Capítulo 50

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Harry pasó el resto del día un poco deprimido. Era un gran contraste con el día anterior, cuando se había sentido lleno de esperanza y alegría. La idea de pasar el resto de sus días con el hombre al que amaba le había parecido un sueño. Ahora, sin embargo, parecía más bien una pesadilla, en la que estaba encadenado a un destino que nunca había pedido. No era una sensación totalmente nueva, aunque eso sólo la empeoraba. Pensaba que había escapado de este tipo de cosas, que se había ganado su libertad, no esperaba acabar encadenado a otra diferente. Una parte de él se preguntaba si no debería marcharse de alguna manera, aunque no sabía realmente cómo lo haría y, desde luego, no tenía ni idea de adónde iría. No era como si quisiera volver corriendo a Dumbledore en cualquier momento. Pero tampoco quería renunciar al Señor Tenebroso. Lo amaba de verdad y no podía imaginarse feliz sin él. La pregunta que rondaba por la cabeza de Harry era si quedarse con el Señor Tenebroso era el menor de los males.

-No veo cuál es el problema-. dijo Ron, cuando vino con los Malfoys y Percy de visita aquella tarde. -¿Casarse y tener hijos es tan importante?-.

-Estoy de acuerdo en lo del matrimonio-, asintió Hermione. Ella también había venido a ver a Mona. -Al fin y al cabo no es más que un trozo de papel. En realidad no afecta a cómo se ven el uno al otro-.

Ron frunció el ceño. -¿Un trozo de papel? ¿No viste la ceremonia de ayer?-.

-¡Es sólo una forma de hablar!- Hermione resopló. -La idea sigue en pie. En el mundo mágico, como mucho, es una marca débil-.

-Bueno, también está el vínculo mágico-, argumentó Ron.

-¿Y cómo ayuda eso exactamente?- replicó Hermione. -Lucius y Narcissa tenían el mismo vínculo, pero no sirvió de nada para mantenerlos unidos-.

-Puede que no sean el mejor ejemplo-, señaló Harry. -No creo que quisieran ser monógamos desde el principio-. Ron asintió.

-Mi punto sigue en pie-, frunció el ceño Hermione. -Estaban unidos mágicamente y se han separado sin ninguna repercusión-.

-Supongo-, suspiró Harry. -¿Crees que la mayoría de los matrimonios acaban así?-.

-No exactamente así-, admitió Ron. -La mayoría simplemente se separan y se montan sus propias vidas, un poco como mi madre y mi padre. Viven en la misma casa y comparten habitación, pero por lo demás pasan muy poco tiempo juntos-.

Eso era ligeramente mejor que tener que ver al Señor Tenebroso pasar tiempo con otra persona, pensó Harry, aunque en su opinión seguía estando lejos de ser lo ideal.

-En el mundo muggle, uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio-, dijo Hermione, y Harry se sobresaltó.

-¡Eso parece mucho! ¿Cómo es que tanta gente comete semejante error?-. Diablos, según esa lógica o él y el Señor Tenebroso o Sirius y Remus romperían y, teniendo en cuenta por lo que Sirius y Remus habían pasado, a Harry no le gustaban sus posibilidades.

-Lo es-, asintió Hermione, -y eso no quiere decir que cometieran errores. Al principio se querían, pero luego se distanciaron con los años. No es algo inaudito, sólo que el mundo muggle es más propenso a admitir abiertamente que su matrimonio dejó de funcionar que el mundo mágico. Tienen una forma de disolver su vínculo, aunque a menudo no es tan fácil. Por eso me alegra no enredarme con nada que se parezca a la permanencia desde el principio. Es mucho más fácil alejarse cuando las cosas inevitablemente terminan así-.

-Pero dijiste que querías hijos, ¿no?-. preguntó Harry.

-No me importaría tener un hijo- respondió Hermione, -pero primero quiero tener mi vida y mi carrera, así que no quiero apresurarme. Planeo ser Ministra de Magia en algún momento y eso llevará tiempo y esfuerzo. No puedo arriesgarme a tener que dedicar mucho tiempo a criar a un niño o me arriesgo a perder mi oportunidad. Me imagino a un imbécil de sangre pura consiguiendo el puesto después de Sirius porque yo estoy hasta el cuello de pañales y luego tengo que esperar hasta que tenga como cien años para tener otra oportunidad-.

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