Hermione suspiró cuando otra bandeja de Gigglewater pasó por delante de ella y volvió a preguntarse por qué les resultaba tan difícil ofrecer una alternativa sin alcohol, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de niños menores de edad que asistían a aquel baile. Había que admitir que todos esos niños eran menores de edad y que los que Hermione había visto parecían más que felices de beber. Aunque técnicamente no era ilegal, ya que Hermione sabía que se podía consumir alcohol a partir de los cinco años en privado, con permiso de los padres, pero eso no venía al caso. Después de todo, tenía una misión difundir el manifiesto de Sirius y dejarlo en una buena posición para la campaña del año siguiente.
-No parece que te estés divirtiendo-, dijo una joven desconocida, acercándose a Hermione. -¿Qué tiene una chica tan guapa y joven como tú para estar tan molesta en una fiesta tan maravillosa?-.
Hermione frunció ligeramente el ceño, como si le importara algo estar en el baile, excepto por su misión, pero consiguió morderse la lengua, sabiendo que no sería necesariamente una buena idea enemistarse con una posible votante.
-No puedo decir que sea una gran bailarina-, admitió, -pero me alegro de tener la oportunidad de hablar con la gente en nombre de mi amigo, Sirius Black, puede que hayan oído hablar de él recientemente después de que se descubriera que había estado encarcelado injustamente durante años-.
-Había oído hablar de eso-, murmuró la mujer, -y me alegra mucho ver que por fin alguien ha ganado contra el corrupto sistema legal del mundo mágico. Da esperanza a otros que han sido encarcelados injustamente, aunque desgraciadamente no ayuda a los que fueron asesinados cuando los perseguían-.
-Por desgracia, no-, frunció el ceño Hermione, -aunque Sirius espera introducir algunas reformas radicales en todo el Departamento de Orden Público si sale elegido-.
-Entonces espero de verdad que lo haga-, sonrió la mujer.
-Entonces, ¿puede contar con su voto, señorita?-.
-Hawthorn, Cynthia Hawthorn, y me gustaría que pudiera pero me temo que no voy a votar señorita...-
-Granger, Hermione Granger. ¿Puedo preguntarle por qué no va a usar su voto? Es la única forma en que funciona la democracia, cuando todos pueden opinar, y hay pocos lugares mejores para hacerlo que eligiendo al próximo Ministro de Magia-.
Cynthia sonrió. -No voy a votar porque no tengo derecho a votar. Puede resultarle chocante, señorita Granger, pero perdí toda esperanza de conseguirlo cuando Fenrir Greyback me convirtió-.
-¡Eres un hombre lobo!- Hermione jadeó, luego miró rápidamente a su alrededor al darse cuenta de que alguien podría haberla escuchado, poniendo a esta mujer en peligro.
-En efecto-, sonrió Cynthia, -y las leyes actuales del Ministerio Británico han hecho que me haya perdido bastantes cosas al crecer, al haber sido convertida de niña, por eso estoy muy agradecida por la oportunidad de venir a un baile como éste y por eso espero de verdad que el señor Black gane las próximas elecciones, ya que creo que será la mejor oportunidad que tendremos los hombres lobo de ser vistos como ciudadanos iguales en el mundo de los magos-.
-Greyback te convirtió de niña-. Exclamó Hermione, alzando de nuevo la voz con su enfado. -¡Sabía que ese hombre era un monstruo!-.
Cynthia frunció el ceño. -¿Qué te hace decir eso?-.
-¡Quieres decir aparte del hecho de que te atacó de niña y te obligó a convertirte en hombre lobo!-. espetó Hermione, y el ceño de Cynthia se frunció aún más.
-No me atacó, me mordió, y perdóneme, señorita Granger, pero no puedo evitar sentir como si usted pensara que de alguna manera es algo malo que me convirtieran, si de alguna manera estoy peor ahora-.
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DEAR VOLDIE
FanfictionCon los exámenes acercándose y Umbridge con más poder que nunca, Harry está al límite de sus fuerzas, así que decide intentar escribirle una carta a Voldemort, en un esfuerzo por detener las pesadillas/visiones que, sin duda, no significan absolutam...