49. Sueño Amargo

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Dean no paraba de mover su cuerpo una y otra vez sobre su cama, estaba teniendo una pesadilla.

La escena de su abuso se repetía en su cabeza. Aquel monstruo lo tenía sometido, solo, en medio de la nada.

Él hacia todo lo posible para luchar contra su abusador, pero cada que lo hacía perdía fuerza y vivía el dolor. El dolor con todas sus matices, las que experimentó en ese momento.

El momento lo desesperaba tanto  que Dean gritaba eufórico, pero no lograba despertar.

“Ya me cansé” confesó sintiendo debilidad.

Estaba peleando, pero su cuerpo ya no daba a más y ahora solo lloraba en medio del forcejeo qué había cesado. Él sólo cerró los ojos y pronto dejó de sentir el peso del monstruo sobre sí. Aquel bosque helado en el que se encontraba repentinamente, ahora sólo lo resguardaba a él y a su llanto.

—Oye —dijo una voz en medio de su agonía.

Dean levantó rápidamente la cabeza. Era Lana.

—Ayúdame.

—¿Qué? —dijo él mientras se reincorporaba y se limpiaba las lágrimas.

—Ayúdame.

Ella se acercó más a él y le señaló el lavabo que inexplicablemente se encontraba a unos pasos de ellos.

Dean la miró. Podría haber corrido hacia ella para abrazarla, pero algo le decía que desapareceria si eso hiciera. Y no quería eso, su presencia había calmado la anterior escena qué sólo lo había dejado con un mal sabor de boca. Nuevamente su presencia lo había salvado.

—Te extraño, hermana —dijo con voz quebrada.

—¿Ah, sí?

Lana lo miró fijamente sin pestañear, él se incorporó y ella lo siguió con la mirada fría. Su cabeza goteaba sangre. Rápidamente tomó su pequeña mano para guiarla hacia el lavabo y limpiarla. Él agarró la manija de metal oxidado y la giró.

—No me estás ayudando —dijo Lana.

Confundido, rozó cuidadosamente su rostro —quitando un poco de la sangre— y la miró inquieto.

Dean guardó silencio, y nuevamente limpio de su rostro al que por alguna extraña razón sólo se expandia la mancha escarlata. Dean limpió con más fuerza y agua tratando de desaparecerla, pero mientras lo hacía también raspaba su rostro.

Él sintió algo sobre ambas manos, era una especie de piel seca. Y conforme más pasaba sus manos sobre su cara, más se llevaba consigo esos pedazos raros.

No es que estuviera tallando fuerte, estaba teniendo mucho cuidado para evitar eso. Pero la situación iba más allá.

Dean poco a poco notaba que el rostro de Lana cambiaba, pero simulaba no darse cuenta. Limpiaba y limpiaba, hasta que empezó a dudar si tocar nuevamente aquel rostro que poco a poco le marcaba la cuencas de los ojos y estos desaparecian.

—¿Lana?

Él busco de aquellos preciosos ojos cafés, pero veía como se hundian dejando un hueco.

Dean se detuvo y comenzó a respirar ruidosamente. Aquel espectro tenía la mirada clavada en él. No se atrevería a levantar su mirada, porque aquel ser mostraba la cara de sufrimiento con la que había fallecido su hermana. Pronto el espectro comenzó a buscar su mirada a lo que Dean se levantó rápidamente y corrió.

Él siguió hasta perder al espectro qué comenzó a perseguirlo.

“¡Despierta!” gritaba su voz interna mientras golpeaba su cabeza.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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