Capítulo 12

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-Hola- logré escuchar tras la línea antes de que la alarma que nos hace ir al camión se escuchara, el teléfono se resbaló entre el colchón, y no corría con tiempo de buscarlo, eso fue antes de ir a la última emergencia.

Estaba próximo al amanecer y yo me encontraba con el teléfono en mano, era el quinto mensaje que borraba antes de enviar, no la había llamado, porque son casi las 6, ella debe estar descansando.

Y debería solo excusarme porque dejé el teléfono tirado y la llamada abierta cuando fui llamado, también decirle que estoy bien. Ella quería saber eso.

Hermoso, ¿Estás escribiendo un libro, o acaso el mensaje contiene 2,000 palabras? Hace media hora apareces escribiendo, ten compasión de mí.

Oh por Dios, Dios mío. Ella está despierta, y no solo eso, ella vio lo que hacía, luego me llamó.

Al menos no es por cámara esta vez, tomé la llamada, -Hola- dijo con voz ronca, como si acabara de despertar.

-Hola, deberías estar durmiendo.- quise romper el hielo con aquello antes de darle mis explicaciones.

-Desperté para ir al baño y entré a la conversación para ver si habías respondido, entonces te vi escribiendo y esperé, y esperé, y esperé.

-Lo siento, fui llamado

-Lo sé, esa alarma suena como el demonio. Oh, lo siento.

-Tranquila.

-Entonces estás bien

-Si, mm, no quiero inmpotunarte, vuelve a dormir.

-Ya te quieres deshacer de mí.

-¡No! Me refiero a que debes estar cansada.

-No tanto, estaba pensando, ya que fuiste tan agradable y bueno al traer a mi hermano, prepararme sopa y eso, debería invitarte a desayunar. Y tu deberías decir que si.

-Ok- contuve una risa.

-¿A que hora sales?

-A las 7

-Mmm, ¿alguna alergia?

-No- ¿acaso...

-Bueno,  voy a estar esperándote. Nos vemos en una hora.- y con aquella frase cerró la llamada.

Mis nervios se dispararon, ella me había invitado a su casa, a desayunar. De pronto temí hacer algo que no debía, decir algo que la ofenda o desear que aquello suceda cada día.

Cuando faltaba poco para acabar el turno fui a mi casillero, no había más que ropa deportiva en el y me golpeé mentalmente ante aquello.

No me daba tiempo de ir a casa porque quería pasar por el super y llevar jugo o frutas como regalo, entonces me retrasaría.

Acabé por darme un baño, casi siempre lo hago en casa porque las duchas aquí son abiertas, y la desnudez ya sea mía o de otro es algo que me pone nervioso, pero agradecí el hecho de que los chicos aún se encontraban demasiado sumidos en lo que sea que hacían como para venir aquí.

Me coloqué una camiseta blanca y pantalón gris deportivo y me miré al espejo, debía solo usar ese pantalón en casa. No era nada apropiada la forma en la que se marca la parte delantera de mí cuerpo con el.

Acabé colocándome el azul del uniforme de descanso, estaba limpio solo que no suelo salir con el, me coloqué las botas también y cuando noté la hora en el reloj faltaban aún 15 minutos para la hora de salida.

-Oye Clau, me voy antes ¿les dices a los demás?

-Claro, ¿pasó algo?

-No, para nada.

En el supermercado prepararon una canasta con flores y frutas, me mantuve pendiente al celular por si llamaba para cancelar, no lo hizo.

Cuando llegué a su casa mis manos sudaban pero me obligué a tomar la canasta y acercarme a la puerta, y que sea lo que Dios quiera.

Solo toqué la puerta 3 veces y esperé unos segundos, aquella maraña de pelo oscuro y rizo apareció frente a mí, iba hermosa en un vestido corto, bueno, algo corto, no mucho.

-Hola, pasa.

-Claro, gracias por invitarme.

-Lo hice por agradecimiento, así que no deberías agradecer.

-Aquí tienes.

-Que atento, gracias.- la seguí a la cocina, -No corría con tiempo así que hice poco.

-No hay problema. ¿Debería saludar a tu hermano?

-Oh, Victor se fue hace unos minutos a la escuela. Solo estamos nosotros- me escaneo -¿Vienes del trabajo?- asentí -Tu en ese traje- la vi suspirar y guardar silencio, luego se giró pero pude ver como mordió ese regordete y sexy labio.

Señor.

-Gracias por la comida.

-Disfruta- ambos tomamos asiento y me atraganté con arroz al apenas tenerlo en frente, literalmente me atraganté. Pero es que ella se había inclinado y su busto...

Ella logró acercarse para tenderme el agua, y auxiliarme de alguna forma. -¿Estás bien?- asentí.

Cuando la tos pasó, que mi cuerpo sintió aquel estremecimiento al encontrarse con aquella mujer a mi lado, mujer que estaba cerca, demasiado.

Mucho

-Eres demasiado sexy para ser sano.- dijo aquello como un susurro, su boca fue a la mía con una fuerza incontrolable, sus labios eran apasionados, gruesos y dulces, mullidos.

Su cuerpo saltó sobre mi en la silla.

No se como pero cuando fui consiente de lo que pasaba su lengua estaba en mi boca, ella estaba sentada a piernas abiertas sobre mi regazo y yo. Yo estaba demasiado abochornado por lo que había crecido en mis pantalones.

-¡No!- logré decir al separarme, como pude me puse de pie y alejé de mi cuerpo aquel cuerpo provocador y caliente que hacía hervir el mío. -Yo...

-Te gusto, quieres esto ¿o entendí mal las señales?

-Yo no... no creí que yo...- dudé grandemente -No se como... Voy a irme.

-¿Vas a irte?

-Voy a irme.- y con aquella frase salí de la casa como un cobarde.







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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora