𝟥𝟤. 𝑀𝑒𝓃𝓉𝒾, 𝐿𝑜 𝒮𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜

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Lana y su madre se encontraban en las sillas de descanso del patio a un lado de la alberca vacía

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Lana y su madre se encontraban en las sillas de descanso del patio a un lado de la alberca vacía. La madre de Lana pensó en éste como un lugar tranquilo para hablar.

-Mírame, Lana -. Pidió su madre que vio los ojos de su hija, apagados -. ¿Lana?

Su madre estaba en cuclillas para quedar más baja que Lana, y así, que la mirara. Pero Lana estaba sentada con los hombros caídos y los ojos desviados. Apenas reaccionaba a las manos insistentes de su madre que movían levemente sus brazos.

-Lana...¿Quién te hizo esto?

Lana levantó la mirada lentamente, pero no la dirigió a su madre, si no a su izquierda que daba hacia la pared llena de plantas enredaderas.

Su madre miró por un momento a su alrededor, buscando alguna respuesta. Pensó en llamar a su esposo, pero él no respondía los mensajes que le enviaba -estos cada vez con menos frecuencia- e ignoraba sus llamadas. No estaba para analizar la situación y su ayuda terminaría siendo estresante para Lana.

-Lana... -insistió. Esperanzada de tener una respuesta de su parte.

-Mamá... -sollozó con la mirada baja. Esta vez levantó los ojos llorosos a su mirada -Por favor ya no preguntes

-Quiero ayudarte, mi vida.

Ella suspiró intolerante a la insistencia.

-¿Peleaste? ¿Tiene que ver con la escuela?

El cuerpo de Lana se tensó. Ambos ojos se abrieron levemente a la pregunta de su madre.

-No.

-Lana, yo puedo ayudarte. Pero necesito que me digas dónde o quién fue.

Su madre se levantó y Lana la siguió con la mirada. Ella se cruzó de brazos pensando qué podría hacer para que hablara. Así que decidió acorralarla.

-¿Esto tiene que ver con la escuela? Me han comentado que has estado faltando.

Lana le despegó la mirada, ahora con una muestra de desagrado.

-Si te dejé ir sola a tomar el transporte de la escuela. ¿Por qué tienes faltas?

-El transporte se retrasa.

-El transporte tiene tiempo contado. No es posible que llegues tarde y si ese fuera el caso la escuela justificaría tus faltas.

Lana giró la cabeza hacia la entrada de la casa y la observó.

-Mamá... No puedo decirte -admitió.

-¿Por qué? -preguntó en tono suave. Se sintió aliviada de que estaba obteniendo una respuesta diferente.

Dean abrió la puerta advirtiendo de su presencia. Ambas miradas se enfocaron en él, pero su madre se dirigió nuevamente hacia Lana. Estaba dispuesta a seguir el hilo después de tener una vaga e importante confesión.

Dean se acercó, extrañado de que ambas no lo saludaran a la distancia.

-¿Lana? -presionó su madre.

-Fue Dean -dijo mientras la voz se le quebraba.

Su madre se giró hacía él con la boca abierta. Dean -quién no escuchó la acusación- se acercó con normalidad.

-Hola. ¿Qué pa...

La pregunta de Dean quedó en el aire cuando su mamá lo abofeteó. Él se giró sorprendido mientras tocaba su mejilla. Después observó a Lana intentando descifrar lo que había pasado.

Ella lo miró fijamente, dejando expuesto el golpe que marcaba todo su rostro y que hace rato trató de ocultar a los ojos de su madre.

-Dean me golpeó -dijo Lana, quien no despegaba la mirada de él. Mostraba su enojo al girar levemente la cabeza y abrir la boca con la mandíbula tensa.

-¡Es mentira! -dijo en su defensa mientras miraba momentáneamente a su madre para regresar a Lana con sorpresa.

-Cállate, Dean.

-Mamá admito que la empuje, pero no la golpee para dejarle la cara así.

-Él me da miedo... -Lana se tapó la cara y comenzó a llorar.

Su madre giró su cuerpo hacía él y le señaló la entrada

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Su madre giró su cuerpo hacía él y le señaló la entrada.

-Vete de esta casa.

-¡Mamá! ¡Yo no la golpeé!

-Vete de esta casa, Dean.

-¡Ella llegó a mi cuarto diciendo que alguien más la había lastimado!

-¡Eso no es cierto! -defendió Lana -¡Fuiste tú!

-Dean, tienes una hora para llevarte tus cosas. Te irás con tu abuelo.

Su madre comenzó a caminar hacia la entrada. Dean tomó su mano para que lo escuchara, pero ella la apartó y tomó uno de sus brazos para dirigirlo a la entrada junto a ella.

-¡Mamá! ¡Yo no fui!

-No puedo creer que le hayas hecho eso a tu hermana -comentó mientras ambos entraban a la casa.

-¡Yo no fui!

Dean bajó la mirada y encogió sus hombros pensando en la situación al ver que su madre no lo estaba escuchando. Se giró lentamente hacía el patio. Miró a Lana a través del cristal de la puerta y ambos coincidieron.

Él sabía perfectamente que no la había golpeado. Sabía que el empujarla había sido algo grave y no es algo que estaba dispuesto a hacerla olvidar de un día a otro. Pero algo más había pasado.

 Pero algo más había pasado

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Gracias por leerme. <3 De verdad gracias por apoyarme en este proyecto espero terminar la novela este año. Porque hay otras novelas que tengo por escribir. Aunque esta me encanta.

Sé que no tiene nada de importante, pero quería contarlo.

Gracias por sus votos y comentarios. De verdad que eso levanta mucho el ánimo y es algo que les agradezco.

VÍCTIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora