Lana observó a Ebi mientras comía el dulce de piña recargada en el barandal. Su cabello estorbaba, pero lo que se veía resultaba fascinante para ella. Su cuerpo era muy delgado, se podía ver los tendones al mover un poco la mano, sus venas tenían un azulado prominente, su uniforme gris dejaba expuestos los huesos de sus piernas que emanaban las formas más poco visibles en otro cuerpo, supuso que sus brazos eran iguales -eso quedó a la imaginación al estar tapada con el suéter escolar- su cabello era negro opaco y el tono de piel era amarilla, dando un aspecto de estar enferma.
Lana bajó la mirada y levantó su brazo -fingiendo arreglar su pulsera- para comparar discretamente si este era más ancho que la pierna de Ebi. La pierna rellenaba su brazo con unos centímetros de sobra. Se preguntaba si Ebi tenía anorexia, comparando su cuerpo con el de ella sólo le dejó claro que estos eran diferentes.
Ebi miró a Lana. Ella levantó la mirada sorprendida, ver su cuerpo era una imagen fuerte. Y no quería que lo supiera, pero fue obvio su mirada clavada en sus piernas.
-No tengo anorexia-susurró mientras regresaba su mirada al piso-Sólo que mi cuerpo no retiene nada para nutrirse.
Ebi se sentía nerviosa al soltar cada palabra, temía que Lana no le creyera y sólo la etiquetara como alguien que no reconoce su enfermedad.
-Mi cuerpo retiene todo-contestó ella con risa. Ebi sonrió entendiendo la broma.
Lana se acercó más y se recargó en el barandal mirando hacia los autos. La compañía de Ebi le resultaba cómoda, parecía buena chica.
Dean estuvo unas horas en el hospital, Adam decidió esperar a modo de solidaridad y para pedir una disculpa nuevamente. Al entrar todos al auto de Maden, comenzaron a tener una platica más trivial mientras Dean se quedaba callado, estaba molesto por la situación.-El hospital siempre me ha parecido escaso-comentó Maden-Creí que ya habían mejorado.
-Yo también. Este pueblo no tiene mucho que ofrecer.
«Inútil» pensó Dean al escuchar a Adam hablar mientras lo miraba a través del espejo retrovisor.
-Sí, me tuvieron que suturar sin anestesia-escupió.
-Cosas de la vida, Dean-respondió su padre a su reclamo. Adam bajó la mirada-Bueno, esto ya pasó y estamos bien. Dean, ve buscando en tu celular un lugar para celebrar el cumpleaños de tu hermana.
Dean puso los ojos en blanco, miró una vez más a Adam y agarró su celular.
-Adam dentro de dos semanas será el cumpleaños de mi hija, Lana. Sería bueno que vinieras. Mi esposa estará encantada de verte,
-¿Miranda supo de los puntos de venta?-Maden asintió y Adam sonrió-Sabías qué te escogería, no pudiste evitar contarle a tu esposa
-Tu jefe me llamó directamente gracias a ti. Mi esposa quiere agradecerte
-Asistiré. ¿Cuántos años cumple tu hija?
-Cumplirá 11 años. Será una fiesta a jardín. También sería bueno si traes a Ebi-Dean dejó de escribir en el teléfono y levantó lentamente la mirada-Podría conocer a mi hija y ser amigas.
-Ebi no es una niña, creo que tiene 17 años.
-¿De verdad? Entonces se llevaría bien con Dean.
-Me suena el nombre Ebi-interrumpió Dean con una sonrisa
Adam miró el espejo retrovisor, algo le venía a la cabeza. «Dean» repitió en su mente.
-¿De casualidad tu hijo y Ebi no van en la misma escuela?-preguntó.
-¿Julieta Tam?-Adam asintió.
-Vaya, el mundo es muy pequeño ¿Escuchaste eso, Dean?
-Entonces puede que ya la haya conocido-dijo con una sonrisa mientras miraba a la ventana.
Adam volvió a mirar el espejo para ver a Dean un poco sorprendido. Recordó a Ebi decirle a gritos: «Dean es el chico de Neimenia, el que casi mata a dos estudiantes, se mudó a Amtoba y se está vengando de mí»
No es que le diera la importancia a Ebi, no le importaba si lo que le decía era verdad y mucho menos su situación. Sólo quería saber si "Dean" era el caso fuerte de Neimenia, más que nada quería saber si esa famosa familia que huyó después del alboroto eran los Morrison.
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Hola ^-^ gracias por leer y votar! Si tienen alguna crítica la pueden comentar, no hay problema. Pronto traeré los demás capítulos.
Espero que todos estén bien con esto de la cuarentena ☺️
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VÍCTIMA
Teen FictionEbi se miró en el espejo. Estaba inquieta por la presencia de Dean que salía lentamente de la oscuridad detrás suyo. Él le sonrió y se acercó. Fue fácil, pensaba ella. «Él escogió una víctima para su venganza, fue lo suficientemente hábil para que l...