28. Luz Tenue

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Ebi no dejaba de pensar en lo que había pasado con Lana. Su cabeza conectaba todos los manierismos. Conocía ese patrón, sabía que algo no andaba bien.

La escuela se encontraba repleta de estudiantes nuevos, algunos grupos se dirigían al gimnasio para el convivió de aspirantes nuevos y las presentaciones de algunos proyectos.

Ella al no tener que estar forzosamente ahí, decidió estar en su salón para dibujar y escuchar música. Se puso sus audífonos confiada de que tendría un momento de paz y dibujó hoja tras hoja. 

Después de un rato una chica se paró delante de ella

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Después de un rato una chica se paró delante de ella. Tenía cabello café, ojos verdes y piel morena. Ebi la miró extrañada y se quitó los audífonos.

—Hola—dijo en tono alegre. —¿También eres nueva?

—No—contestó Ebi, un poco inquieta.

—¡Oh! ¿Te gusta dibujar?— dijo ella con la mirada en los dibujos de Ebi.

Ebi asintió. Miró la entrada para asegurarse que no le estuvieran tendiendo una trampa o algo por el estilo.

—A mí también, pero no dibujo ropa. Suelo dibujar personajes. —dijo mientras la mirada de Ebi regresaba hacia ella.

Ebi se quedó en silencio y bajó la mirada. Quizá era una trampa de sus compañeros para que se confiara y fuera humillada. Siempre pasaba algo así, y deseaba con su corazón que al menos esta vez fuera golpeada en privado a ser expuesta frente a estudiantes nuevos. 

—¿Quieres algo de la cafetería? Es que soy nueva y estoy sola.

—No…— contestó dudosa. Ella borró la sonrisa de su rostro y bajó la mirada un poco apenada. 

—Perdón ¿Te incomoda que te hable, verdad?

—No —dijo Ebi, sincera.

—¿Eres tímida, no?

Ebi asintió.

—Oh, ya veo. No te preocupes, sólo quería tener un poco de compañía. ¿Te incómoda si me quedo contigo? 

—No me incomoda. —dijo Ebi en tono bajo.

—¡Perfecto! —dijo ella mientras sonreía y se sentaba a su lado. Ebi se sorprendió de su comportamiento repentino. —De hecho traje mi cuaderno por si quería dibujar. Mi mamá me dijo que preferiría que hiciera amigas, y yo también, pero no puedo negar que me encanta dibujar. Y este lugar es perfecto. 

Ebi la miró en silencio. La chica sacó rápidamente su cuaderno y lapicera de su mochila a de cuero blanca.

—¡Wow! — ella miró el kit de Ebi que tenía para dibujar —¡Tienes colores de muy buena calidad! Mis padres no me los compran, prefieren que pida otras cosas. De hecho me compraron un kit de química para cuando entrara aquí, pero yo lo odio. Cuando mi abuelita vio lo que habían hecho mis padres me compró un caballete para que les quedara claro en qué era buena, pero mi padre no lo acepta y tengo que dibujar a escondidas para que no me regañe. Él quiere que trabaje en la empresa farmacéutica familiar, pero no lo quiero hacer.

VÍCTIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora