Capitulo 2

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Tenía un plan, entrar, ser visto, colarme al patio y esconderme por al menos media hora, y retirarme.

Espero y todo resulte así. Caminé hasta la entrada y aquello era una reunión de unos cuantos, solo los jóvenes solteros de mi iglesia, a esto me refiero a que suelen mentir, ahora dirán que los demás no pueden venir.

-SeokJin, que gusto verte, me alegra que pudieras venir- era claro que Sana sería la primera en notarme, ella siempre está mirando a su alrededor, Bogum, al menos él está aquí, me servirá de distracción, el suele acompañarnos a ambos cuando Sana me presta demasiada atención, al inicio creí que lo hacía porque ambos pertenecemos a la misma estación pese a que yo soy del turno nocturno, pero luego note que el pretende a Sana, solo que ella o no lo nota, o esta aferrada a brindarle la atención a alguien que no se la dará, a mí. -Solo seremos nosotros, al final las demás iglesias no vienen.

-Buenas noches- saludé a todos de aquella manera, -Que Dios les bendiga- esa cercanía que se empeña en mantener confunde a los demás, y no me agrada.   –De hecho, no me quedare mucho yo...- antes de terminar mi frase mis ojos notaron en la cocina aquel pelo maravilloso que podría reconocer a lenguas de distancia, llevaba pantalón ajustado y aquello no hacía más que marcar su cuerpo, una camiseta y chaqueta, nada de maquillaje por el contrario de las demás y a ella no podía vérsele mejor, reía con dirección a su hermano quien se encontraba hablando con otra jovencita. Ella parecía solo acompañarlo.

-Ella no es bautizada, le dije a mi padre que no la invitara, pero insistió, puede confundir a los demás. - este tipo de comentarios son comunes en ella.

-Parece que solo vino de chaperona- le hice saber, quizás así se abstenga de juzgarla, los pantalones no son la gran cosa. Se puso de pie para seguro buscar una bebida y cuando me dio la espalda la sala se quedó en silencio, trague con fuerza, ella...

Solo su padre era coreano, su madre no, y el rostro, pelo y cuerpo es obvio que lo heredó de su madre, esa mujer no es nada parecido a lo que había visto anteriormente, apreté mi mano contra la otra y me obligué a no seguir mirando.

Perdón Señor

-Voy a sentarme...

-¡Claro!- prácticamente gritó al decir aquello, tomó la confianza de tomar mi brazo y guiarme hasta el sillón donde estaba sentada antes de recibirme, me ofreció de comer, de beber, me negué, quería que la llamaran a otro lugar porque esto parecía una cita doble, ¿Dónde está Park Bogum cuando más lo necesito?

-Voy al baño

-Por supuesto, te guio

-Se dónde está, tranquila. - no quería ir al baño, quería librarme de ella al menos 10 minutos.

No es mala, es intensa y persistente. Quizás debería hablar con ella y decirle una vez más que no estoy interesado, quizás lo entienda esta vez.

Caminé hasta el pasillo y encontré a esa hermosa risada mirando por la ventana, me acerque, quizás deba iniciar por presentarme. Miré su espalda y cabello, no quería que mis ojos fueran a otro lugar –Buenas noches- giró su rostro al escucharme, aquellos ojos fieros eran hermosos –Soy Kim SeokJin, un gusto. Dios te bendiga.

-El bombero- sonrió, es linda cuando sonríe, también cuando no lo hace, -Song Victoria pero ya debes saberlo, en esta iglesia todos saben quién es quién.

-Lamento lo de tus padres, fui al funeral, pero...

-Mmmm, yo no llegue a tiempo, vivía en Francia cuando pasó.

-Debe ser lindo allá- ella parecía querer cambiar de tema, así que lo hice, asintió.

-Lo es, trabajaba y paseaba los fines de semana. Tu trabajo es mas fascinante, aunque peligroso.

-¡OH! aquí están- mordí mi labio tratando de relajarme, la conversación había fluido divinamente, pero fuimos interrumpidos –Los buscaba, es hora de orar.

Fuimos guiados hasta la sala, estaban todos ahí, como ambos veníamos a la par debíamos tomarnos de las manos, nos integramos en el círculo, su hermano no parecía contento con sostener a otra persona así que esta caminó hasta el alejando cualquier esperanza mía de tomar la suya, quien no perdió oportunidad fue Sana, rompió la barrera entre quien estaba a mi lado y yo para colarse ella.

La oración fue larga, 5 de nosotros oraron, así que al cuarto ya tenía la tentación de abrir los ojos, lo hice por solo un momento y encontré los suyos abiertos, mirándome, al apenas ambas miradas dar con la otra esta cerró los ojos y contuve una risa por aquel acto, parecía una niña cual fue descubierta haciendo algo que no debía.

Es linda.

Cerré los míos nuevamente, pero la curiosidad fue más, los abrí, quería verla, mordía sus labios y aquello...

Los cerré, Ayúdame Señor.





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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora