La Ninja Lobo de Konoha 2

31.

Por órdenes de Tsunade, habían sedado a Juuri los siguientes dos días, ya que cuando despertaba, seguía viendo paisajes extraños en la habitación, lo más común era que viera las paredes llenas de sangre, pero sombras sangrientas que caminaban hacia ella también eran algo normal. Sorprendentemente, cuando todos se enteraron de que ella estaba en esas condiciones, las visitas no se hicieron esperar, todos aquellos que habían sido sus alumnos, fueron y le llevaron flores a la habitación, incluso sus admiradores, Neji fue el primero, él le llevó girasoles antes de partir a su misión, el segundo y más sorprendente, fue Gaara, quien había mandado a tres embajadores, entre los cuales iba un ninja médico muy bueno que también la revisó, pero él había llegado a la misma conclusión que todos, Juuri estaba en un genjutsu muy fuerte y tenía una especie de bloque extraño que nadie lograba entender, mucho menos explicar, antes de que se fueran, le dejaron un arreglo con flores del desierto que el mismísimo Kazekage le había mandado.

Kakashi comenzaba a pensar que, si Itachi hubiera estado con vida, también lo hubiera visto cruzar la puerta para visitarla, pero el hecho de que no lo hiciera, sólo confirmaba los rumores acerca de que él estaba muerto y que Sasuke mismo lo había asesinado.

—Es una pena que se encuentre en este estado —comentó Tsunade mientras la revisaba, la chica estaba agitada, aunque seguía dormida.

—¿La necesitas? —le preguntó Kakashi, quien había decidido pasar la noche en la habitación por si lo necesitaba.

—No sólo por eso, aunque admito que la exigencia de los resultados de la autopsia y del interrogatorio tendría mejores resultados y más rápidos si ella estuviera en condiciones de participar... Es una pena que la única ninja capaz de pasar a través de las barreras de protección de los genjutsu y que además es buena forense, esté en esta situación —se lamentó Tsunade.

—Pero, en sí, ¿qué le sucede? Lo que ve...

—Parece que estuvo bajo un genjutsu muy poderoso, pero... También detecto una técnica de sellado muy extraña, no tiene ninguna marca que señale un sello dentro de su cuerpo, es como si... Estuviera sellada, pero en otro lado, es la primera vez que veo esto —le explicó Tsunade, Kakashi asintió.

—¿Mañana ya podrá levantarse? No le gustan los hospitales, si ella es la paciente —dijo mientras la miraba y acariciaba su mano.

—Lo sé, todo depende, si las ilusiones ya se detuvieron, la darán de alta, su cuerpo no está herido, no tiene nada que hacer aquí... Mañana llevala a casa, haz que se de un baño y que esté relajada, desgraciadamente, mientras no tengamos más pistas de lo que pasó, no sabremos cómo tratarla, debemos de encontrar al último miembro de Akatsuki que la vio bien y hacer que confiese qué le hizo.

—No puedo creer que Itachi esté muerto... ¿qué habrá sucedido? Juuri... No recuerda nada, es como si también hubieran bloqueado sus recuerdos... —susurró Kakashi.

—Puede que haya descubierto cosas que comprometen a Akatsuki, aún así, no entiendo ¿por qué no se la llevaron? Así pudieron habernos chantajeado... Descuida, no creo que le hayan puesto algún genjutsu para que nos ataque, a ti ya te vio, un poco a mí y en vez de atacarnos, estaba asustada... Por cierto, no le cuentes aún de la muerte de Jiraiya ni de la desaparición de su alumna en la aldea oculta de la Lluvia, los ninjas que mandamos dicen que el lugar estaba destrozado y las pertenencias de Rumiko regadas, parece que la atacaron y huyó, pero no hay rastros de su cuerpo, como tampoco los hay del de... Jiraiya —dijo con un nudo en la garganta.

—¿Y cómo estás tú con respecto a ello? —le preguntó Kakashi, ella negó.

—Debo de estar bien —respondió mientras recogía sus cosas—. Debo irme, quédate con ella y en cuanto despierte, sacala de aquí... Y, trata de descansar.