Yumeko nunca busco enamorarse de alguien, solo fue a la academia Hyakkou por una sola cosa... Apostar, pero como dicen "la vida no es siempre como quieras".
La pelinegra amante de las apuestas estaba enamorada de su mejor amigo Ryota Suzui, el chico amable y dulce que siempre la seguía sin quejar, que la aguantaba y que siempre estaba a su lado sin importar el miedo que tenga.
Yumeko estaba encerrada en su cuarto pensando en que si no lo veía ese sentimiento se iría, y claramente su hermana se preocupo bastante por su extrañeza.
Souko: Yumeko ¿Que pasa?.
Yumeko: nada...
Souko: si claro, que no hayas ido a la academia solo porque "no te sentías bien" es normal cuando te oyes de maravilla -dijo con sarcasmo.
Yumeko quería protestar pero lo que su hermana mayor decía era verdad, su mente le había traído pequeños momentos con Ryota y las pequeñas cosas que a hecho por ella. Su intención era olvidar que estaba enamorada no enamorarse más de él.
Souko:¿Será que te gusta cierto chico castaño? -pregunto con una sonrisa.
El rostro de Yumeko se puso colorado y no por la razón de siempre, se tapó todo el cuerpo con su cobija esperando que su hermana se fuera.
Souko: no es nada malo enamorarse, de cualquier manera el chico es bonito -dijo calmada.
Yumeko no dijo nada pero sentía una extraña sensación en su interior al oír eso viniendo de su propia hermana.
Yumeko: no digo que sea malo, solo que...¿Que tal si Suzui-san no siente lo mismo por mi? Arruinaría nuestra amistad así que decidí quedarme aquí para olvidar este sentimiento -dijo segura.
Souko amaba a su hermana pequeña pero algunas veces, cómo está, deseaba pegarle con lo más pesado de la casa y es ¡¿Quien es tan idiota como para no darse cuenta de los sentimientos que Ryota tenía por ella?! ¡Hasta la chica del parche lo había notado!. En otras palabras su hermana era una completa estúpida pero con cariño.
Souko: pero ¿Que tal si él está enamorado de ti? -pregunto con calma.
Aquella idea no había venido a la mente de la Jabami menor, se había preocupado de sobremanera de que pasará si perdía la amistad de Ryota solo por sus sentimientos que no había pensado, como siempre, en lo que el castaño sentía y también se había olvidado de su esencia ¡Era un apostadora que siempre tomaba riesgos, era Yumeko Jabami!.
Yumeko:¡Tienes razón onee-san! -grito con una sonrisa.
Yumeko se quitó las cobijas pero cuando vio de nuevo la luz fue golpeada por un libro.
Yumeko:¡¿Porque?!
Souko: eso te pasa por preocuparme y ser ciega niña.
Yumeko miro con un poco de molestía a su hermana pero también estaba confundida ¿Por qué estaba ciega según Souko?.
Al otro día
Ya era lunes y para Yumeko no era un día común, estaba decidida a decirle sus sentimientos al castaño. Tenía la probabilidad del 50/50 de ganar o perder pero eso nunca le importo.
Itsuki: Jabami-sempai¿Por qué no vino ayer? -pregunto curiosa.
Yumeko: no me sentía muy bien -dijo con calma.
Mary: ajá.
Yumeko estaba de lo más tranquila hasta que vio que algo llamo su atención era Ryota con...¡¿Una chica?!. El corazón de la pelinegra se detuvo por un segundo al ver a Suzui hablando con una chica demasiado cerca para su gusto.