Capítulo 5

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Caminábamos hasta mi camioneta y no podía dejar de pensar en lo agradable que la pasamos.

Esos ojos almendrados tan hermosos y esa sonrisa deslumbrante. Esta vez no subió atrás -Así no estás tan solo aquí.

-Entonces voy a estar solo yo- su hermano me hacía reír.

-¿No que no me soportabas?- aquello se lo dijo porque esta parecía encontrar gusto en mofarse de el y su aparente gusto por su amiga la de las conversaciones de plantas.

-De todos modos no podemos ser novios. En unos meses debo irme.

-¿Se mudan?- quise saber.

-Víctor cumplirá su mayoría de edad. Es un genio también así que irá a Estados Unidos a estudiar. Yo solo soy su cuidadora por estos meses.

-Irás con él entonces- negó

-Regresaré a Francia. Korea es... rara.- se acomodó el cabello y concentró en responder unos mensajes en su teléfono, yo por mi parte conduje hasta la dirección que ya conocía.

-¿Quieres pasar? Nos pagaste el almuerzo y trajiste a casa. Lo que menos podemos hacer es invitarte un café o algo. ¿Si tomas café?- asentí pero no tomaba. -No tomas. Bueno, jugo. Agua o una alargada conversación.

-Claro- ambos bajamos del auto, su hermano ya lo había hecho, el interior la casa estaba decorado de la manera tradicional coreana.

-Es horrible, lo se. Mis padres la heredaron de mis abuelos y así la dejaron. Victor planea hacer lo mismo.

-¿Y tu?

-Ohh, no es mi herencia.- me invitó a sentarme. Se perdió por la cocina para buscar algo y regresó con jugo, galletas y queso. -¿Cómo es ser bombero?

-Es malo, cuando las personas mueren es malo- asintió dándome la razón  -Es bueno, cuando salvamos a alguien a tiempo o cuando vemos un milagro suceder.

-Que bonito

-¿Y el tuyo?

-Mmm, paga las facturas así que es bueno. Me gusta bailar también, así que...- se encogió de hombros. El teléfono en mi bolsillo volvió a vibrar. Sabía quien era.

-Lo lamento, pero debo irme.

-Por supuesto. Ya te retuve lo suficiente. Te acompaño- caminamos ambos, ella delante y vi lo que me obligaba a no ver.

Señor, por favor.

-Gracias por la compañía.

-Nada de eso, es un placer- dijo de manera suave. -Adiós Señor Bombero.

-Hasta el domingo- me despedí y caminé hasta mi vehículo, no fue una vez encendido que le avisé a mi madre que iría a verla. Debía ser rápido, de esa manera me prepararía para el trabajo.

-Madre- saludé con un beso sobre su cabeza.

-Te hice de comer pero como no respondías invité a algunas personas.- cuando llegué al comedor estaba Sana, sus padres.

-SeokJin, no te vimos en la iglesia hoy- la mujer fue la primera en hablar, los saludé como era debido y tomé asiento.

-Lo siento mucho. Me quedé dormido- la cara de asombro de los tres fue mucha. -Hace mucho que...

-Que debiste haber dejado ese trabajo. Tu padre también era igual de terco.- mi madre regresó con mi plato, ya había comido pero no podía hacerle el desplante.

-Si aquel trabajo te absorbe tanta energía y sueño. Deberías dejarlo. Dios proveerá. Ya tienes más de 30 es tiempo de pensar como hombre de familia. Toma de ejemplo a tu padre- habló la madre de Sana.

-Mi padre fue bombero toda su vida y aún así siempre tuvo tiempo para mí y mi hermana.- el estruendo de cubiertos caer contra un plato se escuchó. Reaccioné tarde por lo que había dicho.

-Sana saldrá a pasear esta noche con Park BoGum, ambos jovenes han estado llevándose bastante bien. Creemos que es el hombre que el señor tiene para ella.

-¡Mamá!

-Me habría encantado que tu y SeokJin llevarán el compromiso a cabo.- interrumpió mi madre.

-No estábamos comprometidos- agregué

-Esa cercanía con el joven Park no es prudente aún ¿hace cuanto terminó su relación con la hija de los Kim? Unos meses.

-Si, pero esa muchachita era algo...- me levanté de la mesa interrumpiendo a la mujer.

-Debería irme a preparar, hoy debo recibir turno. Dios los bendiga.- me despedí con una inclinación.

Caminé hasta la puerta pero cuando planeaba irme noté a la mas joven seguirme. -Quisiera hablar contigo SeokJin.

-Por supuesto- yo también quería, así dejábamos claro todo de una vez y por todas.

-Le acepté la salida solo porque irán más personas.- ok  -Pero si me dices que te molesta puedo...

-Sana, está mal esto. Que en verdad creas que yo... nosotros no tenemos nada. Eres una mujer maravillosa pero yo no...

-¡Me besaste!

-No, no lo hice. Estaba pasándola mal el día en que murió papá. Te colaste en mí cuarto y me besaste en un descuido. Eso fue lo que pasó.

-Eres tan duro conmigo. Yo solo quiero mostrarte que puedo ser la mujer que mereces.

-No soy duro

-Dame una oportunidad. Dame una oportunidad para probarte que puedo hacer que te enamores de mí. ¿Porqué te comportas así conmigo? Serena ya no...

-Preferiría que aquel tema no sea tocado. Tampoco el beso que tomaste. Es algo que a quien perjudica es a ti después de todo.- dicho esto caminé hasta mi camioneta esperando al fin algo de paz en el trabajo.







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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora