Capítulo 7

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Cada parte de mi ansiaba el fin de semana. Aquella risada era  hermosa, pero también me generaba demasiados sentimientos con solo verla. Ansiaba conocerla mejor, que me conozca ella.

Conducía con rumbo a la casa de mi madre, debía ir por ella para ir juntos a la iglesia, no creo que logre sentarme remotamente cerca de quien a estado robando mis pensamientos.

-Madre- besé su mejilla luego del saludo y abrí la puerta para ella.

-Te ves muy feliz últimamente, ¿no tendrás una novia por ahí? Que sepas que no cualquiera va a agradarme.

-¿Como van esos planes de viaje?- mi madre iría a casa de su hermana por unas semanas, ha estado esperando aquello meses.

-Muy bien, supongo que si tienes una enamorada sí estás cambiando el tema.

Llegamos a la iglesia sumidos en la plática y al momento de entrar notamos la mayoría de asientos llenos.

-Hoy era el día de las oraciones compartidas- resaltó mi madre, habían otras iglesias aquí, así que no es de extrañar.

Noté aquella maraña de pelo oscuro, a su lado se encontraba su hermano y un espacio considerable, el que fácilmente mi madre y yo podríamos ocupar, pero no creo que sería agradable. Después de todo mi madre suele dar su opinión sin reservas y...

-Aquí hay un lugar.- ella también lo vio. Caminamos hasta el lugar y entré primero, de aquel modo mi madre no quedaría al lado de Victoria, pero aquel perfume delicioso llenó mis fosas nasales al abrir la boca para saludarla, dejándome totalmente petrificado.

-Buenos días señor bombero.

-Buenos días. Dios les bendiga.- saludé también a su hermano.

-¿Crees que...

-Seokjin, ya va a empezar.- mi madre ya se había tardado.

Le regalé una mirada de disculpa y llevé mi vista al frente. Cuando debíamos buscar en nuestras biblias es común que si a nuestro lado hay una persona que no tenga una, prestarsela o compartirla. Así que decidí hacer lo segundo.

Nuestros dedos se tocaron de manera inconsciente y aquello me gustó más de lo que debería. Una corriente tomó mi cuerpo y me hizo tensar, era inapropiado la forma en la que mi cuerpo reacciona al suyo.

¡Ayúdame Señor!

....

Cuando el servicio terminó mi madre se acercó a saludar a varias personas, por lo que me vi con la libertad de preguntar a Victoria lo que me diría. -Ya debo irme- señaló a su hermano  -Un gusto verte señor bombero.

-Llámame Seokjin- no lo decía en modo de reprimenda, sino dándole el permiso para llamarme por mi nombre, para acercarnos.

-Señor bombero es mejor, cuando lo digo pienso en esos catálogos y bomberos sexys. Me hace pensar en si eres igual.- y soltando todo aquello se perdió entre el mar de gente para seguir a su hermano.

Noté mis manos hechas puño y mi respiración contenida y también me vi observándola. Me vi observando más allá de su cintura y en como contonea aquella cintura, en como su falda es tan justa que sus anchas caderas parecen que van a romperla y en como enmarca tan bien aquel...

¡Señor, ayuda!

-Seokjin- mi madre, mis orejas ardían y estoy seguro de que mi rostro igual. -Fuimos invitados a almorzar a casa de los Kang- informó y comenzó a caminar para que la siguiera, lo hice hasta llegar a mi vehículo. -Se que eres como tu padre, te encanta hacer amistad con los que... bueno, ya sabes- aquella manera de decirlo es desagradable. -Pero, hacer amistad con una mujer como esa es...

-¿Una mujer como esa madre?

-Del mundo mi amor, ella no pertenece a la iglesia y...

-Cuando conociste a mi padre tampoco eras de la iglesia.

-Creía que era una simple amistad pero por tu respuesta veo que te interesa.

-Es una amistad madre, solo quería resaltar el hecho de no juzgar a los demás por el hecho de si son o no creyentes.

-Es cierto, sería absurdo que luego de lo que pasó con esa muchachita busques a alguien tan... parecida.

-Madre, prefiero que el tema no sea tocado.

-Y que luego de rechazar a una joven de tan buena familia y con excelentes valores al menos consigas a alguien mejor, porque sería lamentable que heredes de tu padre los gustos corrientes.- dicho aquello me aplicó la ley del hielo hasta llegar a la casa de los señores Kang.

Frente a esta estaba el vehículo de Park BoGum, estacioné a su lado, -De seguro también lo invitaron, creo que el joven Park si aprovechará la buena madera de esposa de Sana, el es buen hijo.

-Madre- suspiré y caminé hasta la entrada, fuimos recibidos con alegría y encontramos a BoGum en uno de los sofás. -Dios te bendiga.

-Amén. Dios te bendiga más- saludó

-¡Ya estoy lista!- una alegre Sana apareció desde el pasillo, se había cambiado de ropa supongo que saldría porque este se puso de pie.

-Cuida de nuestro tesoro hijo.

-Descuide, lo haré.- la sala quedó en silencio.

-Hola Seokjin, no te había notado.

-Dios te bendiga Sana.

-Amén, ¿nos vamos?- partieron de la casa y su madre se  puso de pie para ir a la cocina.

-Espero que ahora lamentes tus decisiones- dijo mi madre por lo bajo para que solo yo lo escuchara. No lo hago en realidad.





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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora