Hermione volvía a estar encerrada en la biblioteca Avery, rodeada de libros. No era sorprendente a primera vista, después de todo era su forma favorita de pasar el día, pero no esperaba estar sola en aquella biblioteca. Había tenido la intención de investigar en la biblioteca de los Malfoy con Draco, tratando de buscar una forma de combatir algunas de las leyes de los hombres lobo, pero ese plan se vino abajo muy rápidamente. Percy había aparecido y Hermione había supuesto que eso les beneficiaría, sólo que no se había dado cuenta de que Percy y Draco ahora eran novios. No era una pareja que ella hubiera creído que funcionaba al instante, pero al parecer eran muy felices juntos. No estaba amargada por eso, en absoluto, pero era bastante desagradable tener que soportar que se comportaran como enamorados mientras se suponía que estaban investigando.
El colmo había sido cuando Draco dijo que había organizado un picnic en el invernadero. Hermione había supuesto que sólo serían unos sándwiches y patatas fritas, lo que les permitiría hacer una pausa antes de volver a entrar en materia. Se había equivocado, había sido un suntuoso banquete, claramente preparado como una celebración de San Valentín entre los dos y Hermione tuvo que preguntarse si su presencia había sido tenida en cuenta en la planificación. Los dos habían tenido la gentileza de invitarla a unirse a ellos, pero Hermione no se había sentido más que una tercera en discordia durante todo el tiempo. Había comido lo suficiente para calmar el hambre y luego los había dejado solos. Se marchó para decirles adónde había ido, pero teniendo en cuenta que habían estado uno encima del otro cuando ella se fue, Hermione dudaba que la echaran de menos pronto.
Deseosa de darles todo el espacio posible, Hermione les avisó y obtuvo permiso para utilizar la biblioteca Avery en su lugar. No estaba segura de por qué había pensado en esta biblioteca en particular, ya que había muchos sangre pura que estaban encantados de abrirle sus casas ahora que Harry tenía su relación con el Señor Tenebroso. Supuso que era porque era la primera del alfabeto. No es que importara demasiado, ya que muchas familias tenían libros muy parecidos, al menos en lo referente a las leyes vigentes en el mundo mágico. El problema era que las leyes de los hombres lobo estaban muy bien redactadas y ella aún no había sido capaz de encontrar una laguna en ninguna de ellas.
Hermione suspiró, frotándose los ojos resecos de tanto leer tomos polvorientos. El sol empezaba a ponerse, lo cual no significaba que fuera especialmente tarde, no en pleno febrero, pero aun así demostraba que había tenido otro día infructuoso. Aquello empezaba a desmoralizarla y a pensar que nunca encontraría la forma de ayudar. Se quejó y dejó caer la cabeza sobre el libro abierto con un ruido sordo.
-¿Debo deducir de esa reacción que has renunciado a tu empeño de anular las leyes sobre los hombres lobo?-, se oyó un gruñido divertido y Hermione levantó el ceño para ver a Fenrir Greyback que se cernía sobre ella, con una sonrisa lasciva en el rostro. Hermione se sonrojó al darse cuenta de que, aunque inconscientemente, había elegido la biblioteca donde había conocido a aquel hombre.
-¡Claro que no me voy a rendir!- Hermione resopló, esperando que él pensara que el rubor de sus mejillas era producto de la indignación y no de la vergüenza o, Dios no lo permitiera, de la excitación. Había pasado más de un mes desde la última vez que había estado en su compañía, pero su cuerpo aún recordaba muy bien sus caricias. El encuentro que habían tenido en la biblioteca durante el Baile de Navidad de los Malfoys había sido sólo una muestra de lo que aquel hombre podía ofrecerle en forma de pasión y placer y, aunque no habían ido más allá de tocarse por encima de la ropa, una parte de Hermione sentía curiosidad por saber qué más podía haber sobre la mesa. No ayudaba el hecho de que, al parecer, todas sus amigas se precipitaban en sus exploraciones sexuales; incluso el otro día había visto a Ginny y Luna jugueteando. Aunque la parte de su cerebro que se atenía a las normas le decía que debía esperar a tener una relación seria para probar algo así, preferiblemente casada, su curiosidad le picaba por saber si de verdad merecía la pena tanto bombo y platillo.
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DEAR VOLDIE
FanficCon los exámenes acercándose y Umbridge con más poder que nunca, Harry está al límite de sus fuerzas, así que decide intentar escribirle una carta a Voldemort, en un esfuerzo por detener las pesadillas/visiones que, sin duda, no significan absolutam...