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Y así, finalmente un mes después, Tobirama y Midoryko se habían casado, todo lo hicieron de manera discreta, pues Midoryko seguía recuperándose de aquel genjutsu que Madara le había puesto, además, había algunos murmullos del escandaloso matrimonio con el que habían cubierto la huida de Madara. Este, aunque estaba preparándose para atacar a Konoha, apenas se enteró de la noticia, adelantó sus planes, debido a ello, aunque Hashirama había prometido hacerse cargo de Madara, Tobirama tomó una decisión y eso fue enseñarle a Midoryko a defenderse.

Como regalo de bodas, Tobirama mismo se convirtió en el instructor de su esposa, todas las mañanas, siempre que no tuviera que reunirse con sus alumnos, él se encontraba entrenando a Midoryko, compartían sus técnicas e incluso las perfeccionaban, a tal grado que el kokuangyo no jutsu, el genjutsu portador de oscuridad por el cual los Sasaki eran reconocidos, pasó a formar parte del arsenal de habilidades de los Senjuu, asimismo, Midoryko mejoró en combate cuerpo a cuerpo, ya que, aunque su padre la hubiera entrenado, luego de ver el poder de Madara, sabía que jamás podría hacerle frente a él o a cualquier enemigo potencial con su actual nivel.

Por las noches, ambos en su hogar, pasaban el tiempo juntos, a veces a espera de Hashirama, otras veces, haciendo planes a futuro o curando las heridas del cuerpo de Midoryko, producto del intensivo entrenamiento que Tobirama le ponía.

—Discúlpame, pero es necesario —le dijo mientras ambos estaban en la tina de baño, Tobirama abrazaba por la espalda a Midoryko y, debido a ello, podía ver los cardinales en su cuerpo, los cuales él había causado esa misma tarde.

—Descuida, te entiendo... Sé que no soy muy fuerte y que tú podrías ser más brusco, pero te controlas... Ahora que soy tu esposa, debo estar a tu nivel, ¿no? —preguntó, logrando hacer reír a Tobirama.

—Eso nos llevará mucho tiempo y no sé si lo tenemos —bromeó él, haciendo que ella pusiera cara de pocos amigos.

—¿Qué insinuas?

—Nada —respondió Tobirama mientras depositaba un beso en su cuello, logrando hacer que ella suspirara—. También hay algo que debemos hacer pronto.

—¿Qué? —le cuestionó ella completamente engatusada por sus caricias.

—Un bebé —contestó con sencillez, Midoryko abrió los ojos debido a la sorpresa.

Aunque hubiera vivido con Madara cerca de una semana, este la había respetado y no había hecho ninguna alusión a ir más allá, incluso le había dado una habitación para ella misma en la casa Uchiha, pero con Tobirama las cosas habían sido completamente diferentes, apenas Midoryko salió del hospital, fue a vivir de inmediato con Tobirama y, bueno, digamos que su virtud no había durado hasta la noche de bodas, aún así, era la primera vez que tocaban ese tema.

—¿Te gustaría? —le preguntó en un susurro Tobirama mientras presionaba de nueva cuenta sus labios contra el cuello húmedo de Midoryko.

—¿Ya quieres comenzar a competir con Hashirama? —replicó ella, pues su hermano ya iba por su segundo hijo, cosa que sólo sabía la familia, debido al sello del Kyuubi de Mito.

—No es por eso, pero de verdad quiero tener mi propia familia contigo... Ahora que Hashirama está en esta pelea, me he dado cuenta de que, como guerreros, siempre jugamos nuestra vida, es algo que ya sabía, pero no me había preocupado hasta ahora, si en algún momento él no vuelve, yo deberé ocupar su lugar y si yo...

—Ni siquiera lo menciones —le interrumpió Midoryko mirándolo por encima de su hombro—, no soportaría perderte... No a ti.

—Pero así tendrías una parte de mí a la cual amar y proteger, y quien te cuidara más adelante —repuso Tobirama, ella negó.

La Ninja Lobo de Konoha 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora