40. Familia Morrison (1/2)

212 17 1
                                    

-Izán -llamó su abuelo materno que se había agachado a recoger un cuadro de la caja de su nieto.

Dean se entumeció al escuchar aquel nombre. Sintió en él una gran ira, preguntándose si su abuelo lo había llamado así por haber regresado a Neimenia o por el simple hecho de molestar.

-Te prohíbo volver a llamarme así -dijo a la vez que se giraba violentamente hacia él.

Su abuelo se impresionó.

-Lo siento, creí que ya lo habías superado, hijo.

-No.

Su abuelo se rascó la frente tratando de entender a Dean.

-¿Y...cómo vas con la mudanza?

Él no le hizo caso. Estaba tan molesto sacando las cosas de la caja cerca del librero que cualquier platica lo pondría de malas. Incluso al llegar a la casa, con trabajo ambos abuelos recibieron un abrazo de su parte, y ahora el mencionar algo tan íntimo para él había sido otro motivo para hacerlo salir de sus casillas.

Su abuelo lo miró y negó con la cabeza. Analizó el cuadro que había sacado: era una foto de Dean con Uniel y Joe cuando eran niños.

-Aquí te ves tan risueño -comentó sonriente. Se posó a un lado de él mientras ponía el cuadro sobre el librero de madera -¿Lo pongo aquí?

Dean miró el objeto y asintió inexpresivo.

-Recuerdo muy bien este día... cuando tomaron esta foto... -indagó el viejo. Dean lo observó.

-Yo también -dijo a secas.

Dean se acercó al escritorio y puso sus libros sobre este. Se sentó en la silla de mala gana y abrió un libro de matemáticas qué había quedado arriba de todos los que trajo al escritorio.

-Tú mamá me comentó que sigues siendo muy bueno en matemáticas -dijo el anciano qué se acercó a él -Hubieras metido una carrera similar para cuando entres a la universidad.

-No sé qué haré al entrar a la universidad.

-¡Vaya! Yo creí que ya tenías pensado qué hacer.

-Pues ya ves que no.

Dean lo miró con frialdad y regresó a su libro de matemáticas.

Estaba demás decir que Dean decía la verdad. Desde que Ebi pisó la escuela se enfocó en ella, tanto que se había olvidado de sí mismo.

Él suspiró. Aceptaba su verdad, muy en el fondo sabía que dejó todo lo que quería, y ahora no tenía metas o no sabía mirar por su vida misma. Todo esto comenzó desde que se les hizo el juicio, él viéndose en prisión, sin un futuro.

 Todo esto comenzó desde que se les hizo el juicio, él viéndose en prisión, sin un futuro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-En un rato irá tu madre y Lana al restaurante de siempre. Tu abuela y yo también iremos ¿Quieres ir?

-¿Con ustedes? -preguntó mostrando una mueca de desagrado -. No, gracias.

VÍCTIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora