Capítulo 11

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Pov Clau

-Deja esas manos quietas- regañó pues trataba de colarlas por entre su pantalón mientras conducía.

-Me metiste mano en la sala de cine- dije para que me permitiera hacer la hazaña.

-Y ahora conduzco, cuando lleguemos puedes tocar lo que quieras.- bufé, que aburrido.

-Quizás me de sueño y duerma apenas lleguemos- me burlé

-¿A quien engañas primor? Aprietas las piernas mientras me miras- abrí mi boca por la ofensa, pero así era.

Maldito perro delicioso que coge aún mejor. Me encanta cuando me habla sucio y eso quedó claro cuando acabé teniendo un orgasmo con solo rozarme ligeramente mientras me decía puercadas.

Pasaré mi lengua por cada cuadrito en su abdomen, morderé cada parte de ese delicioso cuello y mandíbula y me llenaré tanto de él que acabaré desmayada sobre su cama.

-Llegamos- este llamó mi atención para que bajara y así lo hice. Subimos al ascensor en silencio mientras este revisaba su teléfono.

Nos adentramos al departamento a la par que su teléfono comenzó a sonar, sonreí para mis adentros.

Bajé su pantalón y me arrodillé frente a él para tomarlo. Le hice una señal con los dedos para callarlo y paseé mi lengua por el cuando lo escuché contestar.

Engullí cuando lo vi esperar porque la otra persona hablara y succioné cuando le correspondía responder.

Tomé mis tetas y las dejé a la luz mientras las tocaba y me lo comía, me miraba. Lo podía ver viéndome con tantas ganas, apretaba su mandíbula y acariciaba mi cabello.

Suspiraba, alejaba su teléfono para gruñir, abrí mi boca en demasía y lo llevé completo hasta la garganta, retuve el aire y realicé tres movimientos de dentro hacia fuera con rapidez.

Escuché algo tronar y me espanté, me miraba severo y su teléfono estaba en el suelo.

-Continúa- negué

-Ya no se me antoja

-¿Ya no?- negué con fingida inocencia -Solo cuando estaba al teléfono ¿no?- asentí y mordí mi labio luego de pasear mi lengua por el. -Vamos a la cama, te mostraré algo.- dijo este.

Se despojó de la poca ropa que aún lo cubría y quedó totalmente desnudo frente a mi.

Mi camiseta fue desecha por sus manos y desee que hiciera lo mismo con mi pantalón.

Su boca me tomó con tantas ganas que no tuve más que devolver el beso y concentrarme en eso y no en lo que me rozaba con dureza. No noté cuando con tantos pasos hacia atrás habíamos alcanzado su habitación sino hasta que la cama me recibió.

Alejó mi pantalón de mi junto con mi ropa interior y me abrí de piernas para el, deslicé mis dedos por mi pliegues y los empapé, luego de los tendí.

Sonrió ladino y se acercó hasta llevárselos a la boca y chuparlos completamente. Sentí como gotas de mi humedad caían en la cama por lo excitante que era aquello.

Su boca dejó fuera su lengua y la posó sobre mi hasta hacerme gemir con tantas ganas que se detuvo para resoplar una riza en mi coño.

Chupó con tanta fuerza que mis piernas apresaron su cabeza, sus manos tomaron ambas y las abrió totalmente y volvió a comerme el coño con ganas.

Era una sensación deliciosa pero asfixiante, quería que continuara, pero mi cuerpo trataba de escaparse de lo que me hacía como un reflejo.

Me sostuvo aún mejor y cuando sentí mi orgasmo en la punta de mi intimidad, se detuvo.

Se alejó de mí y regresó con dos esposas, sabía para que eran. Como se usaban y el placer que eran capaz de dar. Mis muñecas fueron sujetas con mis tobillos y esperé para recibirlo en mi interior. -Me encanta oírte gemir, pero ahora te quiero obediente.- dijo contra mi boca cuando me colocaba una mordaza. Besó mis labios amordazados y me abrió de piernas.

Su mano guiaba su polla de arriba a abajo con sutileza. Rozaba con ganas mi clitoris y lo empapaba de mis jugos. -¿Las pastillas?

Asentí no pudiendo hacer mas; habíamos quedado de usarlas porque mierda que me encanta cuando me llena, cuando explota sobre mi coño, tetas o trasero.

No entraba

Solo lo rozaba, me calentaba y reía.

Sentí su punta presionarme con ganas y mi interior se preparó para acogerlo, no pasó. No podía pedir, gemir o gritar pero el placer y deseo que sentí cuando entró en mí con tanta fuerza me hizo lagrimear.

Mi cuerpo ardía de tal manera que me creí enferma.

Su boca tomó mis pechos con tal destreza que me contraje deseosa de más. Se detuvo.

Salió de mi cuando el orgasmo nuevamente estaba en el punto y me giró con fuerza haciéndome enterrar mi cara en la cama para luego entrar en mi desde esa posición y tomarme con fuerza.

Mis brazos estaban hacia atrás y mis rodillas flexionadas, mi trasero en pompa haciendo mis muslos todo el trabajo de mantenerlo erguido.

Mordió mi cuello a la vez que un suave empuje comenzaba en mi interior, me sentí sofocada y deseosa de ser tomada con más ganas.

Tomó las cadenas y tiró de ellas haciendo separar aún más pies piernas y acabé teniendo el orgasmo más húmedo que en mi perra vida había tenido.

Sentí como expulsaba con ganas mi orgasmo sobre la cama y este se vertía en mi interior devolviendo las ganas que había perdido.

Cuando me soltó y libero la boca me puse de pie para lavarme, mi cuerpo estaba entumecido pero mi entrepierna latía con tanta fuerza que lo quería enterrado en mí nuevamente.

-Vamos a bañarnos- me haló hasta este y me alejó cuando intenté tocarlo nuevamente. -Te sentarás en mi cara más tarde. Ahora debes ser buena.






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