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Ante la noticia de la partida de Madara, toda Konoha experimentó una especie de alivio, uno de sus más grandes problemas, finalmente se había ido, aún así, cuando Tobirama supo aquello, de inmediato se preocupó por Midoryko.

—¡¿De verdad se fue?! —le preguntó a Hashirama.

—Sí, me lo dijo.

—¡¿Y qué pasa con Midoryko?!

—Bueno, hablaré con su padre, es obvio que no hay más compromiso y...

—¡No me refiero a eso, idiota! —lo interrumpió, Hashirama se deprimió un poco, sin embargo, cuando entendió lo que su hermano quería decir, rápidamente se recuperó.

—¡Midoryko! Enviaré a alguien para que inspeccione la casa, no sé si habrá querido ir con él y...

—¡Olvidalo, iré yo! —finalizó Tobirama desapareciendo de allí.

Rápidamente, estuvo frente a la casa de Midoryko, tocando la tierra, pudo percibir que ella estaba allí, pero la sentía algo extraña. Esperando que aún tuviera puesto el brazalete que le había dado, se teletransportó, en cuestión de segundos, apareció frente a ella, estaba tirada en el piso, inconsciente y con un hilo de sangre saliendo de su boca.

—Midoryko... —susurró mientras se arrodillaba y la cargaba, su cuerpo estaba muy flácido entre sus brazos—. Maldito Madara... Te acabaré por lo que le hiciste —dijo y salió de la casa.

Apenas llegó al hospital, comenzaron a atenderla, tenía daño interno, incluso una costilla rota, pero lo más serio era un trauma provocado por un fuerte genjutsu. Tobirama sabía que había sido el sharingan, conocía sus efectos, sin embargo, veía que en ella habían sido peores que el sharingan normal, pues seguía inconsciente luego de casi dos semanas.

En ese tiempo, por supuesto que el clan Sasaki se alzó en Konoha, ya que Midoryko había resultado herida por el prometido que Hashirama le había designado, era más que obvio que aquello por lo que habían negociado antes de llegar a Konoha, simplemente ya no estaba.

—Entonces, ¿qué haremos? —le cuestionó Ichiou a Hashirama, quien iba acompañado por Tobirama.

—Señor, le pido...

—¡Mi hija está en el hospital! ¡quiero que me devuelvas mi inversión, apenas se recupere, mi familia y yo nos vamos de aquí! —decidió él.

Tobirama lo miró de inmediato, si Midoryko se iba, jamás la volvería a ver y eso era algo que no permitiría, ahora estaba muy seguro de que sólo él la podía proteger.

—No, por favor, no diga eso —le pidió Hashirama, considerando el ingreso que Ichiou le había dado y el estado de la aldea, no tenía los fondos para pagarle todo, ni siquiera la mitad.

—¿Entonces? Mi hija estará marcada de por vida con esto, ¿quién querrá casarse con ella después de esto? ¡convivió con un demente!

—Encontraremos la solución...

—Usted me convenció de ese matrimonio al hablarme de las cualidades de ese sujeto, sabía de la fama del clan, pero luego de ver lo que hace, no lo quiero en mi línea sanguínea, un poder como ese, sólo traerá destrucción —sentenció, sorprendiendo a Tobirama, pues él pensaba igual, o bueno, casi.

—Lo entiendo, yo, personalmente veré que Midoryko tenga un buen...

—¿Cómo el último? —lo interrumpió abruptamente Ichiou.

En otras circunstancias, Tobirama hubiera intervenido en favor de su hermano, sin embargo, debido a que Midoryko había resultado herida por una decisión suya, prácticamente lo dejó morir sólo, ya que él le había montado una escena similar cuando fue a ver a Midoryko al hospital, Tobirama le había advertido de esa posibilidad, pero él había decidido confiar en Madara y debido a ello, una persona importante para él estaba inconsciente en el hospital.

—Yo... Por favor, permiteme...

—No, ya le confíe a mi hija una vez, no cometeré ese mismo error de nuevo, voy a...

—Permita que su hija se case conmigo —interrumpió Tobirama, sorprendiendo a todos.

—¿Qué dices?

—Ahora que Madara se ha ido, el candidato a Segundo Hokage soy yo, además, soy un guerrero de elite y, por si fuera poco, no me interesa absolutamente en nada el error que mi hermano cometió con respecto a su hija —añadió mirando mal a su hermano—. Permita que se case conmigo.

—Joven Tobirama, en nuestra familia, es tradición probar ser dignos para conceder un matrimonio, no queremos añadir personas débiles, ¿de verdad cree cumplir con ello? —le cuestionó Ichiou.

Tobirama lo miró con cara de pocos amigos al mismo tiempo que se cruzaba de brazos, en ese momento, mientras liberaba parte de su poder, la habitación comenzó a temblar y su cuerpo a despedir una aura azulada. Ante tal muestra de poder, Ichiou se asustó.

—Como puede ver, soy muy fuerte —dijo Tobirama recuperando la calma—, y tenga por seguro, que voy a protegerla.

—Vaya... Siendo así las cosas... Está bien, acepto este nuevo trato —respondió Ichiou, Tobirama asintió y caminó hacia la salida.

—¿A dónde vas, Tobirama? —le preguntó Hashirama.

—A ver a mi prometida —contestó y salió.

Apenas salió del la torre del Hokage, se teletransportó para llegar al hospital, sin querer pasar por la recepción, volvió a teletransportarse al cuarto de Midoryko, quien seguía inconsciente. Avanzó hasta sentarse en la camilla y acarició su rostro, y así, como si fuera cuestión de magia, ella comenzó a moverse, hasta que finalmente abrió los ojos y miró a Tobirama.

—¿Tobi... rama? —susurró ella con voz rasposa, de inmediato, el aludido le ofreció un vaso con agua, el cual aceptó gustosa—, ¿dónde estoy?

—En el hospital, has estado aquí por dos semanas —respondió él.

—Me duele la cabeza... Y el cuerpo, ¿qué..? ¡Madara! ¿dónde está? ¿él se..?

—Sí, ese mismo día.

—Vaya... Esperaba que no lo hiciera... Debes alertar a Hashirama, él quiere atacar Konoha, debe detenerle antes de que llegue aquí.

—¿Qué sucedió? Pudiste haber ido con él, estoy seguro que...

—Sí, me lo ofreció, pero no podía, no planeo dejar a mi Aldea, este es mi hogar, por lo tanto, quiero protegerla y si eso va en contra del ideal de Madara, no lo puedo acompañar, de todos modos, me dijo que nada de lo que le dijera podría hacerlo cambiar de opinión... Aquí es donde quiero vivir, donde está mi... ¡mi familia!

—Descuida, les diré que despertaste, ellos están bien.

—Claro y mi padre no está de viejo cascarrabias en estos momentos, ¿no?

—Ya hablaremos de ello después —la tranquilizó mientras tomaba su mano, ella lo miró con una sonrisa.

—Ya lo hizo, ¿no? Digno de mi padre, supongo que nos iremos de Konoha —murmuró ella.

—No, se quedarán... Preferiría decirte esto en otras circunstancias, pero es mejor que o escuches ahora... Estamos comprometidos, tu padre amenazó con irse junto contigo y cobrarle a mi hermano toda la inversión que había hecho, pude haber dejado morir sólo a mí hermano, él se lo buscó, pero no tolero la idea de que te vayas, por eso pedí tu mano... Y tu padre me la concedió —añadió.

Midoryko lo miró con incredulidad, rápidamente, su sonrisa se transformó en una mueca y tuvo que apartar su mirada de la de Tobirama, pues algunas lágrimas comenzaban a escapar de sus ojos.

—¿Por qué lloras? ¿no te gusta la idea? —le preguntó él, ella rió.

—Es que soy muy feliz... Había pensado que... Que lo que siento por ti lo tendría que olvidar y... Oh, Tobirama —susurró y lo miró sonriendo, él le devolvió la sonrisa y limpió sus lágrimas.

—¿Entonces sí quieres ser mi esposa?

—¡Por supuesto que sí! —respondió—. Tobirama... Bésame, por favor —le pidió.

El aludido la miró con un gesto de sorpresa, pero de inmediato la obedeció, ya que era algo que quería hacer desde hace mucho tiempo. Tomándola de las mejillas, presionó sus labios con suavidad contra los de ella, moviéndolos a un ritmo similar, pero encajando perfectamente el uno con el otro.

La Ninja Lobo de Konoha 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora