10. Liberando Enojo

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-¡Solo te pido más ayuda con tu hermana!

-¡Carajo! ¡Entiende que Lana es una carga para mí!

Su madre lo miró fijamente. A veces su hijo llegaba a ser un poco tajante.

-¡Dean! ¡¿Cómo puedes decir eso de tu hermana?! ¡En serio, hijo, a veces no te reconozco!

Dean gruñó. Le dió la espalda por un momento mientras sujetaba su cabeza y metia los dedos sobre su cabello negro.

-No empieces con eso, sabes a veces pierdo el control. Y Lana a veces es un motivo. Me dejas toda la carga a mí

-Sabes lo que tiene, tu hermana no es como las otras niñas. Y tú...creo que es hora de ir al psicólogo, Dean.

-¡Ya te dije que no! ¡No compares mis problemas con lo que me genera Lana!

-Que tu carácter te haga actuar o decir cosas hirientes ya es demasiado. ¡Tú amas a Lana!

-Yo amo a mi hermana. Me controlo con ella y nunca le haría algo, pero no me pidas más de lo que hago, así que déjame en paz -Su madre lo miró triste, dando por hecho que su hijo seguía molesto, así que mejor se calló. -Y tranquila, no regresaré de la escuela enojado, sé cómo relajarme.

Dean agarró su mochila y se marchó sin decir más.

Su madre suspiró aliviada. Le tenía un poco de miedo a Dean, pero se sentía cercana a su hijo cuando se tranquilizaba por ella, aunque sea después de soltar palabras hirientes. Al menos Lana era la única que lo detenía desde el inicio.

Quizá tenía razón al decir que lo dejara en paz. Muchas veces, Dean hacía el papel del padre con respecto a Lana, debido a los constantes viajes de su padre. Por lo que él era limitado por las necesidades de su hermana.

Dean llegó a la escuela como si fuera el dueño. Era receso, así que no habría quien lo retara. Al ingresar al salón, se encontró con Dina y sus amigas leyendo una revista.

-Por eso yo no me maquilló tanto.-dijo Cecilia acomodando su cabello esponjoso y negro. Egocéntrica, sacó un espejo y miró su reflejo.

Luego de escuchar sus comentarios, Dean miró a Ebi. Estaba con la cabeza -como siempre- agachada y sus brazos estaban cruzados.

-¡Deformada!

Ebi se tensó al escuchar su grito. Pero no hizo nada más, estaba cansada de aquella pelea que había tenido con Adam.

Dina y sus amigas voltearon hacia ella con asco, después miraron a Dean esperando que hiciera algo por no hacer caso a su llamado. Dejó su mochila sobre su banca y se dirigió hacia ella. Al acercarse, la tomó del cabello con manía y de manera insólita la levantó.

-¡Ya!-gritó ella. Sujetó su muñeca con la mano cicatrizada por la aguja que le clavaron en toda la mano hace semanas.

Miró a Dean mientras su respiración se agitaba, después de tener un momento de tensión, Ella intentó levantar su mano para golpearlo, pero Dean la detuvo, sujetó su muñeca con fuerza y la acercó a él toscamente con una mirada fría.

-¿Me levantaste la mano?

Ella miró a otro lado asustada y luego intentó soltarse, pero los agarres de Dean eran perfectos. Una de las ventajas que tenía sobre Ebi, era su cuerpo débil.

-Dean-sollozó.

Él la empujó hacia la pared, sin apartar la mirada.

-Piensa dos veces antes de hacer un diseño.

Ella se cubrió cuando Dean levantó la mano, volvió a sujetar su cabello y la arrastró a donde su mano la dirigía mientras ella arañaba su mano desesperada.

VÍCTIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora