Capítulo 10

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Alcancé a respirar con normalidad cuando subí a mi vehículo. Me había tomado el atrevimiento de preparar una sopa para ella, la dejé en la estufa y me marché. Victoria se había excusado sobre dormirse antes de prácticamente con aquello pedirme que me fuera. Pero de alguna manera quería cuidarla, así que hice eso.

Debí disculparme con ella por haber visto su cuerpo de la manera en que lo hice, pero me congelé en aquel momento, luego pensé que si me disculpaba aquello resultaría más incómodo, estaba mal.

Muy mal, demasiado mal.

Sus piernas eran...

¡No!

No es nada propio de mi, tampoco es bueno el sentimiento el que tuve al verlas o lo que pasó por mi mente en ese momento.

No le pediría perdón a ella por vergüenza, pero alguien más me vio observándola de manera impropia, indebida.

Conduje hasta casa con el corazón acelerado y el cuerpo lleno de arrepentimiento, mi vista es pecadora.

Es como si mis ojos no necesitaran el permiso para verla y si, si deberían tenerlo. Ella estaba enferma pero eso no impedía que se viera de la forma en la que lo hacía, su rostro cansado la hacía ver mejor, me hizo desear despertar a su lado.

Sus labios rojos por la fiebre me hicieron...

Estoy mal, estoy muy mal.

Cuando al fin estacioné mi vehículo no logré cerrar bien la puerta cuando me dirigí a mi departamento, necesitaba demasiado una ducha, una fría que me hiciera olvidar todo ese pecado que ronda mi mente.

Estoy muy mal, señor perdón. Perdón por actuar y pensar como mundano, perdón por lo que hago, se que está mal pero de mi mente no salen esas piernas gruesas y fuertes.

Definidas.

¡Señor ten piedad de mi!

Cuando logré salir de la ducha, sin pecar y agradecí por ello, fui por algo de comer, la casa estaba en silencio y me sentí mejor asi, en soledad, comí de manera lenta y tranquila, mi teléfono  cuál descansaba sobre la cama se iluminó en un mensaje.

Un mensaje de aquel número al que había llamado su hermano para comunicarse con ella. No debí memorizar lo tan rápido, pero lo hice.

Había un mensaje

Gracias por las atenciones y la sopa. ¿De verdad la hiciste tu? Tiene un sabor exquisito, no solo eres guapo. Por cierto, no voy a disculparme por usar tu número sin pedir permiso, fingiré demencia.

Esta mujer, esta mujer será mi perdición.

¿Ya te sientes mejor? Si la hice yo, he de admitir que soy buen cocinero, no hay problema, puedes registrarlo.

Al momento de enviarlo mis manos sudaban de manera incómoda, mi toalla cayó al momento que intenté secarlas con ella y la pantalla volvió a iluminarse.

Si quieres úsala para guardar mi número

Y adjunta una foto que...

Estaba recostada sobre la cama, era su cama, la había visto más temprano, yacía en camisola, una de tirantes, su pelo descansaba sobre las almohadas, había levantado el celular para dejar a la vista...

Mi mente, mi mente pecadora hizo que...

Dios, mi mente me imaginó en una...

Mi cuerpo reaccionó. Esto está mal.

....

-Seokjin- llevé mi vista a mi hermana, íbamos camino al trabajo en mi auto, el día anterior no había acabado bien, como salí corriendo prácticamente mi madre fue a verme, fue un desastre de comentarios pasivo-agresivos que tuve que detener invitandola a cenar fuera para que no incomodara a Namjoon o Seona.

Cuando llegué noté que no había respondido el mensaje de Victoria, y no era porque no quería, era por el bochorno de lo que tuve que hacer en el baño luego de ver una foto suya.

Pero ella no parecía estar conforme con ello, envió otro mensaje, y ese fue el responsable de desvelarme.

¿No te gustó la foto? ¿Quieres otra pose? Me gustaría una tuya, para agregarte, suelo registrar los números de las personas con sus fotos ¿Tu no?

Un mensaje tan simple me hizo desvelar pensando en que responderle, al final no lo hice.

-¿Estás bien? estás muy callado últimamente.

-No te fuiste con Namjoon- suelo desviar el tema cuando me siento atacado, como ahora.

-Espero que el trabajo sea tranquilo.- Seona es igual a mi, ambos como papá.

Llegamos a la estación, yo me dirigí a los casilleros para dejar mis cosas, los más jóvenes se encontraban en lo suyo, mostrando su cuerpo como si aquello fuera obligatorio, alardeando de los músculos ganados en el gimnasio y el trabajo.

-Buenas tardes.

-Hyung, en una toma de fuerza entre Taehyung y yo ¿Quién ganaría?

-Taehyung- respondí sin pensármelo mucho.

-¡¿Cómo que Taehyung?!, yo soy más fuerte.

-Pero Taehyung es más hábil y es tu hyung así que sabe como vencerte. Entrenaron juntos, todos aquí sabemos que si te golpean en la quinta costilla del lado izquierdo te debilitas y si te acarician el cuello te vuelves gelatina.

-¡Hyung, no seas cuel!

-Nos vemos, Taehyung, te toca la cena, la haré yo.










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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora