35. Un Buen Trato (1/4)

539 34 11
                                    

Ebi había tenido una noche larga. Daba vueltas en la cama tratando de no pensar en la mirada suplicante de Enzo, pero estaba tan presente que si decidía abrir sus ojos podía ver su cara suplicando piedad.

Minerva -que había alcanzado a Ebi al llegar a la escuela- esperaba una respuesta de su parte. Sin embargo, ella sólo miraba el suelo de mármol blanco del auditorio de la escuela, y a veces levantaba la mirada sin ninguna expresión. Pero al menos estaba ahí, no había escapado de su insistencia abrumadora.

Ambas suspiraron. Estaban reposando en las butacas azules de la entrada.

-¿No quieres ser mi amiga?

-Sí -dijo en voz baja.

-¿Entonces por qué te portas así?

Minerva se acercó a Ebi para contemplarla.

-No es fácil de explicar.

Ebi se cruzó de brazos y los apoyó sobre su mochila, insegura. A lo que Minerva bajó la mirada, dando por hecho que tenía que insistir un poco más.

-Intentalo.

-¡Ebi! -gritó Dean desde la entrada.

Ebi se paralizó. Y tomó a Minerva del brazo. Ambas lo miraron extrañadas.

Él caminó rápidamente y se puso delante de ellas.

Minerva observó a Dean. Intuyó que era de la edad de Ebi debido a la altura.

-Fuera -ordenó directamente a Minerva. Ella observó sus ojos cafés retantes.

Ebi seguía agarrando el brazo de Minerva.

-No dije nada -dijo Ebi con voz temblorosa -No le dije a nadie.

-Vete- volvió a dirigirse a Minerva.

-No

Dean se extrañó de que se negara, pero al ver la forma en la que Ebi apretaba su brazo entendió que ella le estaba pidiendo no irse.

-Si no se va, la elijo a ella.

Ebi soltó rápidamente el brazo de Minerva. Ella la miró extrañada.

-Vete -pidió ahora Ebi.

-¿Qué?

-Por favor

-Bueno...

Minerva miró por un instante a Ebi, caminó hacia la salida, a lo que Dean la siguió con la mirada. Cuando se marchó, Dean tomó del hombro a Ebi

-¡No he dicho nada!

-Calmate.

Ebi sujetó la mano de Dean y la hizo a un lado. Él se apartó y la miró fijamente. Ella esperó una respuesta agresiva por haber quitado su mano, pero él hizo caso a su acción, lo cual la extrañó.

-¿Te gustaría ser la marginada?

Ebi retrocedió un paso.

-No.

-Muy bien, entonces hagamos un trato.

Ella frunció el ceño. Dean se acercó y le extendió el brazo.

-Yo ya no te vuelvo a molestar. Como habrás visto, hay un nuevo marginado.

Ebi miró la mano de Dean, esperando algún truco.

-Él se lo buscó. Así que prometo no molestarte más.

Ella dirigió sus ojos hacia Dean sin saber qué decir. Por un lado sentía un alivio al escuchar que Dean al parecer la estaba "liberando", pero por otro no se sentía bien.

VÍCTIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora