Yumeko Jabami jamás se imaginó como una chica posesiva pero desde que empezó a salir con Ryota Suzui eso cambió.
La pelinegra se había fijado que el castaño tenía muchas, pero MUCHAS admiradoras, al principio se mostraba indiferente ante eso, sabía mejor que nadie que Suzui sería incapaz de hacerle daño o engañarla.
Pero todos tienen un límite el de Yumeko había llegado. El día había iniciado como siempre salir de su casa, llegar a la academia, saludar a algunos de sus primos, saludar a los miembros del consejo, saludar a sus amigas y saludar a su novio, extrañamente el chico no estaba en el salón y como buena novia que era fue a buscarlo.
Lo encontró en la biblioteca junto a una chica de su clase, cualquier chica pensaría otra cosa pero ella confiaba plenamente en Ryota y no era alguien de sacar conclusiones a la ligera. Todo hubiera estado genial si no hubiera visto el rubor en las mejillas en la otra chica y su adorado Ryota tan inocente no lo notaba, Yumeko admitía que era celosa pero la rabia que había sentido era mayor que había sentido antes.
Por primera vez en su vida Yumeko sintió que alguien amenazaba con quitarle algo de su propiedad, un pensamiento extraño pero satisfactorio para ella.
Yumeko ideó un plan para enseñarla a Ryota y a todo el grupito de admiradoras de su novio, o como les decía en secreto "las perras de mi novio" y no solo a ellas, ¡Le enseñaría a todo el mundo que Ryota Suzui es suyo!.
La Jabami había actuado como siempre en otros días, nadie había notado que su mirada tenía otra cosa en la mente, aunque Mary tenía un extraño presentimiento pero no le tomo importancia.
Las clases habían acabado y como siempre Ryota la acompañaría a casa y eso era lo que más le gustaba cuando ya no habían clases.
Ryota:¿Estas bien Yumeko? -pregunto preocupado.
Yumeko: claro que estoy bien Suzui-san ¿Por qué? "¿Será que noto lo que planeo hacer?" -penso preocupada.
No quería que su amado supiera lo que planeaba, todavía, no quería que pensará que era un jodida pervertida, aunque ya lo sabía desde hace tiempo.
Ryota: es que... Te he notado algo ¿Molesta?.
Para el castaño aún le era complicado saber lo que su novia pensaba pero no le importaba, mientras que Yumeko estuviera bien no importaba nada más.
Yumeko:"mejor dicho celosa" estoy perfectamente bien Suzui-san -dijo con una sonrisa.
Ryota: si tú lo dices -murmurró tranquilo.
Yumeko se sonrojo ligeramente por ver la calma y tranquilidad de Ryota, se veía simplemente perfecto.
Ryota: ya llegamos, nos vemos mañana en la academia Yumeko -dijo con una sonrisa.
Yumeko:"es ahora o nunca".
La pelinegra tomo con cuidado la manga del chaleco del castaño llamándola la atención de este.
Ryota:¿Pasa algo Yumeko? -pregunto confundido.
Yumeko:¿Puedes quedarte conmigo? -murmurró curiosa.
Suzui se sonrojo por aquella pregunta, Yumeko era algo... Coqueta por así decirlo y ese no era el problema el verdadero problema era que cada vez que estaban solos Yumeko se volvía más...¿Cómo decirlo? ¿Un poco pervertida?.
Yumeko: por favor.
La pelinegra utilizo sus ojos de perrito para convencerlo, Ryota suspiro derrotado y acepto. Nada malo pasaría ¿Verdad?.
...
Se equivocó totalmente ahora estaba en una habitación oscura, teniendo sus ojos vendados, sentado en el suelo y teniendo unas esposas ¿Como llegó a esto? Lo único que recuerda fue que Yumeko lo beso salvajemente y se desmayó.