La casa de los Keynes estaba llena de sonrisas y abrazos. La estructura estaba en perfecto estado para recibir a todos los hermanos con sus respectivas familias que hace mucho no veían. No es que fueran una familia rota, sino que el trabajo era más importante que verse cada fin de semana. Esto dejaba a Adam con menos disponibilidad para ellos desde que se mudó a otro estado.
Él saludó efusivamente a cada familiar que se le atravesaba y detrás suyo se encontraba Ebi, qué con trabajo recibía un abrazo. La realidad para ella dentro de la casa es que aquellas personas la aceptaban, pero no la querían. Todos ahí sabían que Adam se precipitó a tener una desconocida en casa, un abandono que no podría sustituir a una persona y mucho menos tomar el lugar de una hija. Pero se sentían compasivos, así que la dejaban sentarse a comer con ellos, le asignaban una habitación cuando se quedaba a dormir y a veces sus primos le hablaban. La relación entre ella y la familia era algo extraña, como si se detuvieran a ayudar a un negligente con una moneda, para después seguir con su vida y celebrar la pequeña obra ante la casa de su Dios.
Ebi deseaba terminar la fila de cabezas, no podía pasar por alto las miradas que jalaba detrás. Podía sentir como recorrían su cuerpo y lo acompañaban con un comentario discreto. Su vestido celeste no pasaba desapercibido y las joyas destellaban por la luz del atardecer que entraba por las enormes ventanas. El propósito de Adam se cumplía y la incomodidad de Ebi eclipsaba el suceso escondiendo sus manos con discreción, así que él le hacía señales de espalda para que se mostrará más.
Ebi apartaba aquella mano que revoloteaba dándole indicaciones. Adam solo bufaba ante su acto, pero el momento repetitivo se tensó al captar algunas miradas y sonrisas por el drama.
-¿Te di el dinero para que compraras tus libros, no? -dijo él, a la vez que se giraba.
Ebi no contestó su pregunta, pues sabía que quiso decir con eso, no renegaba a su relación dinero - cooperación, estaba tan normalizada entre ellos como un trato momentáneo de paz.
De alguna forma era su forma de llevar la soga que los ataba. Era evidente que Adam ya hubiera regresado a Ebi en cuanto se percatara que sólo estaba sesgando su duelo, pero ella había sido vista por el ojo público, pues la familia Keynes era rica y conocida, lo que constantemente la llevaba a estar en los medios tradicionales. No eran famosos acosados por periodistas, sólo tenían algunas entrevistas y publicaciones en revistas de empresarios del año.
A pesar de esto, Ebi no podía aprovechar la situación, era cierto que podía agarrar a Adam en un estado vulnerable, sólo a momentos, pero su límite llegaba hasta la escuela. Evidentemente si Adam la sacaba de aquel lugar, él no le daría más opciones, incluso pensaría en romper relación, lo que seria la tumba para ella, pues regresar al orfanato solo le daría estancia hasta que cumpla dieciocho. Y el dinero que había ahorrado no le alcanzaría para sustentarse. Era complicado, ella sabía que no podía sola, y había aprendido a aguantar la sensación de no pertenecer a la familia, ya que al menos agradecía qué tuviera un hogar al cual regresar por las tardes, aunque constantemente se preguntaba si su estancia podría sanar su tortura escolar.
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VÍCTIMA
Teen FictionEbi se miró en el espejo. Estaba inquieta por la presencia de Dean que salía lentamente de la oscuridad detrás suyo. Él le sonrió y se acercó. Fue fácil, pensaba ella. «Él escogió una víctima para su venganza, fue lo suficientemente hábil para que l...