Capítulo 23

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Era domingo, y estaba feliz de ello.

Por dos razones, la primera es que iría a la iglesia, la segunda, Victoria y yo tendremos una cita luego, no es una cita completa.

Iremos con su hermano por las pizzas que suelen comer y luego por un helado para comer en la casa viendo películas. Así que mi emoción es mucha.

Cuando pasé por casa de mi madre esta se mantuvo tranquila, me devolvió el saludo y llegamos a la iglesia, todos estaban animados por verme, uno de los visitantes preguntó por mi estadía y me alegró que al parecer mi madre no estaba lo suficientemente pendiente a la conversación pues le preguntó algo y este se concentró con ello.

Y entonces la vi llegar. Hoy llevaba vestido. Uno lindo hasta las pantorrillas, no cubría sus codos y se acentuaba a sus pechos más no a sus caderas o trasero. Mi madre llamó mi atención para hacernos sentar.

Ella fue al frente y nosotros al centro, como siempre. El culto inició y me fue difícil concentrarme en lo que hablaban.

Sana estaba curiosamente desbordante de energía, no es que ella no sea de esa manera, solo que hoy precisamente, mucho más. Luego de la oración de despedida la vi subir a tarima creí que para cantar como siempre, pero no era así, mi madre llamó mi atención.

-Los pastores saben que no fuiste al retiro- quedé de piedra cuando dijo aquello -Pobre Sana, a pesar de ser menospreciada por ti continúa salvandote.- ¿que quería decir con eso?

-Sana, Seokjin- dijo el pastor con alegría ¡Dios, otra vez! -Hoy será anunciado el compromiso de una pareja que...,- mis oídos comenzaron a zumbar desde ahí. Escuchaba voces y aplausos a la lejanía.

-Sana se ofreció a ayudarte- escuché a mi madre murmurar en mi oído. - Así que vas a aceptar su ayuda y vas a casarte con ella.

-No haré eso madre- pronuncié con dientes apretados.

Me puse de pie viendo rojo y dirigí a la zona alta. Era momento de hacerle entender a todos que no estoy remotamente interesado en cumplir lo que sea que ellos planean.

La sonrisa triunfante de Sana mengua de manera pausada cuando me nota caminar con determinación, mi madre detrás, escuchaba sus pasos, el pastor detuvo su charla cuando tomé el micrófono. -No voy a casarme con ella, no estoy interesado en ella y no. Tampoco tuvimos una relación en el pasado- decidí aclarar todas las dudas. Pues más de uno cree que fuimos novios en la juventud.

Sentía la mano de mi madre en mi brazo tratando de detenerme, algunos de los feligreses comenzaron a sentarse y con ello noté que ella ya no estaba ahí, no se en que momento se fue pero necesitaba encontrarla.

-Muchacho, vamos al sótano- la voz dura del pastor me hizo tensar, era un hombre de unos 65 años, recto pero amable, aquel tono que utilizó conmigo fue duro.

Lo seguí, mi madre y Sana tras nosotros, su madre se unió por el camino, cuando llegamos al sótano Sana había comenzado a llorar y su madre me miraba con enojo palpable.

-Van a casarse Kim Seokjin, no es una opción.

-No- me mantuve firme -Estoy saliendo con alguien más y...

-Osea que no solo deshonrraste a mi hija, sino que también la engañas.

-Yo no...

-¡Deja de mentir Seokjin!, el ministro Kang nos informó que ni tu ni Sana habían ido al retiro, ella nos lo dijo todo.- mi vista fue a la joven que aún lloraba en el cuello de su madre, sus ojos suplicantes me miraban.

-Quiero hablar a solas con ella.

-No, no estarán a solas otra vez hasta que cumplas con tu deber como hombre y te cases con ella.

Suspiré

-Yo no fui al retiro, es cierto. Pero no vi a Sana en ninguno de los días en los que debí estar ahí. Tampoco sabía que ella iría allá. Porque si así hubiere sido, tampoco habría ido. Así que, no, no voy a casarme con ella, yo no toqué a su hija.

Dicho aquello salí del sótano de la iglesia encontrando personas a mi paso cual ignoré hasta llegar a mi camioneta.

-¿Crees que actuaste bien dejando esa pobre muchacha llorando y...

-Madre, no quiero oírte. No ahora, así que si deseas que te lleve a casa, voy a hacerlo. Pero no vas a reclamar me por reaccionar como lo hice. ¡Por Dios! ¿Quién hace algo como eso hoy en día?- ambos subimos al vehículo y derrapé cuando salí rumbo a la carretera, debía calmarme.

-¿Crees que no sé que esas miradas tuyas a esa mujer es porque te revuelcas con ella? Te conozco Seokjin, estas actuando como lo hacías con esa muchachita que...

-¡No hables de ella!, has estado manipulandome con eso, y no vas a lograrlo más. Estoy enamorado de Victoria, y bien puede no parecerte, pero voy a seguir viéndola.

-No...

-Como dije madre, puede no parecerte. No es mi problema.- guardó silencio luego de aquello hasta que la dejé en la entrada de la casa, no esperé a verla entrar antes de arrancar el vehículo nuevamente, debía ir con Victoria.

Cuando llegué a su casa ellos no estaban, los nervios estaban presentes en toda mi mente, no recordé el lugar en el que podían estar hasta ahora, la pizzeria.

Cuando llegué ellos comían cómodamente, su mirada fue a la mía, tomó el tercer plato de la mesa, lo acomodó con otro trozo de pizza a su lado y volvió a mirarme.

-Come señor bombero.









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Llamas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora