Capítulo 11

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Pov Hoseok

Mis dedos tamborileaban en el auto mientras conducía. Luego de haberlos escuchado hablar no pude contenerme, me había enojado con solo saberla tener una cita con él.

Una cita con un hombre teniendo novio, un novio con el que... ¡Maldito infierno!, vivimos juntos.

Y contrario a mis razones, porque lo intenté, juro que intenté mantenerme al margen acabé tomando mi camioneta y conduciendo hasta nuestro edificio.

Pasaba el medio día por lo que el sol quemó mi piel apenas bajé del auto, aquello y el hecho de que me encontraba molesto me hizo caminar más a prisa, en apenas minutos acabé frente a la puerta.

Abrí con mi llave pero la sala permanecía en soledad, más el ruido en el area de lavado me hizo caminar hasta el lugar. Me sentía horriblemente molesto por la falta de confianza que tuvo al largarse dejándome como si fuera desechable, así que hice lo mismo con ella. Pero aquello empeoró todo.

Apenas tomaba el pomo de la puerta cuando su voz me hizo detener de manera abrupta.

-No, solo para una persona.- decía, parecía hablar al teléfono porque no escuchaba respuesta -Silencioso para el día, duermo en ese tiempo.- guardó silencio -En mi solicitud pone que soy bombero, además eso no importa. ¡Que mierda le importa a que me dedico!, si digo que lo quiero silencioso y le pago por el no tiene porqué meterse.

¿Se va?

Abrí la puerta no pudiendo aguantar más, mi enojo se había duplicado -La llamo mas tarde.- su vista permanecía en mí -En el cuarto está el resto de tus cosas.- aquello lo pronunció con frialdad antes de girarse para sacar la ropa dejando el teléfono sobre la lavadora.

-¿Te vas a mudar?- la escuché bufar -¡¿Porqué mierda te vas a mudar?!

-¿Tu si puedes pero yo no?

-¡Maldito infierno! No me mudé, estamos separados.

-Um, según tú. Para mí estar separados es dejar la relación. Choque cultural supongo- pronunció con desinterés para luego tratar de pasar por mi lado, acabé por impedírselo pero cuando su mano trató de impactar contra mi rostro la sostuve y sometí. -¡Suéltame!

-Lo haré cuando te calmes, no vas a golpearme.- sentencié  -¿Que es eso de andar diciendo por ahí que estas soltera? ¿Desde cuando estas soltera? ¿Desde que te largaste como delincuente?

-¡Salvé tu puta vida!

-¡NO SALVASTE UNA MIERDA! ¡Estaba volviéndome loco sin saber si encontrarían o no tu cuerpo si algo te pasaba!

-¿Que querías? ¿Qué fuera lo suficientemente estupida como para esperar que vengan por mí y te maten por mi culpa? ¡¿Solo por no herir tu maldito ego de macho?!

-¡¿Ego de macho?!- me había encarado por lo que estábamos lo suficientemente cerca como para retarnos con la mirada -¿A eso le llamas a querer protegerte?

-No necesito protección, puedo cuidarme sola.

-Debería no regresar entonces- escupí con todo el enojo que me era posible.

-¡Puedes hacer lo que te venga de la polla maldito imbecil!

No se si es porque soy un puto hormonal puberto cuando se trata de ella o porque, mierda, tengo más de tres meses sin sexo pero acabé por apretarla contra la pared con tal fuerza que el único que sentí fue aquella brusquedad antes de impactar con ganas nuestras bocas.

Algo que es común en mi pareja es el hecho de mantenerse cómoda para hacer la limpieza, sin sostén o zapatos, aveces hasta sin bragas cuado decide que es buena idea lanzarlas a lavar. Por lo que cuando sus piernas se abrieron y envolvieron mi cadera no me fue extraño sentirla sin nada de por medio,  más bien extraño sería no hacerlo.

Cuando mis dientes se cerraron en torno a la piel sensible de su cuello mis manos buscaban liberar mi miembro para hacerla acogerme con ganas en su interior. En ese caliente y húmedo interior que tanto me gusta.

Los botones de mi camisa no resistieron la fuerza con la trató de apartarlos, sumándole a nuestros gemidos el sonido de estos al caer al suelo.

Lo mucho que deseaba tomarla me hizo soltar aire apenas estuve en su interior mientras mis dientes se apretaban deseosos de morderla. La altura de ambos es bastante parecida por lo que preferí alzarla sobre el maquina y así dedicarme solo amoverme en busca de ambos placeres.

Sus manos no se habían apartado de mi cuerpo en ningún momento mientras sus gemidos y gritos por más me llenaban de deseo.

Conocía tan bien su cuerpo que sabía acabaría apretándome y dejándose ir en apenas segundos así que fui aún más duro. Su teléfono comenzó a resonar y aquel nombre me hizo recordar a lo que había venido aquí y el porque estaba tan molesto con ella.

-¿Me detengo?- decidí descolgarlo encontrándose esta demasiado metida en su placer como para notarlo.

-¡No pares!- gritó entre gemidos lastimeros. -Ahh- cuando estuvo lo suficientemente al borde mordí su pezon derecho y obtuve su orgasmo entre gritos de mi nombre y gemidos.

Aquello fue suficiente como para dejarme ir en su interior deleitándome con la unión de ambos fluidos. En ese entonces me percaté de que la llamada ya se había cortado.

Salí del interior que me acogía y comencé a arreglar mi ropa para irme, aquello había sido un error. No solo había venido a hacer un berrinche de celos sino que también hice que alguien de nuestro trabajo nos escuchara intimar. Estaba molesto y decepcionado de mí mismo por haber actuado como un crío inmaduro y aquello fue suficiente como para llenarme de vergüenza y alejarme del departamento a paso rápido.






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