Capítulo 9

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Vergüenza y arrepentimiento era lo único que podía sentir.

Ni siquiera lograba salir del baño por encontrarme estático en mi lugar, se me hizo tarde.

Al final no fui, ¿como la vería a la cara y le pediría su número luego de aquello?

Me quedé encerrado, y me aislé toda la semana, excepto por el trabajo. Cuando llegó el domingo en la mañana, que mi alarma resonó por toda la habitación y que la apagué sin haber logrado pegar los ojos por más de unas pocas horas, me puse de pie.

Me reprende por recordar aquel hecho bochornoso, luego de darme un baño y alistarme fui por mi madre, no pude evitar el regaño por no ir en toda la semana a verla y no ir a la iglesia la semana pasada.

Que solo voy un día a la semana, y que si falto una vez incluso cada dos meses el daño es mucho. Suspiré

Llegamos al lugar, los miembros de la iglesia saludaban de igual manera a como acostumbran. Los "Hizo falta el domingo pasado señor Kim" no se hicieron esperar, tomamos asiento cerca del centro y cuando creía que no llegaría  noté a su hermano entrar.

Repetía algo, solo que parecía solo articular aquello, a ella no la vi entrar. El servicio inició. El sermón, amarnos los unos a los otros, no dejar enfriar la fé, y de ser el caso, notar si a un hermano está atravesando aquella acción, ayudarlo, visitarlo, invitarlo.

Espero que no crean que por haber faltado solo un día eso pase conmigo, recuerdo que en mi adolescencia dejé de ir a la iglesia, en mi tonta cabeza puberta había decidido hacer una vida distinta, las visitas eran diarias, llegaba de la escuela y ya el grupo de jóvenes se encontraba en mi casa, luego regresé.

Pero no quiero pasar por eso, me gusta la privacidad de mi casa, no me gusta que vayan sin avisar, o me interrumpan si duermo.

El servicio terminó, los últimos cánticos se escucharon y todos comenzaron a saludarse, mi madre entabló una conversación con uno de los hermanos y noté salir a Victor, llevaba prisa.

Mi cuerpo se movió solo hasta alcanzarlo fuera de la iglesia, -Hola, Dios te bendiga.

-Hola- parecía no querer detenerse. -No iré con las pizzas hoy, mi hermana está enferma, me dejó venir, pero no puedo ir con las pizzas, voy a la iglesia, camino por la orilla hasta la farmacia de la esquina, le llevo medicamentos, ella lo anotó- me mostró un papel -Voy a casa y ella va a pedirme de comer, entones no haré ruido para que duerma porque debe trabajar para comer.- si en la larga oración no hubiese dicho que ella estaba enferma, aquella forma apresurada de hablar me hubiese causado gracia.

-Yo puedo llevarte, así haces todo antes.

-No, mi hermana no dijo que el señor bombero podía llevarme, ella me dijo que voy a la iglesia, camino por la orilla hasta la farmacia de la esquina, le llevo medicamentos. Voy a casa y ella va a pedirme de comer, entones no haré ruido para que duerma porque debe trabajar para comer.- con lo segundo prácticamente me carcajeo.

-Llámala entonces.

-No traje me celular, a la iglesia no se puede llevar, mamá siempre lo decía, cuando estaba viva, ya no lo dice porque se murió. Pero se su número de memoria, tengo buena memoria.

-Apuesto a que si- la tendí mi celular.

-Noona, el señor bombero sexy dice que va a llevarme para que llegue antes pero tu no dijiste, tu dijiste que...- la escuché toser tras la línea y luego a su hermano asentir y despedirse. -Dice que puedes y que gracias.

Me devolvió el teléfono, tenía su número en pantalla pero no podía usarlo, ella no me había dado el número o permiso de usarlo.

Caminamos a mi camioneta y recordé a mi madre, le di una rápida llamada para decirle que me iría antes porque algo se me presentó, estoy seguro de que me llamará en cuanto llegue a casa para saber que pasó.

Llegamos a la farmacia, este entregó la lista y le cedieron los medicamentos al notar que se encontraba con un adulto. Quizás si hubiese venido solo no sería así.

-Eso fue rápido, y tu pizza te la entregan inmediatamente, ¿que tal si pasamos por ella y la comes en casa?

-¿No en el sillón del abuelo?

-Hoy no, por tu hermana enferma- lo pensó un segundo.

-Bueno- y como creía, entramos y ya estaba lista, la pidió para llevar y mientras la empacaban les contó que su hermana estaba enferma, que le había comprado medicamentos y que no la comería en el sillón del abuelo para llevarle medicina, pero que el domingo siguiente si lo haría.

Salimos al apenas minutos y llegamos poco después a la casa,los jardines seguían igual de hermosos, la jardinería se le da muy bien. -Voy a preparar la mesa de la esquina en mi cuarto para comer mi pizza como si fuera el sillón del abuelo y buscaré agua. El cuarto de mi hermana.- ¿Qué?

¿Acaba de dejarme en...

Caminé hasta la puerta que señaló y toqué -Pasa Victor.

-Soy.. mmm Seokjin

Escuché las sábanas removerse y me dio el pase -Ese malcriado ¿donde está? Te hizo venir aquí y...

-Yo me ofrecí- me acerqué, estaba envuelta en las sábanas y su rostro estaba algo pálido, pero seguía igual de bella. -Traje tu medicina.- se la tendí

-Gracias, debo ir a trabajar más tarde, si no tomo esto no mejoro.- las tomó y trató de tomar el agua, me acerqué a la mesita para dársela y lo hice.

Llevaba una camiseta enorme, pero nada más...

Se había descubierto y no...

¡Señor!










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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora