Mi semana laboral no fue agradable, solo quería que llegara el fin de semana y al fin tener el valor de pedirle su número. Lo haría, aunque tenga que ponerme de pie e ir a ella.Cuando llegué a casa ese sábado en la mañana lo hice con una sensación de nervios enorme. Ya era al día siguiente, la vería y trataría de no quedar como un tonto.
Tengo demasiados años soltero como para saber que podría meter la pata tratándo de conquistarla. Tampoco es que la conozca lo suficiente, así que esa es mi meta. Conocerla, evaluar que tanto me gusta y por el tiempo que empleo en pensarla supongo que mucho. Y darme una oportunidad con ella, si siente lo mismo claro.
-Hola hermanita- Seona preparaba algo de comer, habíamos llegado y yo me había cambiado de ropa y dejado mis cosas organizadas. -¿Qué haces?
-Japonesa, creo- reí ante lo dicho.
-Vi que salieron varias veces, ¿mucho trabajo?
-Nada grave, nadie murió al menos.- asentí
-¿Nam?
-En el cuarto, está molesto para variar.
-Ese temperamento suyo será su perdición.- ambos comimos entre platicas y antes de notarlo Namjoon y mi hermana ya se habían ido a dormir.
Yo también debía dormir, apenas cerré los ojos en la estación, así que si quería llegar a tiempo y descansado debía dormir bien.
...
Desperté poco antes de las 9 de la noche, Namjoony Seona ya se habían ido, mi cuerpo estaba completamente sudado y mis músculos abarrotados, aquella parte de mi cuerpo erguida.
Con temblores en las manos me levanté y guié hasta la ducha. Encendí el agua fría y me estremecí cuando mi cuerpo fue tocado por esta. Adentré mi cabeza.
Ella, ella llegaba a mi memoria.
Hice lo que acostumbro, pensé en los casos del trabajo, los de las últimas semanas y mi cuerpo se calmó.
Solo entonces salí del agua fría y sequé mi cuerpo. Listo para ocupar la mente en algo más.
¡Señor!
No queria salir a cenar pero tampoco quería cocinar, así que pedí algo y esperé mientras leía, alejando aquella ansiedad de mi mente.
Alejando esas ansias de verla, ya solo faltan unas horas, debería poder controlarme. Tengo más de 30, no soy un crío.
Luego de haber cenado, no todo, porque en efecto, no tenía apetito, me volví a acostar.
Para mi fueron unos segundos donde cerré los ojos, pero mi alarma no estaba de acuerdo, era hora de prepararme para la iglesia.
Pero mi cuerpo estaba peor.
Mi cuerpo entero temblaba y mi hombría palpitaba de manera brusca y dolorosa. Era justo como si...
¡Perdón Señor por estos sueños vanos y pecaminosos!
Agradezco al menos no recordarlo.
Apenas el roce de las sábanas para retirarla de mi me hizo estremecer, ella. Ella volvió a mi mente y mi cuerpo volvió a reaccionar.
Negué para mi mismo, me puse de pie mientras sostenía mi peso de la pared, esto no podía ser, estaba demasiado...
Me desvestí con rapidez tratando de no tocarme, parecía que con el simple hecho de hacerlo acabaría haciendo algo impropio.
El agua fría me tocó pero no ayudó, al contrario, aquello pareció ser del detonante para que aquel pelo apareciera en mi cabeza, aquel cuerpo grande y curvilíneo, su cintura y su tra..
¡Señor, ayúdame señor!
Esto está muy mal.
Esperé demasiado pero aquello no mejoraba, más que por mi mente solo pasaba aquella sonrisa, esos ojos de cazador que posee y ese cuerpo maravilloso, cada que la pensaba mi cuerpo y miembro se estremecían como si me encontrara tomándolos.
Dolía demasiado y no podía seguir ignorando aquello o acabaría lesionado. Llevé mi mano y con solo eso parecía que un centenar de agujas era llevado a mi miembro en lugar de mi mano.
Gruñí y suspiré, apreté y dolió. Pero más dolía no acabar ya con esto.
Ella, ella volvió a mi mente y traté de alejarla pero me era imposible. Moví mi mano y vi sus ojos mirarme atraves de esas pobladas pestañas, los abrí.
Volví a mover mi mano y cerré los ojos nuevamente sin poder evitarlo, aquellos labios me hablaban, invitaban a ser besados, seguí moviendo mi mano y la suya apareció.
Pidió que la dejara ayudarme, que alejara mi mano y dejara aquello a su cargo.
¡Señor, ayúdame!
Su lengua se paseó por sus labios rojos y su mano se movía cada vez más rápido haciéndome recargar contra la pared y aplastarla levemente con mi cuerpo y la pared, chilló, mas bien gimio, luego sonrió de manera picara e incrementó los movimientos de su mano, mis piernas temblaban y mi respiración era apenas algo atascado en mi pecho.
Aquella mujer hermosa mordió su labio y un cálido y blanquecino líquido cayó en mi mano y bañera.
Esto estaba demasiado mal, acababa de tocarme pensándola. Había imaginado cosas muy malas sobre ella y yo...
Había manchado su imagen para siempre, había traicionado mis principios y creencias.
¡Señor, perdón!
¡No lo merezco Señor pero perdona a tu siervo!
.
ESTÁS LEYENDO
Llamas Cruzadas
FanfictionNo hay algo más ardiente que un grupo de bomberos sexys.... Si lo hay de hecho, Un grupo de bomberos sexys y cachondos.