Capítulo 2

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Harry se tambaleó cuando aterrizaron de nuevo en la Cabaña de los Gritos. Shacklebolt había alcanzado a Lucius justo cuando estaban a punto de marcharse, pero como no tenía motivos para detenerlo o registrarlo, sobre todo después de que Lucius le mostrara alegremente el girador de tiempo que tenía permiso para tener e incluso le ofreciera su charla con Croaker como prueba de por qué llevaba tanto tiempo en el departamento. Shacklebolt había dejado marchar a Lucius a regañadientes, aunque lo vigilaba como un halcón, obligándolo a adoptar una postura un tanto extraña para poder sujetar a Harry mientras se apartaban, lo cual fue en parte la razón de que Harry casi acabara en el suelo.

-¿Lo tienes entonces?- Preguntó Voldemort en cuanto aparecieron.

-Sí-, contestó Harry, sacudiéndose la capa, -aunque fue un suplicio conseguirlo. Espero que merezca la pena-.

-Yo también-, murmuró Voldemort. -Ahora, para escucharlo, coloca las dos manos a su alrededor e introduce tu magia en él. La grabación debería sonar, si es que existe-.

-¿Crees que podría ser falsa?- preguntó Harry.

-Es más pequeña que la mayoría de las profecías-, señaló Lucius. -Eso significa que es de la memoria de alguien, lo que significa que o bien es una profecía que la magia no consideró lo bastante digna de grabar o bien alguien la añadió como broma. Puesto que una profecía verdadera no puede ser recordada por el vidente que la da, y no hay garantía de que alguien esté cerca para oírla, o si lo está, que esa persona sepa cómo extraer un recuerdo y enviarlo al departamento, o que incluso deba hacerlo. Hubo un tiempo en que el departamento se limitaba a descartarlas, pero se descubrió que la magia no era infalible y que algunas de estas profecías aparentemente "falsas" contenían información pertinente para las profecías "reales", por lo que se pasaban cosas por alto. Como tal, el guardián de las profecías tiene que comprobar cada una de ellas para estar seguro, antes de que sean rechazadas, e incluso entonces los registros se siguen guardando por si acaso-.

-Supongo que eso explica por qué se quejaban de que Trelawney diera tantas-, suspiró Harry, -sobre todo porque la mayoría de las suyas eran basura, aunque me dio una acertada sobre tu resurrección-, le dijo a Voldemort.

-Eso no estaba en el departamento-, preguntó Lucius.

-Bueno, yo fui el único que la escuchó en tercer año, ya que ella la hizo justo después de que yo tuviera mi examen-, explicó Harry.

-Y esta es la razón por la que recopilar profecías debería ser la primera lección de cualquier clase de adivinación-, se quejó Voldemort. -Por eso tenía mis dudas sobre la mujer, pero si dio una profecía verdadera, entonces ésta también podría ser válida-.

-Ha habido muchos casos documentados de personas que sólo tuvieron una visión verdadera en su vida-, argumentó Lucius.

-Tal vez, pero no lo sabremos hasta que la oigamos-, refunfuñó Voldemort. -¿A qué esperas entonces, Harry?-.

Harry tragó saliva, no quería tentar a la suerte con Voldemort y Lucius allí. Colocando ambas manos sobre la esfera, como se le había ordenado, Harry imaginó que introducía su magia a través de las manos en la esfera. La luz pareció arremolinarse e intensificarse y entonces se oyó una voz delgada y carrasposa.

El que ha de vencer al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces, nacido cuando muere el séptimo mes... y el Señor Tenebroso lo marcará como su igual, pero tendrá el poder que el Señor Tenebroso desconoce... y cualquiera de los dos deberá morir a manos del otro, porque ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva... El que ha de vencer al Señor Tenebroso nace cuando muere el séptimo mes.

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