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—En serio esperaba que fuera broma eso de enviarnos a una misión en la aldea oculta de la cascada —comentó Juuri mientras terminaba de ponerse su disfraz de Tsukyomi, Kakashi ya estaba como Sukea, sólo que sin peluca.

—Ya estamos aquí, no es más que una expedición rutinaria, si vemos algo extraño, lo reportamos.

—Claro, como si tú y yo nos limitáramos a reportar las cosas en vez de arreglarlas.

—De este modo sí —repuso y se puso la peluca—. Entonces, amada esposa, ¿entramos en la aldea? —le preguntó Kakashi con la voz cambiada, Juuri rió, pero terminó asintiendo.

—Por supuesto, querido esposo —respondió ella, de igual manera había cambiado el tono de su voz.

Aún recordaba con un poco de gracia cómo se habían visto obligados a crear sus identidades falsas hace ya algunos años, aquella misión había sido divertida, peligrosa, sin lugar a dudas, pero muy divertida.

Como Sukea y Tsukyomi, caminaron hasta la entrada de la aldea, y luego de mostrar sus papeles falsos, pudieron entrar. De inmediato fueron a buscar una posada y luego de que Juuri pusiera una barrera a su alrededor, salieron a la aldea.

Para Juuri, era la segunda vez que estaba ahí, pero la primera bajo la apariencia de Tsukyomi, pérdida en sus recuerdos, le costó un poco de trabajo darse cuenta de que Kakashi/Sukea había sacado su cámara y le estaba tomando una serie de fotos.

—Basta —pidió ligeramente avergonzada.

—¿Sabías que tu rostro resplandece cuando piensas en cosas felices?

—¿No lo hace el de todos?

—Aunque así fuera, tú luces más bonita —repuso, Juuri sonrió—. Vayamos a comer.

—No estamos de vacaciones —le recordó mientras lo seguía.

—El comer es una necesidad que no se puede ignorar, así que vamos, no repliques —le pidió con dulzura y comenzó a guiarla por entre las calles.

Era una costumbre que en vez de preguntar por un lugar dónde comer, dejaban que el buen olfato de Kakashi los guiara a algún restaurante donde hubiera buena comida, de ese modo caminaban más confiados por la aldea.

—¿Ya habías venido? —le preguntó Juuri a Kakashi cuando iban por una callejuela muy transitada.

Para evitar alejarse de Juuri, Kakashi la tomó de la cintura y de ese modo, la hizo caminar a su lado.

—Es mi primera vez aquí, pero tengo un primo que ya ha estado aquí tres veces, aunque nunca entró por la puerta principal —contestó con un tono juguetón, Juuri entendió su referencia.

—Vaya... Es curioso, mi hermana había venido una vez, pero debido a su madre, tuvieron que salir corriendo, luego de un problema en un... Casino clandestino —le contó, Kakashi le sonrió.

Ambos debían de admitir que les encantaban este tipo de momentos robados que lograban tener. Aunque la misión era por una advertencia de posible actividad por parte de Akatsuki, Kakashi de inmediato supo que había sido una falsa alarma, pues en el camino, sin que Juuri se enterase, había mandado al frente a sus perros y ellos no habían encontrado ni un solo rastro del aroma de Itachi o de Kisame, tampoco habían visto a alguien con el atuendo de Akatsuki, sin embargo, él no iba a desperdiciar este furtivo respiro entre sus obligaciones.

Debido a que Juuri ya estaba entrenando a tres muchachos, aunque por separado, también trabajando en el edificio de administración, además de estar estudiando con Tsunade y de vez en cuando de misión, se veían muy pocas horas al día, y ya que él no se atrevía a pedirle a la Hokage que la dejara libre por un par de horas, pues cuando lo insinuó, Tsunade también insinuó una misión de seis meses lejos para él solo, se tenía que conformar con ese poco tiempo.

La Ninja Lobo de Konoha 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora