso, nunca.

-¿Por?- todo rastro de riza se alejó de su cuerpo. -Siento que hay una historia ahí señor bombero, y quiero escucharla.- Al menos se interesa en algo más que en hacer el amor.

-Ella era amiga de mi novia de adolescencia. Inseparables para ser exactos.

-Dijiste eran, así que ya no- asentí -Cuéntame más, soy chismosa.

-Yo tenia 17 y ella también, luego cumplí 18, pero faltaban unos meses para ella cumplirlos. Teníamos la confianza de nuestros padres, así que un día fuimos al cine a ver una película, solo los dos.- ¿como podría decir esto sin comprometer del todo a Sana? -Y alguien la llamó para que fuera por ella a un motel- hizo una Oh, -Fuimos, y al pasar unos días alguien le dijo al pastor que habían visto mi auto entrar a ese lugar. Mi madre enloqueció, los padres de ella también. Así que fuimos con esa persona para que...

-Era Sana cariño, ningún "esa persona"- asentí, me conoce demasiado bien.

-Pero ella dijo que no podía hablar, y que si lo hacíamos iba a negarlo, porque ella tenía más que perder, quien la acompañó allá no era de la religión y ya no estaban juntos al parecer y según ella lo peor que nos harían a nosotros sería hacernos casar y que estaba bien, porque nos amábamos. Entonces nos fuimos, y en efecto, nuestros padres llegaron al acuerdo de que al apenas cumplir los 20 debíamos casarnos, pero que no podíamos vernos fuera de la iglesia hasta entonces.

-Locos- hice mala cara y ella se encogió de hombros.

-Pero un día, luego de mis clases, la vi entrando a comprar un helado, estaba sola, así que entré con ella. La extrañaba, y ella a mi. Y no se como, pero acabamos yendo a ese lugar, solo a hablar, para no ser vistos, luego quedábamos siempre ahí, hasta que una vez pasó, y luego otra y otra vez.- tragué, de pronto mi garganta estaba muy seca. -Cuando cumplí los 20, hicieron una reunión con los jóvenes, podía verla ahí, así que estaba emocionado, ella y Sana habían retomado la amistad y al parecer ella le había contado que nos veíamos a escondidas y lo que hacíamos. Entonces cuando llegué no era una reunión cualquiera, era una especie de intervención para que dejarmos de pecar. Ella se enojó, se apartó de la iglesia, entonces no se me permitió estar con ella, casarnos como lo tenían previsto nuestros padres.

-Y tu fuiste cobarde al no elegirla a ella- asentí, así había sido. Soy consiente de ello. -¿Tienes sentimientos por ella aún?

-¡No!- prácticamente grité -La vi hace unos años, ella estaba casada, vive en el exterior, con su esposo y dos hijos. Me alegré porque le ha ido bien en la vida.- me dijo que aún no era tarde para mí, para alejarme de ese iglesia Tóxica, continúa en la religión, pero cataloga esa iglesia en específico, un nido de hipócritas.

-Fue una pregunta, tampoco te alteres

-No me alteré

-Lo hiciste.- negué -Si te soy sincera en todas las religiones o iglesias se dan casos parecidos o peores, porque somos humanos y es en los humanos en los que hay maldad- dijo aquello de manera amarga, hay algo ahí.

-Tu te alejaste también.

-Todos somos pecadores, incluso tu que vienes aquí a tocarme el cuerpo sin descanso y me pagas las cuentas.

-Si lo dices así suena mal. Eres mi novia- ella siempre evade el tema, así que decidí que lo era.

-Si lo fuera, saldríamos, siempre estamos aquí, asi...

-Salgamos- negué para mi mismo, -El domingo, en la iglesia, voy a sentarme con ustedes, llegaremos juntos. Sabrán que somos novios.

-Aunque me encantaría ver la cara de la señorita Dios te ama aunque no estés bautizada, no es buena idea eso Seokjin.

-¿Por qué?

-Hoy, se anunció tu compromiso falso con ella y aunque los chisme corren rápido dudo que ese lo haga, así que para muchos yo seré la mujer pecadora que se metió en la relación de la perfecta hija de la iglesia y su hombre.

-No soy su hombre, soy el tuyo.

-Si fueras mío estarías dentro de mí- fruncí mi ceño antes de entender a lo que se refería, luego sonrió de manera inocente mientras yo suspiraba una risa.













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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora